La mañana siguiente llegó con un aire frío y gris, con una niebla persistente que parecía envolver la universidad en un manto de misterio. El viento helado anunciaba el cambio de estación, pero no era solo el clima lo que hacía que Jimin y Jungkook se sintieran diferentes. Desde el momento en que se despertaron, una sensación febril los había acompañado, una fiebre que no era del todo normal, una fiebre que venía de dentro, como un fuego que comenzaba a arder en sus entrañas.
Jimin llegó al aula sintiéndose extraño, como si su piel estuviera demasiado sensible, cada roce de su ropa enviando escalofríos por su cuerpo. Jungkook ya estaba allí, de pie junto a la ventana, con los hombros tensos y la mandíbula apretada. Cuando sus miradas se encontraron, algo invisible pero innegable pasó entre ellos. Un calor subió por el cuello del omega, una sensación que nunca antes había experimentado con esa intensidad. Jungkook sintió lo mismo, un tirón en su pecho, un latido más fuerte, una atracción magnética que lo empujaba hacia Jimin.
La clase comenzó, pero ni Jimin ni Jungkook podían concentrarse en las palabras del profesor. Todo a su alrededor se volvió borroso, irrelevante. Todo lo que podían sentir era la presencia del otro, la manera en que sus cuerpos respondían a esa cercanía, cómo sus corazones latían en sincronía, cómo sus respiraciones se hacían más profundas. El calor seguía aumentando, una sensación que quemaba y hacía vibrar cada célula de sus cuerpos.
Cuando la clase terminó, los estudiantes se fueron rápidamente, dejando a alfa y al omega solos en el aula. El silencio era ensordecedor, solo roto por sus respiraciones entrecortadas. El aire estaba cargado, denso, casi asfixiante. Jimin se acercó a Jungkook, guiado por un impulso que no entendía. El aroma del alfa era embriagador, dulce, mezclado con algo más oscuro y tentador. Su cuerpo parecía moverse por sí mismo, atraído hacia el como si fueran dos imanes incapaces de resistir.
-Jimin... -la voz de Jungkook era un susurro bajo, ronco por el deseo contenido. Sintió que su control se desvanecía poco a poco. El calor aumentaba, y su cuerpo se tensaba. Sabía lo que estaba pasando. Ambos estaban entrando en celo, y el solo hecho de estar juntos lo intensificaba, el peligro estaba en cada respiración, en cada mirada.
Pero Jimin no podía detenerse. Sus manos temblorosas se levantaron, sus dedos rozando la camisa del pelinegro, sintiendo el calor que irradiaba de su piel. Sus ojos estaban fijos en los de Jungkook, y antes de darse cuenta, estaba inclinándose hacia él, su nariz rozando el cuello del Alfa. Inhaló profundamente, dejando que el aroma lo llenara, lo consumiera. Su lobo interior rugía, queriendo más, queriendo todo.
Jungkook sintió una oleada de calor recorrer su cuerpo. Sus instintos gritaban, su lobo luchaba por tomar el control, pero se obligó a mantenerse firme. Sus manos temblaban mientras agarraba los brazos de Jimin, intentando mantenerlo a distancia, pero el toque del Omega enviaba una corriente eléctrica a través de su piel.
-Jimin, detente... -intentó decir, pero su voz se quebró. El olor del omega era demasiado tentador, demasiado dulce, y todo su ser se encendía con el deseo de acercarse más, de tocarlo, de sentirlo.
Jimin gimió suavemente, su cuerpo pegándose aún más al de Jungkook. Su boca estaba tan cerca del cuello del Alfa que podía sentir el calor de su piel, el pulso acelerado justo bajo la superficie. Quería morder, quería dejar su marca, quería... quería todo de Jungkook.
El alfa luchaba por mantener el control, pero su cuerpo respondía de una manera que nunca antes había experimentado. Cada célula de su ser clamaba por el omega, cada fibra de su cuerpo lo urgía a reclamar lo que era suyo. Pero sabía que no podía, no así, no sin control. Con un esfuerzo titánico, se llevó una mano al bolsillo, sacando su teléfono y marcando a Taehyung.
-Tae, ven rápido... y trae a los amigos de Jimin. ¡Ya! -su voz era urgente, casi desesperada. Sabía que necesitaba ayuda antes de que perdiera completamente el control.
Jimin, sin embargo, estaba completamente perdido en el aroma de Jungkook, sus manos acariciando el cuello del Alfa, sus labios rozando su piel, enviando descargas de placer por ambos cuerpos. Jungkook sintió que su visión se nublaba por un momento, su lobo rugiendo en su pecho, exigiendo tomar el control. Todo su cuerpo se tensó, una mezcla de deseo y necesidad.
Finalmente, la puerta se abrió de golpe, y los amigos de ambos entraron apresurados. Jin y Hoseok se acercaron a Jimin con cuidado, tratando de separarlo de Jungkook. Pero el rubio se aferraba, sus ojos vidriosos, su respiración rápida y superficial.
-Jiminie, ven aquí -dijo Hoseok con voz suave, pero firme.
Jungkook, aún luchando contra sus instintos, se permitió retroceder un paso cuando sintió la presencia de Taehyung y Namjoon a su lado. Su cuerpo temblaba, cada fibra de su ser clamaba por el Omega frente a él, pero logró controlarse.
-Jungkook, vamos -dijo Taehyung con calma, tirando suavemente de su brazo.
Jimin comenzó a llorar, sus lágrimas cayendo suavemente mientras era apartado del alfa. El dolor de la separación era casi insoportable para ambos, y Jungkook tuvo que contenerse para no correr hacia él, para no ceder al deseo que lo consumía.
Los amigos de ambos lograron llevárselos a sus respectivos departamentos, cada uno rodeado de su grupo, preocupados pero sin entender del todo lo que acababa de suceder.
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En el departamento de Jimin, el ambiente era tenso. Jin y Hoseok ayudaron a Jimin a acostarse, aún sintiendo la fiebre que lo recorría. Yoongi estaba de pie junto a la ventana, con el ceño fruncido, intentando descifrar lo que había pasado.
-Esto no es normal -dijo Yoongi, con una voz baja y grave-. ¿Por qué entrarían en celo al mismo tiempo?
-Es extraño, sí... -respondió Jin, cruzado de brazos, pensando-. Nunca había escuchado de algo así.
-¿Creen que es solo una coincidencia? -preguntó Hoseok, aunque sabía que no lo era. Pero no tenían ninguna respuesta clara.
-No lo sé... -murmuró Yoongi, aún observando a Jimin, que dormía con dificultad, su cuerpo todavía en llamas-. Pero necesitamos descubrirlo. Algo está pasando entre ellos, y no podemos ignorarlo.
Todos asintieron, conscientes de que el vínculo entre Jimin y Jungkook iba más allá de lo normal. Había algo más profundo, más significativo, algo que tal vez estaba destinado a ser.
En el departamento de Jungkook, Taehyung y Namjoon estaban igual de desconcertados. El alfa estaba sentado en el borde de su cama, su cuerpo todavía temblando, mientras intentaba procesar lo que había ocurrido.
-Nunca te había visto así, Jungkook -comentó Taehyung con suavidad-. Algo te está afectando, y necesitamos entender qué es.
-Sí... -Jungkook murmuró, con la vista fija en el suelo-. Yo también lo necesito.
Todos sabían que esto era solo el comienzo de algo mucho más grande, algo que cambiaría sus vidas para siempre.

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Cuando el Sol y la Luna Danzan - Kookmin
Hayran KurguEn la academia de danza de la Universidad de Seúl, Jeon Jungkook y Park Jimin son los dos bailarines más destacados, pero con estilos y personalidades opuestas. Jungkook, un alfa dominante, es conocido por su técnica impecable, mientras que Jimin, u...