Capítulo 30: Descubiertos por un descuido

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En la tarde noche, el grupo de investigación regresó a la casa habiendo interrogado a varios ciudadanos de los llamados "bandos" divididos, varios de ellos en privado, pues no querían ser señalados o represaliados si la cosa no salía bien.

Fueron recibidos primero, por el atrayente olor de la cena; seguido a eso, la pequeña alicornio bebé, quien había oído la voz de su madre, se echaría sobre ellos iniciando el estallido de carcajadas, alertando de su presencia a los demás.

— ¡Hola! — Saludó la princesa del amor — Hemos vuelto. ¿Qué tal fue vuestro... día? — La agradable voz se detuvo cuando vieron al príncipe y al umbrum mirarse fijamente a los ojos con una mirada seria y profunda, como si los hubieran atrapado en medio de una acalorada discusión — Okay, ¿Qué ha pasado esta vez? ¿Por qué parecen estatuas?

— Shhh, alteza. — Dijo uno de los guardias — Su majestad está cerca de llevarse 500 bits en un desafío de miradas con sombra, son los dos que quedan en pie. Las reglas prohíben la magia para mantener hidratados los participantes.

— ¿Cuánto tiempo llevan así? — Preguntó Starlight mirando a ambos duelistas.

— 3, 2, 1... — dijo Great Guard — Dos horas, a partir de ahora es un duelo de desgaste a ver quién tiene la irritación ocular más dañina. — Esas palabras preocuparon a las princesas.

Un par de segundos después, Shining Armor comenzaría a parpadear rápidamente mientras se quejaba del daño en sus ojos. Este admitió derrota cuando por fin vio correctamente a dos cascos de distancia, pero el umbrum ni se inmutó, seguía como una estatua. Su piel no estaba dura, por lo que no había usado un hechizo de auto-congelación temporal, preocupando a los testigos.

— Dame la bolsa con los bits. — Dijo Braeburn sabiéndose el truco que de magia no tenía nada. Se le fue entregada a cantidad y este la dejó caer con fuerza sobre la mesa, despertando al gran ser de su estado casi vegetal.

— ¡Ungh! ¿Eh? — Se sobresaltó —... y por eso las manzanas de Appleloosa son las más jugosas del reino. — Dijo inconexamente y fuera de contextualización — Oh espera, yo estaba en un duelo de miradas, — vio la bolsa — ¿Ya gané?

— Sí, campeón, — lo felicitó con un beso en la mejilla — Ya puedes servir la cena.

— ¿Pero no quedan como dos horas aun? — preguntó confundido.

Los ponis se miraron entre sí, con gran sorpresa pero con mayor preocupación. Sombra no había usado magia para ganar, aun así se congeló como una estatua y regresó hablando de cosas que no tenían sentido alguno, casi como le pasaba a Granny Smith, pero sin dormirse.

— ¿Él... está bien? — Preguntó Fast Moves algo desconcertada pro la escena.

— Sí, lo "está". — Respondería Braeburn con semblante serio, y haciendo comillas con los cascos — Le ocurre desde que lo conozco... también me preocupé al principio. No tiene daños cerebrales, ni nada dañino. El doctor llamó a un colega con experiencia en psicología, dijo que se debe a un trauma reprimido, tal vez haber mirado más de dos veces a la cara a la misma muerte, y a un elevado nivel de estrés interno. Esto provoca pequeñas ausencias durante las cuales, la mitad de su cerebro entra en reposo y pierde el hilo de todo lo que sucede a su alrededor. — Explicó — Sin un estímulo externo suficientemente potente, puede estar congelado de dos a cinco horas. La primera vez, aun tenía los ojos vendados, casi me da un paro cardiaco, pues pensé que se me había muerto de pie de lo rígido que estaba.

— Ya te dije que sentía haberte asustado así... — Diría Sombra habiendo repartido ya las raciones en cada plato.

— Y yo te tengo dicho que no te disculpes por eso. — Le dijo como si fueran padre e hijo. — No puedes controlar cuando ocurre, por tanto no es culpa tuya.

Sombras sobre el manzanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora