En la academia de danza de la Universidad de Seúl, Jeon Jungkook y Park Jimin son los dos bailarines más destacados, pero con estilos y personalidades opuestas. Jungkook, un alfa dominante, es conocido por su técnica impecable, mientras que Jimin, u...
Al llegar al departamento de Jimin, ambos parecían más callados de lo habitual. El silencio entre ellos no era incómodo, pero sí estaba cargado de algo nuevo, una tensión nerviosa que ni uno ni otro sabía cómo desactivar. Mientras el Omega abría la puerta, Jungkook no pudo evitar sentir un ligero nudo en el estómago, y cuando la cálida fragancia de vainilla y caramelo lo envolvió, su pecho se relajó casi de inmediato. El lugar olía justo como Jimin: dulce, acogedor, envolvente.
Jungkook inspeccionó el pequeño apartamento con la mirada. Era sencillo, pero tenía un encanto único, lleno de pequeños detalles que reflejaban la personalidad del rubio. Las paredes claras estaban adornadas con fotografías, algunas plantas daban vida a los rincones, y una luz cálida iluminaba el lugar, haciéndolo sentir como un hogar de verdad. Cada rincón emanaba calidez, algo que se sentía tanto en el ambiente como en el aura de Jimin.
Dejaron sus zapatos en la entrada. Jimin, con un toque de nerviosismo aún en sus gestos, fue a buscar una toalla limpia y una pijama.
-Toma esto, puedes ducharte mientras preparo algo para comer -le ofreció Jimin, extendiéndole la ropa-. A mí me queda grande, espero que a ti te quede bien, será mejor que te seques y te cambies. Y si la lluvia sigue así, puedes quedarte aquí esta noche.
Jungkook miró la ropa que le ofrecía y negó ligeramente con la cabeza, aunque con una sonrisa agradecida. -No, no hace falta que me quede. Ya estoy bien.
Jimin insistió, casi con culpa en la mirada. -Por favor, me sentiría terrible si te resfrías por culpa de mi paraguas roto. Sería peor si te vas ahora. Solo será por esta noche, lo prometo.
Jungkook suspiró, vencido, y tomó la ropa. -Está bien. Gracias.
Con la pijama en la mano, se dirigió hacia el baño, sintiéndose extrañamente nervioso. Al entrar, cerró la puerta y dejó escapar un largo suspiro, apoyando su espalda contra la madera por un segundo. Sentía su corazón latir con fuerza en su pecho, una mezcla de nervios y algo más que no lograba identificar del todo. Se desvistió lentamente, y cuando la tibia agua de la ducha empezó a caer sobre su piel, permitió que el calor lo envolviera por completo.
El vapor llenaba el pequeño espacio, y aunque la calidez del agua relajaba su cuerpo, su mente no podía dejar de pensar en lo que estaba ocurriendo afuera. Su lobo vibraba dentro de él, inquieto, pero no de manera agresiva; más bien, estaba contento, satisfecho de estar en ese lugar con Jimin. Había algo casi abrumador en la paz que sentía en ese instante.
Mientras tanto, Jimin se movía por la pequeña cocina, tratando de concentrarse en la comida que preparaba. El aroma de una sopa caliente llenaba el ambiente, y el sonido del agua calentándose en la tetera era un contraste suave contra el silencio que reinaba en el departamento. Sin embargo, por mucho que intentara distraerse con la tarea, no podía evitar que su mente regresara una y otra vez al hecho de que Jungkook estaba en su casa, bañándose, vistiéndose con su ropa. El solo pensamiento lo ponía nervioso, aunque trataba de convencerse a sí mismo de que no estaba siendo impulsivo. Después de todo, solo estaba cuidando de alguien a quien apreciaba.
Cuando Jungkook salió de la ducha, vestido con la enorme pijama de Jimin, el pelo aún húmedo cayendo sobre su frente, el Omega sintió una oleada de calor subirle por el rostro. Se veía terriblemente atractivo en su ropa, de una manera sencilla pero encantadora. Sin embargo, se obligó a mantener la compostura.
-He preparado algo para comer -dijo Jimin, con una sonrisa tímida mientras evitaba quedarse mirando demasiado tiempo.
Jungkook se acercó, notando el delicioso aroma que emanaba de la cocina. -Gracias, pero... ¿tú no te vas a bañar? Tú también te mojaste.
Jimin se encogió de hombros, restándole importancia. -No me mojé tanto como tú. Comeremos primero, y después me baño.
Ambos se sentaron a la pequeña mesa, donde el ambiente cambió. A pesar de los nervios que aún flotaban entre ellos, había algo casi hogareño en la manera en que compartían la comida. Jimin le sirvió una generosa porción de sopa caliente, y tras el primer bocado, Jungkook no pudo evitar sonreír.
-Esto está delicioso -dijo con sinceridad, disfrutando cada cucharada.
Jimin lo miró con satisfacción. -Me alegra que te guste.
El silencio cómodo volvió a instalarse mientras comían, pero ambos eran conscientes de la extraña familiaridad que había entre ellos. Algo en la forma en que compartían esa comida, en la manera en que estaban juntos, les recordaba a una pareja, aunque ninguno se atreviera a decirlo en voz alta.
Después de terminar, Jimin se levantó para prepararles algo caliente. -¿Quieres un café? -preguntó.
Jungkook asintió. -Si puede ser con vainilla y caramelo, por favor.
Jimin sonrió, levantando una ceja juguetona. -¿Otra vez copiando mi café?
Jungkook soltó una carcajada suave. -Es mi favorito, en serio.
-El mío también -admitió Jimin, sirviendo las tazas.
La coincidencia, aunque pequeña, les provocó un leve escalofrío de anticipación. A medida que bebían en silencio, ambos se dieron cuenta de algo: sus olores. Ese mismo café con vainilla y caramelo que tanto les gustaba a ambos era, curiosamente, el mismo que emanaban de manera natural. No dijeron nada, pero sus corazones se aceleraron al darse cuenta de esa conexión sutil pero poderosa.
Más tarde, después de haber lavado los platos juntos, se dio la inevitable discusión sobre quién debía dormir en el sillón.
-Puedes quedarte en mi cama -dijo Jimin-. Yo dormiré en el sillón.
Jungkook negó, decidido. -Ni hablar. Es tu cama, y no puedo dejar que duermas en el sillón. Yo me quedaré ahí.
La pequeña discusión continuó, ambos mostrando su preocupación por el otro, hasta que Jimin, en un arranque de valentía, hizo una sugerencia inesperada.
-Podemos... dormir juntos -dijo, su voz apenas audible, pero clara. Cuando vio la sorpresa en los ojos de Jungkook, añadió rápidamente-. Solo dormir, no pasará nada más. Prometido.
Jungkook, visiblemente nervioso, balbuceó. -No, no pensé que... algo fuera a pasar.
Ambos se miraron por un segundo antes de romper en una risa nerviosa. La tensión se desvaneció, y el acuerdo fue sellado.
Mientras Jimin se bañaba, Jungkook se permitió explorar el dormitorio, notando pequeños detalles aquí y allá, pero sobre todo, dejándose llevar por el aroma suave del Omega que impregnaba el espacio. Sentía una calma inexplicable, como si todo en ese lugar le hablara de paz.
Cuando Jimin salió de la ducha, encontró a Jungkook dormido sobre la cama. Se acercó con cuidado, y con una suavidad que casi lo enterneció, lo despertó para que se acomodara bajo las mantas.
-¿Puedo tomar tu mano? -murmuró Jungkook, medio dormido, y Jimin no pudo evitar sonreír.
-Claro -respondió, entrelazando sus dedos con los de él.
Esa noche, sin darse cuenta, ambos terminaron abrazados, compartiendo el calor corporal en la fría noche de invierno. Sus olores se mezclaron, creando una atmósfera de paz y pertenencia que ambos, dormidos, aceptaron sin reservas.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.