Sombras sobre el manzanar

Capítulo 49: Cascos a la obra

El primer día, el equipo del manzanar, se dedicó a retirar los troncos caídos y retirar la nieve que restaba, todavía no era época de nevadas, por lo que dejarla no solo estorbaría, sino que, también dañaría el suelo.

Las tareas estaban distribuidas de tal forma que el trabajo fuera más eficiente: los ponis terrestres de menor tamaño, recogían la nieve; los terrestres más corpulentos, tiraban de las carretas que transportaban los troncos caídos; estos serían cargados mediante la magia de los unicornios, o con ayuda de los pegasos. Para asombro de los guardias que terminaron en este equipo, Sombra, no solo se dedicaría a dar órdenes, también se ató las riendas de una carreta y, formando equipo con los cuatro guardias de cristal, tiró de esta incluso si era la carreta con más carga de todos.

Para la hora de la comida, ya se había limpiado la mitad del huerto. Los troncos que estaban en un estado óptimo, pero no podían ser replantados, fueron enviados directamente al aserradero; los que se caían a pedazos, y las ramas, servirían como combustible para calentar las filas de calderos empleados para cocinar la comida; los excedentes, se guardarían para otro momento o para el invierno.

Al mismo tiempo del inicio de las tareas de reconstrucción, en "El Arcoíris"

La multitud esperaba en la puerta mientras Hawk y Soarin retiraban los tablones de seguridad que bloqueaban las puertas del local. Una vez retirados, Apple Cider, pediría que esperasen a que abriera el cerrojo y comprobase que toda la caja de luces estuviera correctamente apagada, ya era bastante mal trago que el local fuera vandalizado, no querían tener problemas con la electricidad o un posible incendio.

Luego de eso, se dispusieron a cargar el mobiliario destrozado en dos carretas: una, para lo que no tenia arreglo; y otra, para lo que todavía se podía arreglas con un poco de trabajo de carpintería.

Lo más difícil para los ponis locales fue responder el por qué de que hubieran agujeros, y bancas, en algunas cabinas de los aseos, a lo cual intentaron no responder mientras pudieran, pero sería una yegua de la Guardia Real quién, al final, les hizo hablar tras comentar que nadie seguiría arreglando el lugar si no se le mostraba que tenían licencia para ese tipo de prácticas en el local.

Esto no importó demasiado a los Apple, quienes ya sabían del servicio que se ofrecía en el interior. No obstante, algunos Wonderbolt, y guardias reales, que habían participado del traslado de los tablones, cambiaron sus semblantes a unos de desagrado, incluso movían sus cascos asqueados como intentando quitarse lo "sucio" de estos.

Hora de la comida, en la Hacienda de Braeburn

Para el momento de la comida, casi la totalidad del pueblo se juntó en la plaza del pueblo. De nuevo los soldados, y los guardias, se extrañaron de ello, pero su duda se dispersó al enterarse de que era una práctica habitual cuando se celebraban las reuniones de la familia Apple en el pueblo, principalmente, porque gran parte de los habitantes eran Apple o estaban ligados por lazos sanguíneos de dos a cinco generaciones y, además, los Apple gustaban de compartir con todos.

— Parece que el pueblo ha aguantado bastante bien la ventisca de los windigos. — Decía Rainbow Dash — Sabía que no había de qué preocuparse, lo más difícil es la limpieza de los destrozos causados por esos tres en represalia a Sombra.

— Bueno, eso es por lo bien construidas que están las casas aquí. — Le respondió AppleJack — Los ponis ven que construyen con madera y enseguida piensan que se caerán pronto. No obstante, pocos tienen en cuenta que muchos de los constructores del reino son, descienden o han aprendido de uno o varios Apple. No veo que las grandes ciudades se hayan desmoronado, ¿o sí? Diferentes materiales, mismos métodos. Incluso si me dices "Pero es madera. Eso se deshace con el tiempo", no con el tratamiento secreto de la familia Apple.