Capítulo 7: Veo, veo una manzana

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Apple Cider guardó en secreto lo que había pasado y lo que había descubierto. Habían chocado cascos en un juramento silencioso mediante el cual, Black, le confesaría la verdad a Braeburn. Si él realmente lo amaba, sabría perdonarlo y darle la oportunidad de demostrar su cambio. Por fin había recuperado su magia, podía regenerarse de nuevo, y las vendas, aunque era un momento que pasaba junto a Braeburn, ya le aburrían. En la mañana, le daría la sorpresa a su poni especial.

Nada más despertar tocaba el aseo. Como cada semana, ambos ponis compartieron baño por la escasez de agua del pueblo. El alcalde no dejaba de decir que estaba a punto de llegar a un acuerdo con Cloudsdale para que llenasen el pantano que ya estaban por terminar, pero no decía cuándo ni daba detalles. Braeburn ya había hecho el desayuno cuando alguien tocó a la puerta. Era Cider que decía sentir que hoy sería un buen día.

Nada más acabar de desayunar, Braeburn prepararía el medicamento y un rollo de vendas limpias para luego proceder a retirar las viejas. Cuando retiró las gasas se dispuso a echar las gotas en los ojos de Sombra, pero fue detenido por este.

— Braeburn. — Dijo levantando su casco hacia el rostro del poni — Te imaginaba de cierta forma, pero ahora que te veo bien, eres más hermoso de lo que jamás podría llegar a imaginar~

— No digas tonterías, Black. — Decía incrédulo — Eso solo podría ser si pudieras verme...

— Pero te veo, poni tontorrón. — Confesaría él — Veo tu hermoso rostro, tus ojos verde lima mirándome como si te estuviera gastando una broma, tu suave pelaje color pasta de manzana y tu cabello, similar a la cubierta de un pie de manzana recién cortada. — Lo llenó de halagos — Te queda bien el sombrero y el chaleco.

Braeburn lo miraba directamente a los rubís de sangre que eran sus ojos, estaba por llorar, no sabía qué decir y, finalmente, fue su instinto que le hizo saltar encima de él.

— ¡Oh, "Blacky"! — Lo abrazaba con fuerza — ¡Puedes ver! ¡Es un milagro!

— Yo creo que han sido tus cuidados, Braeby. — Le comentó Apple Cider. Es cierto que él estaba ahí. Y parecía que se habían olvidado de ello debido a la emoción.

Cuando Sombra miró hacia el pegaso, pudo observar como este poseía un pelaje de color melocotón, su crin era lila y tenía las puntas de color azul eléctrico. Efectivamente, su cutie mark era tal y como la describió en su relato. Realmente estaba dudoso de si estaba frente a un macho o una hembra, facciones masculinas y fisionomía femenina compartían un mismo cuerpo, dotando a Apple Cider de una apariencia ginomorfa.

Cuando el ambiente se calmó lo suficiente, Braeburn quiso mostrarle el pueblo una vez más, pero ahora podría ver lo que tenía delante y no debía imaginarlo. Y eso era algo que a Sombra le gustaba, pues en su primer examen se había fijado en cada detalle del cuerpo del Granjero, fijando su mirar en la apetecible cutie mark de este, la cual estuvo frente a él todo el recorrido.

Para mediodía, el acompañante pegaso, se fue a continuar haciendo inventario, pues sabía que hoy le llegaba más cargamento de "enseres" para rellenar los dispensadores de los aseos y debía asegurarse que fueran los que había pedido.

Esa tarde se pasó rápida, ambos estaban perdidos en los ojos del otro. Hasta que Braeburn dijo preguntó sobre qué sería lo siguiente.

— Bueno, Manzanita. — Lo llamó Sombra — Había pensado que, tal vez quisieras ayuda con la preparación del rodeo y la próxima cosecha. — Se ofrecería él con una amplia sonrisa en el rostro — Después de todo, sigo sin tener un lugar al que ir.

— Pues ahora que lo dices, sí me vendría bien algo de ayuda... — Dijo para mirar al corcel — Y a ti te vendría bien algo de ejercicio. Te he mimado demás y te has puesto fondón.

Aquello que antaño habría hecho enfurecer al rey, hoy causaron una carcajada difícil de contener. Todo lo que fue aquel día, se redujo a un lapso cuando apoyó su cabeza con la almohada.

— Entonces, Braeburn. — Dijo una voz desde la luna — ¿Cómo se encuentra nuestro "amigo"?

— Parece estar bastante bien, mi señora. — Reverenciaría el corcel — Ha recuperado la visión, jamás había visto tal rojo en otro sitio que no fuera la piel de una manzana. — Respondió — ¿De verdad es tan peligroso? Parecía manso y no dejaba de regalarme halagos uno tras otro... ¿Cree que haya despertado aquello que dormitaba en lo profundo de la oscuridad de su pecho?

— Lo dudo mucho, — Dijo la figura alada — solo me lo creería si pudiera colarme en sus sueños ahora mismo y... — se calló al darse cuenta que había abierto una ventana a sus sueños por la que podía ver. Ventana que fue cerrada antes de que Braeburn pudiera mirar a través de ella.

— ¿Majestad? — La vio tornarse de un rojo pasión — ¿Se encuentra bien? ¿Qué vio ahí dentro? ¿Es seguro seguir con esto?

— Braeburn, — dijo Luna mirando incrédula al granjero — ¿Qué le has hecho al Rey Sombra? — Lo que la princesa vio esa noche no fue revelado, solo ella y Sombra lo saben.

Braeburn, sin embargo, podía hacerse una pequeña idea en base a cómo había reaccionado la princesa de la noche.

Sombras sobre el manzanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora