El día amaneció gris y frío, con nubes densas cubriendo el cielo, presagiando la llegada del invierno. Jimin se ajustó la bufanda alrededor del cuello mientras caminaba hacia la universidad, sintiendo el aire frío que lo envolvía. A pesar del clima, una sensación cálida persistía en su pecho, un remanente de lo que había sentido durante el ensayo con Jungkook.
Al llegar al aula de danza, Jimin notó que no era el único afectado por el cambio de temperatura. Los estudiantes se congregaban en pequeños grupos, frotándose las manos para entrar en calor mientras intercambiaban saludos y comentarios sobre el clima. Jungkook estaba ya dentro del aula, estirando sus músculos, su rostro concentrado pero relajado. Al verlo, Jimin sintió una punzada de nerviosismo, pero también algo más suave, más agradable.
-¿Preparado para la clase de hoy? -preguntó Jungkook con una sonrisa ligera cuando Jimin se acercó.
-Siempre estoy preparado -respondió Jimin con una sonrisa de complicidad. Había algo en la forma en que Jungkook lo miraba, un brillo en sus ojos que no había estado allí antes, y Jimin no pudo evitar sentir una pequeña descarga de electricidad recorriendo su espalda.
La clase comenzó con su habitual intensidad. La profesora, una mujer estricta pero apasionada por el baile, anunció que la actividad de hoy sería una presentación libre donde cada estudiante mostraría su estilo de baile. La idea era permitir que cada uno se expresara a través del movimiento, sin restricciones.
-Quiero que todos sientan la música -explicó la profesora-. Permítanse ser ustedes mismos y conecten con su público.
A medida que la clase avanzaba, los estudiantes comenzaron a presentarse uno por uno. Había una mezcla de nerviosismo y entusiasmo en el aire. Cuando llegó el turno de Jimin, Jungkook se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared, preparándose para observar. Aunque habían bailado juntos antes, algo en la atmósfera de hoy lo hacía sentir diferente, como si estuviera a punto de ver al omega por primera vez.
Jimin se paró en el centro del salón, cerrando los ojos por un momento mientras la música comenzaba. Su cuerpo se movió con una gracia natural, sus movimientos eran suaves pero llenos de intención, como si cada paso contara una historia. La luz que entraba por las ventanas nubladas parecía seguirlo, iluminando su figura mientras danzaba. Jungkook observó con fascinación cómo Jimin se perdía en su propio mundo, sus movimientos eran como un murmullo de seda, llenos de emociones sutiles pero potentes.
Por un momento, sus ojos se encontraron. Jungkook sintió un latido fuerte en su pecho, como si su corazón respondiera al ritmo de la danza de Jimin. Había algo inexplicable en ese intercambio de miradas, una conexión silenciosa que hizo vibrar el aire a su alrededor. El alfa tragó saliva, sintiendo que sus propios instintos respondían a la presencia del omega, su lobo interior ansioso por acercarse más.
Cuando Jimin terminó, hubo un momento de silencio en la sala antes de que los demás estudiantes comenzaran a aplaudir. Jungkook no pudo evitar unirse, sintiendo una admiración profunda por la forma en que el rubio se expresaba a través del baile. Nunca había notado cuán expresivo era, cómo cada movimiento parecía lleno de propósito y emoción.
Después de unas cuantas presentaciones más, llegó el turno del alfa. Jimin, aún recuperándose de su propia presentación, observó al pelinegro tomar su posición. Desde la primera nota, Jungkook se movió con una precisión y una técnica impecables, cada movimiento era calculado, pero a la vez lleno de pasión. Su energía llenaba la sala, captando la atención de todos. Pero lo que realmente capturó al omega fue la intensidad en los ojos de Jungkook, esa misma mirada que lo había desafiado tantas veces antes, ahora parecía más profunda, más sincera.
Jimin sintió su corazón acelerarse cuando Jungkook giró y sus ojos se encontraron de nuevo. Había algo diferente en cómo lo miraba, como si sus almas estuvieran alineadas en ese instante, conectando de una manera que ambos apenas comenzaban a entender. Su lobo interior respondió a esa conexión, un suave gruñido de reconocimiento que le hizo estremecerse.
Cuando Jungkook terminó, la sala estalló en aplausos. El omega no pudo evitar sonreír, sintiendo una mezcla de emociones que no sabía cómo interpretar del todo. ¿Cómo es que nunca había notado todos esos detalles en Jungkook antes? ¿Cómo podía su estilo tan diferente complementarlo de una manera tan inesperada?
La clase terminó poco después, y los estudiantes comenzaron a recoger sus cosas. Mientras el rubio guardaba sus pertenencias en su bolso, sintió una presencia a su lado. Giró y vio al pelinegro, quien lo observaba con una expresión pensativa.
-Oye, Jimin -dijo Jungkook, rascándose la nuca con cierta incomodidad-. Estaba pensando, ya que estamos trabajando juntos en la coreografía... tal vez podríamos intercambiar números. Para poder coordinar mejor los ensayos y... ya sabes, mantenernos en contacto.
Jimin lo miró, sorprendido por el tono casi tímido del alfa. Después de un breve momento de duda, sonrió y asintió. -Claro, eso suena bien.
Ambos intercambiaron números de teléfono, sintiendo una pequeña chispa de algo más mientras sus dedos se rozaban brevemente. Había una tensión agradable en el aire, una especie de electricidad que parecía hacer que todo se sintiera más vibrante, más real.
-Entonces... ¿quieres ir a desayunar? -sugirió el alfa con una sonrisa juguetona.
-¿Tú me invitas? -respondió Jimin con un toque de picardía en su voz.
Jungkook se rió. -Claro, pero no te acostumbres.
Caminando juntos hacia la cafetería, compartieron sonrisas y bromas ligeras, dejando que la comodidad de su compañía llenara el espacio entre ellos. Había una nueva sensación en el aire, algo que ambos estaban ansiosos por explorar.
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Cuando el Sol y la Luna Danzan - Kookmin
FanficEn la academia de danza de la Universidad de Seúl, Jeon Jungkook y Park Jimin son los dos bailarines más destacados, pero con estilos y personalidades opuestas. Jungkook, un alfa dominante, es conocido por su técnica impecable, mientras que Jimin, u...