Capítulo 16: Día de descanso

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Para el final de la semana habían conseguido cosechar todo el manzanar, catalogar las manzanas por clase y tamaño, y seleccionar las que serían empleadas para hacer los postres y dulces que las princesas habían ordenado para la "Celebración del Levantamiento del Sol de Verano" en la capital. Por suerte para Applejack, no volvieron a haber más "incidentes nocturnos".

Granny Smith declaró que ese día podían tomárselo de descanso y dar una vuelta por el pueblo, mientras ella iba a visitar a algunos familiares extra que también vivían en Appleloosa, pero que debido a que regentaban algunos negocios no podían unirse a la cosecha, Apple Bloom la acompañaría para asegurarse de que llegaba a salvo y porque quería presumirle su resplandeciente cutie mark a los familiares que todavía no la habían visto.

— Está bien, gente. — Dijo Apple Cider con entusiasmo — ¿Qué tal si celebramos este éxito familiar?

— Venga, vamos al pub. — Diría Black levantando sus patas delanteras con entusiasmo — Yo invito de mi sueldo.

— ¿Cómo que tú invitas de tu sueldo? — Se le quedaría mirando el pegaso — Sois familia, no tenéis que pagar. Todavía puedo permitirme daros ese lujo. A menos que vayas a pedir de las botellas que tienen esas cosas extravagantes en su interior, pues cuestan 500 bits el litro.

— Gracias, Apple Cider. — Diría Sugar Belle — Big Mac me ha hablado muy bien del local. Y también Braeburn, dice que tienes karaoke y recreativas, me interesa lo primero. — Diría ella con la sonrisa bien amplia.

— ¡Una carrera hasta el local! — Exclamaría Braeburn. — El último en llegar tiene que cantar la canción más vergonzosa del catálogo del karaoke.

Todos empezaron a correr, o volar, en dirección al lugar. Big Mac, cortésmente, iba más lento de que los demás para evitar que dicha pena cayera sobre su novia, poco o nada sabía él que AppleJack, y Black, no habían salido corriendo junto al resto de la manada. Ella quería tener unas palabras con Sombra ahora que tenía oportunidad.

— Te has portado muy bien esta semana, "Black", — usaba su falsa identidad pues sabía que ese era el nombre por el que lo conocían los lugareños y no quería causar un pánico innecesario — pero el reloj corre. Hoy será nuestra última noche en la ciudad y tú aun tienes dos importantes promesas que cumplir, no sé si todavía eres consciente de ello.

— Soy completamente consciente, AJ. — Fue respondida con calma — Tan solo, quería ser amable y no hacer incómoda la estancia de la familia... — Ella le levantó la ceja, a lo que él añadió con rubor — más de lo que ya lo hice en la primera noche...

— Quería pedir perdón por saltarte los dientes el otro día. — Se disculpó también — Braeburn me dijo que reconocía la marca de mi casco en tu cara y que te lo había tenido que arrancar mediante interrogatorio... je... es gracioso y casi poético... — Dijo ella con sarcasmo — De ser el más peligroso de Equestria, a ser el pasivo en una relación con el primo de una de tus mayores enemigas. — Sombra no se ofendió, sorprendentemente, pues la yegua solo había relatado la verdad objetiva, tan solo se sonrojó.

Una vez frente al local, Sombra le ofreció a AppleJack que entrase ella primero. De primeras, por educación, este acto estaba grabado a fuego en las muchas manías que poseía; y, en segundo lugar, para que La yegua no tuviera que verse obligada a cantar.

Una vez dentro, AC ya estaba sirviendo las bebidas a las yeguas, Braeburn sirvió un par de mesas, para esperar junto a Big Mac a que Black llegase para subirlo directamente al escenario. Cuando lo subieron, todos los presentes pusieron su mirada en él. AppleJack lo miraba como si pensara "Rayos. Ojalá haber traído la cámara o tener magia para enviárselo a las chicas".

Instintivamente, fue detrás del escenario, donde había algunos disfraces de atrezo y el panel selector del karaoke. De ahí, sorprendió a todos elevando la barra de baile y saliendo al escenario con un chaleco verde que le quedaba hasta pequeño. Fue entonces que empezó a sonar la música y Apple Cider entendió lo que iba a hacer.

El enorme poni dejó a todos boquiabiertos con el espectáculo de sobras y baile, momento que aprovecharía para volver detrás del escenario y ponerse su atuendo de vaquero. Cuando se acercó a la barra, cerro el mentón de la yegua naranja, besó a su poni y se sentó para recibir su bebida.

— Superad eso~ — Dijo desafiante pero con una tonalidad más juguetona.

El resto del día se divirtieron todos juntos. Sugar Belle, subió varias veces al escenario: primero, cantó sola; luego, con su prometido, al que varios ponis empezaron a coquetear, cosa que divirtió un poco a la yegua unicornio magenta; y finalmente hizo un dueto con su cuñada.

Hubo un momento en que Big Mac se fue al aseo para, un par de minutos después, regresar con el tan asustado, como confundido.

— Y es por eso, que si vas al aseo, debes asegurarte que no haya un agujero en la cabina, rojito~ — Bromeó Sombra, pues ya le había pasado un par de veces.

Las horas pasaron, y regresaron a casa. Apple Cider dijo que iría tras la cena para poder despedirse correctamente de la familia. Los Apple fueron a sus respectivas habitaciones para empacar el equipaje en lo que se cocinaba la cena que, esa noche, corría a cargo de Black. Al final, de tanto practicar, consiguió sacar adelante varias recetas del libro que Granny Smith le había regalado un par de noches atrás.

En la mesa, todos agradecieron a las princesas los manjares de aquella noche y AppleJack agradeció que Black no hubiera quemado ni la cocina ni la comida. A lo que todos rieron. Esta vez, Big Mac y Apple Bloom fueron los encargados de limpiar. Black fue al piso de arriba, con semblante preocupado, y se encerró en el aseo.

Allí, se miraba en el espejo, pero no se estaba acicalando, frente a él, apareció el objeto que había ido a buscar unos días atrás a los pies de Bloomberg. Era una corona, SU corona. No obstante, la miraba con miedo, asco y desprecio. Volvió a su reflejo, "Es ahora, o nunca" se decía.

— ¿Black, cariño? ¿Va todo bien? — Lo llamó Braeburn del otro lado de la puerta — Ha llegado AC. Todos están abajo en la sala. — Era su momento, la oportunidad perfecta, estaban todos.

— Sí, Braeby. Todo bien. — Respondió él con determinación —De hecho ve con ellos, yo voy a bajar en dos o tres minutos.

Poco después bajaba a la sala para quedarse en un sillón frente a la familia. Las dudas lo corroían por dentro: si resultaba bien, lo aceptarían tal y quien era; sí salía mal, deshonraría a Braeburn por dar cobijo a un fugitivo y él sería convertido en piedra o desintegrado.

— Al principio de la semana, hice dos promesas a dos ponis aquí presentes. — Pronunciaría para mirar a su novio y a su cuñada, quienes entendieron lo que estaba por pasar — Y, como no se me ocurría una mejor forma de hacerlo, será con una historia. Una jamás contada. Pues al provenir de una época en que la vida era muy distinta, en que la vida era mucho más difícil, y Equestria aun no tomaba nombre y, los ponis, aun no se unían, salvo para acabar con todo aquello que era distinto a ellos, nadie quiso oír al único capaz de contarla.

Los ponis, lo miraron curiosos y perplejos. Lo que habían oído sonaba muy bello y poético, pero al mismo tiempo, era una paradoja imposible, en tiempo y espacio.

— Pero, Señor Black, — Levantó el casco la pequeña Apple Bloom para decir lo que todos pensaban — si es una historia tan antigua, y jamás fue contada, ¿Cómo es posible que usted la conozca?

— Lo sabrás, cuando el momento llegue, pequeña... — Diría mientras jugueteaba con una baraja de cartas de cristal.

Una vez estuvo listo, lanzaría las cartas al suelo, creando un símbolo de proyección mágica que, al activarse, mostraría el Frio Norte Ártico y Lo que parecía el Imperio de Cristal, pero se veía diferente, más... primitivo.

Sombras sobre el manzanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora