26. Insecurities

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-Deja de sonreír así, cariño, me estáis asustando.

Checo miró a su padre, quien le devolvía una mirada mezcla de broma y preocupación. Desde el fallo judicial a su favor, Checo no se había movido de la casa de sus padres, estaba esperando el alta de su psicóloga para poder retomar su carrera de modelo.

-Carlos tiene razón, Chequito, llevas sonriendo como desquiciado desde hace una hora -apuntó su padre, Antonio-. ¿Con quién hablas, hijo?

Checo guardó su teléfono de inmediato, intentando borrar la sonrisa que aún teñía su rostro sonrojado.

-Con Carlos -respondió rápidamente.

-No creo que tu hermano sea el causante de esa sonrisa boba -insistió su padre.

-Tu padre tiene razón, hijo. No nacimos ayer... ¿Quién es el chaval? -apoyó Carlos, su esposo, con un tono suave pero expectante.

Checo hizo un pequeño puchero, sopesando si era buena idea hablarles sobre ello o no.

-No quiero decir que "no es nadie", porque sí estoy hablando con alguien -admitió-. Pero tampoco quiero decir que "no es importante", porque lo es. -Hizo una pausa, observando las miradas pacientes y tiernas de ambos-. Solo que... no quiero contarles aún porque no sé qué tan serio sea.

Carlos y Antonio compartieron una mirada significativa, comunicándose silenciosamente sobre quién debía hablar de amor con su hijo menor.

-Bueno, cariño, no te vamos a presionar para que nos cuentes sobre tu chico -dijo Toño con empatía-, pero quizás es momento de darte "la charla".

Checo se cubrió el rostro y se dejó caer en el sillón con un suspiro dramático.

-¡Dios, no! Ya tengo veinticinco años -protestó-. ¡Para nada necesito "la plática"!

-¡Veinticinco años, ni más ni menos! -exclamó Carlos con fingida sorpresa-. ¿Escuchaste eso, cariño? Nuestro hijo es todo un adulto.

-¡Todo un niño grande! -siguió Toño con una sonrisa.

Ambos hombres se abalanzaron sobre Checo, uno a cada lado, abrazándolo como cuando de niños llamaban a este abrazo un "sándwich helado". Los tres estallaron en risas, y Checo, después de tanto tiempo, sentía que estar rodeado del amor de sus padres era definitivamente lo mejor de estar recuperando su vida.

Sus padres continuaron haciendo comentarios sobre cómo su hijo había crecido, mencionando recuerdos y anécdotas. Sin embargo, en medio de las bromas, Checo no pudo evitar empezar a pensar en su edad y si eso haría alguna diferencia con la edad de Lando.

-Papás... -habló Checo, interrumpiendo el agradable momento-. ¿Puedo preguntarles algo?

-Claro que sí, hijo -respondió enseguida Carlos.

-¿La diferencia de edad... puede afectar una relación? -preguntó Checo con un ligero temblor de preocupación en la voz.

-Creí que no estabas en una relación -comentó Carlos Sr., alzando una ceja.

Antonio le lanzó una mirada de advertencia, indicándole que guardara silencio.

-¿Cuánta es esa diferencia? -preguntó Antonio con un tono suave.

-Bueno... soy mayor por diez meses -respondió Checo, bajando la mirada con timidez.

-¿Diez meses? -Carlos Sr. lo miró como si hubiera escuchado mal, pensando que quizás Checo había querido decir "diez años".

-¡Es casi un año, papá! -señaló Checo con énfasis, como si eso explicara todo-. Podría causar una brecha generacional muy notable.

Carlos Sr. soltó una risa divertida.

-Estamos hablando de meses, cariño, ni siquiera es un año.

-¡Pero es casi un año! -exclamó Checo, dramatizando la diferencia.

-Pero no lo es -le recordó su padre con una sonrisa.

-¡Solo son dos meses de diferencia con el año! -Checo parecía cada vez más frustrado.

-Cada día hace la diferencia entre un mes y otro -replicó su padre, sin perder el tono divertido.

-¿Y si es año bisiesto? -añadió Checo con expresión seria, como si de verdad eso cambiara las cosas.

-Bueno, de ser así, cariño, creo que tú...

-¡Oh, cielos! -interrumpió Antonio, riendo y levantando las manos-. ¡Parece que hablo con dos niños! ¿Cuál es el problema de que seas DIEZ MESES mayor, cariño? -preguntó, enfatizando el tiempo.

-¿No es un problema la diferencia? A veces con Carlos siento que hay una brecha generacional, y eso que él solo es tres años mayor... pero a veces parece todo un señor.

-Pero son tres AÑOS -señaló Carlos Sr., recalcando la palabra con un tono burlón.

Antonio le lanzó un cojín a su esposo, acompañando el gesto con una mirada que claramente decía que mejor guardara silencio.

-¿Te preocupa verte mayor, cariño? ¿Es eso? -preguntó su padre, Toño.

-Tal vez un poco -confesó el modelo, mostrando algo de vergüenza.

-¿Y a él le gustas? -Checo asintió, sonrojándose-. ¿Y a ti te gusta?

-Mucho -susurró en respuesta.

- Entonces, no veo mucho lío. A él le molas, tú también le quieres... ¡pues asunto resuelto! -dijo Carlos Sr., como si fuera la cosa más simple del mundo.

-¡Papá! -protestó Checo, haciendo un puchero.

- Bueno, si lo que te preocupa es parecer mayor, ¡pues enhorabuena, chaval! Con tus rabietas y tus aires de niño mimado, perfectamente podrías pasar por el más crío de los dos -se burló su padre Carlos, dándole un empujón juguetón.

Checo lo miró con fingida indignación, buscando apoyo en Toño, pero solo encontró a su padre riendo del comentario. Aunque no lo admitiría en voz alta, tenía que aceptar que Carlos no estaba tan equivocado.

- Pobre del chaval con el que sales-dijo Carlos Sr. con fingida preocupación-. Tendré que darle un par de consejillos cuando le conozca.

Checo puso los ojos en blanco ante el dramatismo de su padre. Aunque admitía que, en varias ocasiones, Lando había tenido que sortear sus caprichos. ¡Pero eso no era culpa suya! pensaba el modelo. Si Lando quería estar con él, tendría que aprender a lidiar con ellos.

-Cuando quieras presentárnoslo, estaremos encantados, no solo para darle consejos -añadió Toño, sonriendo-. También le advertiremos que debe tratarte como mereces, cariño. Respeto y mucho amor es lo que deseo para ti, hijo.

Checo asintió, sonrojándose, agradecido por el apoyo de sus padres.

-Bueno, ahora espabila, chaval. Tienes que hacer la maleta -dijo Carlos Sr., empujándolo suavemente-. Mañana salimos a primera hora.

Checo protestó, pero se levantó del cómodo sofá. Al día siguiente partirían a Singapur para apoyar a su hermano... y claro, a Lando y Charles en la carrera de ese último fin de semana antes del pequeño descanso de otoño. Checo estaba más que emocionado; aunque quería fingir que era por ver a su hermano y a su cuñado con su nuevo cachorro, Leo, en el fondo sabía que la verdadera razón de su entusiasmo era aquel británico escandaloso, su lindo London.

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⏰ Última actualización: Nov 12 ⏰

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Detest to Adore | Lando & ChecoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora