◦•●◉𖤓| Capítulo 19 |𖤓◉●•◦

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El calor en el departamento de Jungkook era sofocante, envolviéndolo en una niebla de fiebre y confusión. Su cuerpo temblaba, empapado en sudor, mientras su mente se debatía entre la lucidez y el instinto puro. El deseo de correr, de buscar a Jimin, lo invadía con cada respiro agitado. Pero por más que lo intentaba, no podía entender qué era lo que estaba pasando. Su ciclo de celo no debería haber comenzado aún, y definitivamente no así, de manera tan repentina y violenta.

El sonido del timbre lo hizo sobresaltarse. Con mucho esfuerzo, se levantó del sofá, tambaleándose hacia la puerta. Su lobo interno gruñó en advertencia, sintiendo la proximidad de otros Alfas. Al abrir la puerta, se encontró con Taehyung y Namjoon, sus rostros reflejando preocupación y alerta.

-¡Jungkook! -exclamó Taehyung, el primero en entrar, notando al instante el olor espeso que llenaba el aire-. ¡Mierda, está peor de lo que pensábamos!

Namjoon lo siguió, cerrando la puerta rápidamente tras ellos. Su nariz se arrugó ante el fuerte aroma de celo que emanaba de Jungkook. -Sabíamos que tu ciclo no debería haber comenzado todavía. Esto no es normal.

Taehyung rebuscó en su mochila y sacó una pequeña caja con supresores. -Aquí, toma esto. Ayudará a aliviar un poco los síntomas -dijo, entregándoselo a Jungkook con manos firmes pero cuidadosas.

Jungkook tomó la caja con dedos temblorosos, sintiendo el calor de su fiebre quemar aún más fuerte con cada segundo que pasaba. Sin embargo, había una parte de él que se aferraba a la claridad, una parte que sabía que sus amigos estaban ahí para ayudarlo.

-Gracias... -murmuró mientras intentaba abrir el envase-. No sé qué está pasando. Mi lobo está inquieto, como si... -Hizo una pausa, intentando encontrar las palabras adecuadas en medio del caos que era su mente-. Como si estuviera buscando algo... a alguien.

Namjoon, siempre el pensador, asintió lentamente. -Dices que tu lobo está buscando a alguien. ¿Podría ser Jimin?

Los ojos de Jungkook se abrieron de par en par ante la mención de ese nombre. Sintió un temblor recorrer su columna vertebral, su lobo aullando de deseo y frustración al oírlo. -Creo... creo que sí. La última vez que nos vimos, todo se volvió confuso. Sentí algo... una conexión. Como si mi cuerpo lo reconociera de alguna forma que no puedo explicar.

Taehyung y Namjoon intercambiaron una mirada significativa, ambos con la misma pregunta rondando en sus cabezas. La posibilidad de que los ciclos de celo de Jungkook y Jimin se hubieran sincronizado era alarmante. Las coincidencias eran escasas entre Alfas y Omegas con ciclos regulares, y el hecho de que se hubieran adelantado solo añadía más misterio a la situación.

-Ambos parecíamos... como si estuviéramos respondiendo el uno al otro. Su olor era más fuerte, más dulce, y mi lobo... mi lobo quería acercarse a él.

Namjoon frunció el ceño, procesando la información. -Esto no tiene sentido. Los celos de los Alfas y Omegas no deberían adelantarse así, a menos que haya... -Hizo una pausa, considerando cuidadosamente sus palabras-. A menos que haya una conexión más profunda, algo que los esté llamando.

-¿Una conexión más profunda? -repitió Jungkook, confundido. Sus amigos sabían tanto como él sobre los mitos de los destinados, pero eso no era algo que consideraran real, ¿verdad?

-No lo sé -admitió Namjoon, suspirando-. Pero debemos tener cuidado. Y tú necesitas mantenerte bajo control. No podemos quedarnos mucho tiempo aquí; nuestros propios lobos están reaccionando a tu estado.

Taehyung asintió, su expresión seria. -Vamos a dejarte algo de comida y agua cerca, por si necesitas. Pero es mejor que te quedes solo hasta que esto pase.

El instinto territorial de los Alfas se intensificaba cuando uno de los suyos estaba en celo. Aunque eran amigos cercanos, los instintos primarios siempre prevalecían, y lo último que necesitaban era una confrontación innecesaria.

-Entiendo -Jungkook asintió, aceptando a regañadientes la situación. Mientras sus amigos comenzaban a prepararse para salir, se dejó caer de nuevo en el sofá, sus pensamientos aún nublados por la confusión y el deseo.

Una vez que la puerta se cerró detrás de ellos, el silencio llenó el apartamento. Jungkook se dejó llevar por la fiebre de nuevo, su mente llena de imágenes de Jimin. Podía sentir el aroma del Omega, tan real como si estuviera allí con él, y su cuerpo reaccionó al instante, los músculos tensándose de necesidad.

Su lobo interior gruñó, frustrado por la ausencia del Omega, exigiendo que lo reclamara, que lo buscara y lo hiciera suyo. Jungkook intentó resistir, consciente de lo peligrosos que podían ser esos impulsos, pero la intensidad del celo lo consumía por completo.

No podía dejar de pensar en Jimin, en la suavidad de su piel, en el calor que emanaba de su cuerpo, en la forma en que sus aromas se habían entrelazado durante ese momento en la sala de ensayos. Cada pensamiento, cada recuerdo, sólo alimentaba más su deseo, hasta que no pudo soportarlo más.

Su respiración se hizo más rápida, y sus manos se movieron por instinto, buscando alivio en medio del dolor y la necesidad. Sabía que era un alivio temporal, que no resolvería la vorágine de emociones que lo inundaban, pero en ese momento, era todo lo que podía hacer.

Y mientras buscaba consuelo en la soledad de su apartamento, una pregunta seguía resonando en su mente, una y otra vez: ¿Por qué Jimin? ¿Por qué ahora? Pero no importaba cuántas veces se la hiciera, no encontraba respuestas, sólo más dudas y un deseo que no parecía tener fin.

Al final, lo único que podía hacer era esperar. Esperar y resistir, esperando que, de alguna manera, todo esto tuviera sentido pronto.

Cuando el Sol y la Luna Danzan - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora