◦•●◉☽| Capítulo 30 |☾◉●•◦

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El cansancio del día había dejado su marca en Jimin; después de una mañana agitada en la panadería y horas de clases intensas de danza, sentía cada músculo tensado, pero la idea de la reunión lo motivaba. El ambiente de viernes le daba una energía extra, y aunque había querido descansar, sabía que necesitaba un respiro, y esa barbacoa con sus amigos era justo lo que necesitaba.

Cuando llegaron al restaurante, la atmósfera era cálida, relajada. Todos estaban de buen humor, riendo y charlando mientras se acomodaban en la mesa. Los temas fluyeron fácilmente, desde las clases hasta los futuros proyectos de cada uno. Nam comentó sobre lo difícil que eran las últimas semanas con sus estudios de derecho, lo que generó un par de bromas sobre él siendo el "abogado implacable" del grupo. Jin, siempre tan optimista, mencionó que sus clases de repostería iban bien, aunque admitió que su último pastel había sido un desastre.

-A veces lo que parece sencillo es lo que más se complica -dijo Jin con una sonrisa, recibiendo un pequeño empujón juguetón de Hoseok.

-Al menos tú haces algo que huele bien -bromeó este último-. Mis horarios están tan dispersos que no sé si termino en clase de danza o en la cafetería sin darme cuenta.

Las risas siguieron entre todos, pero algo en la conversación de Yoongi y Tae se destacaba. El omega, normalmente reservado y serio, habló sobre su carrera de productor musical, un tema que generaba cierto respeto en el grupo, dado lo poco común que era para un omega dedicarse a algo así.

-Debe ser increíble poder crear algo de la nada -dijo Tae, su tono admirado y genuino. Su mirada tímida, pero profunda, no dejaba de observarlo-. Siempre he pensado que la música tiene un poder que pocos entienden.

Yoongi levantó la vista y lo observó, un poco desconcertado por el tono del alfa. No era común recibir cumplidos de esa manera. Sintió una sensación extraña recorrerle el cuerpo, como si una corriente ligera le atravesara, y aunque no lo admitiera, se sentía un poco cohibido. Aun así, mantuvo su fachada seria.

-Es solo trabajo duro -dijo, tratando de sonar indiferente, aunque la intensidad en su mirada dejaba entrever que quizás no estaba tan seguro de lo que decía.

Mientras los demás seguían en su propia conversación, Jungkook y Jimin, sentados frente a frente, intercambiaban miradas juguetonas. Esa conexión tácita, ese lenguaje secreto que solo ellos dos compartían, llenaba de chispa el ambiente entre ambos. Un pequeño zumbido en el teléfono de Jimin llamó su atención. Era un mensaje de Jungkook.

"Esto es aburrido, ¿nos vamos?".

El omega tuvo que morderse el labio para no reírse en voz alta, y le respondió rápidamente. Ambos compartieron una sonrisa cómplice antes de que Jimin se levantara, proponiendo salir un momento a por algo caliente.

-Vamos a por bebidas -dijo Jimin, intentando sonar despreocupado.

-Sí, sí, claro -intervino Hoseok, alzando una ceja de forma pícara-. Pero no tarden en volver, no es un hotel para escaparse.

Las risas siguieron, pero Jimin y Jungkook salieron del local con un ligero sonrojo, ignorando las miradas traviesas de sus amigos.

El aire estaba frío, el cielo nublado prometía la primera nevada del invierno. Mientras caminaban, las manos de ambos se encontraron de manera natural, como si ese simple gesto fuera lo más fácil del mundo. Jimin, a pesar de estar algo agotado, sentía una calidez inexplicable en el pecho cada vez que Jungkook lo miraba o le dedicaba una sonrisa.

-¿Cómo estuvo tu día? -preguntó el alfa, su voz suave mientras caminaban juntos.

-Un poco largo, pero bien -respondió Jimin, soltando una pequeña risa-. Aunque creo que esta cena lo está haciendo mejor.

Jungkook sonrió, sus dedos jugando con los de Jimin mientras avanzaban. Llegaron a la tienda de conveniencia y entraron, buscando entre las bebidas calientes. Ambos, sin pensarlo demasiado, optaron por sus clásicos cafés de vainilla y caramelo.

De regreso, en un pequeño callejón al costado del restaurante, el omega se detuvo, levantando la vista hacia el cielo.

-Mira, la luna se ve bonita -comentó, señalando con la cabeza hacia la luz suave que se asomaba entre las nubes.

Jungkook levantó la mirada y, al ver el brillo plateado que apenas rompía el cielo nublado, su pecho se apretó con una sensación cálida. Era como si, en ese pequeño momento, el mundo quedara suspendido solo para ellos dos. Bajó la mirada hacia Jimin, y por un segundo, solo pudo observarlo, ese brillo especial en sus ojos que siempre lo cautivaba.

-Tienes razón -murmuró, acercándose lentamente-, pero no tanto como tú.

Jimin soltó una risa suave, pero sus corazones latían al mismo ritmo. Los lobos de ambos parecían vibrar en armonía, reconociendo algo en el otro que iba más allá de lo físico, más allá de lo explicable. Era una conexión que no necesitaba palabras, algo que solo ellos dos podían sentir.

Antes de que pudiera responder, el alfa se inclinó y, con la misma ternura que había en sus miradas, lo besó. Los labios del alfa se posaron sobre los de Jimin con suavidad, sin prisa, como si el tiempo se hubiera detenido solo para ellos. La sensación de los labios de Jungkook contra los suyos le hizo sentir mariposas en el estómago, una emoción cálida y efervescente que lo invadió por completo.

Justo en medio del beso, los primeros copos de nieve comenzaron a caer, ligeros, casi imperceptibles al principio. Se separaron, pero solo lo suficiente como para mirar hacia arriba, sonriendo al ver cómo la primera nevada caía sobre ellos.

-¿Por qué te ríes? -preguntó Jimin, viendo cómo Jungkook soltaba una risa suave.

-Porque eres lindo -respondió sin más, haciendo que el omega bajara la mirada, sonrojado.

El momento fue perfecto, pero eventualmente, regresaron al restaurante. Al entrar, sus amigos ya estaban un poco más ebrios y los recibieron con bromas por su tardanza.

-¿Se perdieron o qué? -preguntó Jin con una sonrisa maliciosa.

Ambos solo rieron, entregando las bebidas, y el resto de la noche transcurrió entre risas, anécdotas y un calor que, a pesar del frío exterior, llenaba todo el lugar.

Ambos solo rieron, entregando las bebidas, y el resto de la noche transcurrió entre risas, anécdotas y un calor que, a pesar del frío exterior, llenaba todo el lugar

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Cuando el Sol y la Luna Danzan - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora