◦•●◉𖤓| Capítulo 29 |𖤓◉●•◦

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El motor del auto ronroneaba suavemente mientras Jungkook tarareaba una canción que se colaba entre sus labios sin esfuerzo, su corazón liviano por la simple idea de ver a Jimin. Conducía con una sonrisa suave pintada en el rostro, sintiendo cómo cada kilómetro que recorría lo acercaba más al omega. Los faros iluminaban la calle húmeda, el sonido de la lluvia repiqueteaba en el parabrisas y le otorgaba una atmósfera calmada al momento. Iba inmerso en sus pensamientos, imaginando la calidez que sentiría al ver al rubio y cómo su día mejoraría instantáneamente.

El tono de la llamada rompió la paz que hasta entonces había acompañado a Jungkook mientras conducía. Al ver el nombre de su madre en la pantalla del teléfono, sintió cómo su estómago se encogía. Sabía que contestar sería abrir una puerta que prefería dejar cerrada, pero algo en su interior le empujó a aceptar la llamada, casi por inercia.

-Hola, mamá -respondió, intentando sonar neutral, manteniendo la vista en la carretera.

La voz de su madre se oyó clara al otro lado, distante pero afilada, como siempre.

-Jungkook, ¿cuándo piensas venir a cenar? -Su tono era calmado, pero cargado de esa habitual frialdad con la que siempre se dirigía a él-. Hace semanas que no te vemos en casa.

Jungkook suspiró, sintiendo cómo la tensión comenzaba a crecer en sus hombros. Odiaba ese tono, esa presión constante de su familia, siempre exigiendo más, siempre esperando algo de él.

-He estado ocupado -respondió, intentando mantener la conversación lo más superficial posible-. El festival está cerca, y tengo que concentrarme en mis clases.

-Oh, por favor -la ironía en su voz era palpable-. Esos "bailes" tuyos no te llevarán a ninguna parte, Jungkook. No puedo creer que sigas perdiendo el tiempo con eso.

Su mandíbula se tensó. Siempre era lo mismo. Cualquier cosa que no fuera el negocio familiar era vista como una distracción, una pérdida de tiempo.

-Esto es importante para mí, mamá -respondió con un tono más firme, aunque todavía controlado-. Estoy trabajando duro para algo que me importa. No puedes esperar que lo deje todo solo porque a ti no te parece útil.

El silencio del otro lado fue corto, pero denso. Luego, su madre volvió a hablar, pero esta vez con una frialdad aún más palpable.

-¿Sabes qué es lo que realmente importa? Tu futuro. No estos caprichos que no llevan a ningún lado. ¿Cuándo vas a dejar de jugar a ser un niño y empezar a comportarte como un adulto?

La rabia comenzó a burbujear dentro de Jungkook, pero intentó contenerla. Apretó el volante con una mano, sintiendo cómo sus músculos se tensaban más con cada palabra de ella.

-Mamá, no estoy jugando. Esto es lo que quiero hacer, es lo que me hace feliz. ¿Alguna vez has pensado en eso? En lo que yo quiero, no en lo que ustedes esperan de mí.

Su madre soltó una risa fría, casi burlona.

-No se trata de lo que quieres, Jungkook. Nunca se ha tratado de eso. Se trata de lo que es mejor para ti, aunque tú no lo veas. Tienes responsabilidades que cumplir, una familia que depende de ti. El negocio es lo que asegura tu futuro, no esos sueños absurdos que persigues.

La sangre le hervía. Podía sentir cómo la rabia escalaba en su pecho, pero no quería estallar. No, no en esa llamada, no de nuevo.

-Lo único que les importa a ustedes es el negocio -soltó entre dientes, su voz temblando ligeramente-. Nunca les ha importado lo que quiero, nunca han intentado entender por qué hago esto. Siempre es la empresa, siempre es el estatus, siempre soy yo quien tiene que ceder. Pero ya no voy a seguir jugando ese juego, mamá.

Cuando el Sol y la Luna Danzan - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora