El estudio de danza estaba lleno de movimiento, energía contenida en cada paso. Las horas de ensayo habían dado fruto, y la coreografía comenzaba a tomar forma con una fluidez que reflejaba la química entre los dos. Los ojos de Jimin seguían los movimientos del alfa, atentos a cada giro, a cada cambio en el ritmo, pero también a los detalles, ajustando aquí y allá.
-¿Qué tal si hacemos este cambio más suave? -sugirió Jimin, mostrando una variación en uno de los movimientos.
Jungkook lo observó, siempre receptivo a las ideas del omega. Asintió, probando el cambio y notando de inmediato cómo mejoraba la fluidez.
-Me gusta -dijo con una sonrisa, sus ojos brillando con aprobación-. Hace que todo encaje mejor.
Ambos se movían en sincronía, ajustando detalles, dando sugerencias, perfeccionando el número. Era evidente que se entendían, que más allá de la técnica, había una conexión natural entre ellos que hacía que el trabajo fluyera sin esfuerzo.
-Vamos a repasar una vez más desde el principio -dijo Jungkook, secándose el sudor de la frente. Estaban cansados, pero satisfechos con lo que estaban logrando.
La coreografía fluía con una precisión que, días atrás, les habría parecido imposible. Cuando terminaron la última secuencia, la respiración pesada de ambos llenaba el espacio, pero el orgullo se reflejaba en sus rostros. Sabían que estaban listos.
Unos días después, frente a su profesora, los nervios de Jimin se hicieron sentir por un momento. Pero una vez que comenzaron a moverse, esos nervios se disiparon. La coreografía que habían trabajado tanto fluía con una naturalidad que reflejaba no solo el esfuerzo, sino también la pasión y el entendimiento mutuo. Cuando terminó la pieza, la profesora los observó en silencio por unos segundos antes de hablar.
-Han hecho un excelente trabajo -dijo con satisfacción, su mirada aprobatoria recorriéndolos-. Estoy impresionada, realmente se complementan bien.
El orgullo llenó el pecho de ambos, compartiendo una mirada que decía más de lo que las palabras podrían expresar.
-Nos vemos mañana -se despidió la profesora, dejándolos a solas.
Jungkook miró a Jimin, sabiendo que debía despedirse. Habían logrado lo que se habían propuesto, pero el omega tenía que ir a trabajar en la panadería.
-Hoy no podré ir a buscarte -dijo con una ligera mueca de disculpa-. Mi hermano, Seojin, me llamó ayer para vernos.
-Está bien, no te preocupes -respondió Jimin con una sonrisa, siempre comprensivo-. Es bueno que lo veas.
El abrazo que siguió fue cálido, familiar, ambos sabiendo que aunque sus caminos se separaban por unas horas, pronto se reencontrarían.
-Nos vemos después -murmuró Jimin antes de apartarse lentamente.
El alfa sonrió y le dio un beso rápido en la frente, observando cómo el omega se alejaba para ir a su turno.
Más tarde, Jungkook se dirigió al lugar acordado con su hermano. El restaurante era más elegante de lo que solía frecuentar cuando estaba con Jimin, pero eso era típico de Seojin, quien siempre cuidaba de esos detalles. Al entrar, vio a su hermano ya sentado en una mesa, con una sonrisa tranquila en su rostro.
-Jungkook -lo saludó Seojin, poniéndose de pie para abrazarlo. Había calidez en ese gesto, una familiaridad reconfortante.
El alfa mayor tenía una presencia serena y protectora, algo que Jungkook siempre había admirado. Se sentaron, y pronto comenzaron a charlar de la vida, el trabajo, poniéndose al día como lo hacían cada vez que sus caminos lograban cruzarse entre la ajetreada vida de cada uno.
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Cuando el Sol y la Luna Danzan - Kookmin
FanfictionEn la academia de danza de la Universidad de Seúl, Jeon Jungkook y Park Jimin son los dos bailarines más destacados, pero con estilos y personalidades opuestas. Jungkook, un alfa dominante, es conocido por su técnica impecable, mientras que Jimin, u...