17. Ride to cry

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Carlos paseaba en bicicleta por las bulliciosas y coloridas calles de Tokio. Si le hubieran preguntado, nunca habría imaginado que esto sería parte de su mañana. Había despertado pensando que pasarían el día en grupo o que, al menos, haría algo con su querido hermano menor. Pero en lugar de eso, Charles, con ojeras y una insistencia poco común, le había presionado para que saliera a hacer ejercicio.

Carlos intentó convencer a su novio de que lo acompañara, pero Charles se negó, algo raro en él. Luego, probó con Lando, pero el británico también declinó. Finalmente, intentó con Checo, pero su hermano no respondía ni el teléfono ni los golpes a la puerta de su habitación. Todo esto le hacía cuestionarse la insistencia de Charles en que saliera a pedalear. ¿Qué estaba pasando?

Mientras seguía pedaleando, Carlos no podía ignorar la sensación extraña que le había acompañado desde el día anterior. Al principio, pensó que la tensión en el ambiente se debía a la evidente atracción entre Checo y Lando, pero ahora sentía que había algo más profundo y oscuro en juego.

Durante la noche, Carlos había notado cómo Charles no podía conciliar el sueño. Se despertaba constantemente y se movía con inquietud, algo que solo sucedía cuando algo le molestaba profundamente. Cuando Carlos intentó preguntarle, Charles lo atribuyó al "jet lag", pero el español sabía que esa excusa era una mentira. Había aprendido, gracias a su hermano, que a veces era mejor no presionar y esperar el momento adecuado.

Pero Checo también había estado extraño. Aunque pasó el día con Lysander, algo en su comportamiento no cuadraba. Se mostraba más reservado, casi sumiso, lo cual no era propio de él. Carlos había notado las miradas que Checo lanzaba a Lando constantemente, y pensó que podría tratarse de sentimientos reprimidos hacia su amigo, lo que explicaría su incomodidad con Lysander presente. Pero, ¿y si era algo más? ¿Algo que Carlos aún no lograba ver?

Y luego estaba Lysander. Aunque no le caía mal, algo en el futbolista le parecía sospechoso. Era como si escondiera algo, una inquietud que no podía ignorar del todo. A pesar de esto, Carlos confiaba en Checo, y si su hermano estaba con Lysander, era porque lo veía como alguien digno de confianza. Sin embargo, una parte de él no podía evitar preguntarse si Checo le contaría si algo andaba mal. ¿Realmente se lo diría?

Joder, pero qué lío... —murmuró Carlos mientras se orillaba en la calle, deteniéndose para secarse el sudor.

Decidió que lo mejor sería seguir pedaleando, tal vez así podría despejar su mente y encontrarle sentido a todo lo que sucedía. Pero su plan se vio interrumpido por una notificación en su teléfono.

"Carlos, ven rápido. Es Checo."

Ni siquiera se detuvo a pensar o a responder. Con sus piernas adoloridas, dio media vuelta y comenzó a pedalear de regreso al hotel lo más rápido que pudo.

[...]

Carlos se detuvo abruptamente en la puerta de la habitación de su hermano, quedándose inmóvil al ver la escena que tenía frente a él. Lysander, el futbolista, estaba atado a una silla, amordazado, y con los ojos llenos de pánico. Charles estaba a un lado, mirando con preocupación, mientras Yuki, con una calma desconcertante, sostenía un bate de béisbol y lo balanceaba lentamente frente a Lysander, como si lo estuviera usando para intimidar.

¿Qué mierda estaba pasando? Pensamientos desenfrenados se arremolinaron en la cabeza de Carlos. Su mirada iba de Lysander a Charles, de Charles a Yuki, tratando de entender cómo se había llegado a este punto. ¿Dónde estaba su hermano? ¿Por qué tenían al futbolista así? ¿Qué tenía que ver Yuki en todo esto? Y lo más preocupante de todo: ¿había sido idea de Charles y Lando?

Su rostro debió haber reflejado una mezcla de incredulidad y furia, porque Charles se acercó de inmediato, tomándolo suavemente por los brazos, intentando tranquilizarlo.

Detest to Adore | Lando & ChecoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora