Aliados

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。 ₊°༺ ✯ ♜ A S P E N ♜ ✯ ༻°₊ 。

Podría decirse que no le tengo miedo a nada.

O al menos es lo que solía decir antes de que descubriera el pavor que le tengo a los espacios pequeños... y a hablar en público.

Lo he superado, obviamente, pero ha sido un proceso largo y complicado, lleno de mil libros con títulos como "venza su pánico escénico", "Di adiós al miedo" y "vende a la mente, no a la gente".

La mayoría eran una basura por completo, por cierto.

Ese no era el punto, sino que tuve que aprender a superarlo porque papá me amenazó varias veces en dejar como su sucesor a mi inexperto hermano menor que no quiere nada que ver con nuestra empresa o historia familiar. Y no podía dejar que eso pasara, ni siquiera por mi bien, sino por el de Dylan. Papá jamás hubiera dejado de insistir y el pobre habría tenido que volver a trabajar en KST unas diez horas al día y ser miserable por el resto de su vida.

Prefiero cargar yo con ese peso.

De todos modos no es que me disguste, en realidad es gracioso tener que soportar a tipos como Logan mirándome mal en cada maldita reunión de los lunes. Sí, he estado dibujando un gatito en mis post-it todo este tiempo, pero tal vez realmente los usaría para notas si este tonto dijera algo interesante y no recitara lo mismo con diferentes palabras por dos largas horas.

Logan me odia, y según él tiene motivos... en realidad no es así. No, al menos no los suficientes.

Aun así, aunque tenga el puesto de lamebotas oficial de la oficina, mi padre lo llama por un nombre diferente cada mañana cuando lo saluda.

Odio los lunes, no sólo por los largos discursos de Logan, sino por la excesiva cantidad de papeles que me da papá para revisar cada inicio de semana. Ese señor está loco, parece que piensa que tengo cinco brazos o que puedo duplicarme con sólo parpadear.

Ojalá sí pudiera duplicarme, enviaría a mi clon a las reuniones de los lunes y me quedaría en mi oficina con una playlist de Taylor Swift a todo volumen. Folklore tiene exactamente la cantidad de drama melancólico que necesito para sobrevivir los lunes.

Pero no, tristemente, el mundo ha decidido que la clonación aún es algo que debe permanecer en Star Wars por ahora, así que aquí estoy, tratando de no bostezar mientras Logan sigue divagando sobre la importancia de la integridad corporativa. Lo dice con una cara tan rara que parece que está a punto de llorar. A veces pienso que ni él cree las tonterías que dice o que papá sólo lo deja hablar para llenar el silencio.

Pero no me estoy quejando, no todo es tan malo. Ser el heredero de un imperio de energía sustentable tiene sus ventajas.

No sé cuáles en este momento, pero estoy seguro de que las hay.

Es curioso, y sé que papá no se da cuenta de lo irónico que es, considerando la cantidad de energía que me roba con todos estos informes que tengo que revisar. El tipo promueve las energías renovables, pero a mí me deja sin batería a mitad de la semana.

Mal chiste, lo siento.

Y más últimamente, con sus miles de quejas sobre lo que dijo la prensa al fotografiarnos juntos a mi y a Carter. Ahora insiste en que estoy traicionando a nuestra empresa. En serio no lo entiendo, él siempre dice que trate de ser cordial con los Crawford, pero cuando lo hago se pone a recitar su ya típico discurso de "No puedes ser su amigo, son nuestra competencia".

Le echo un vistazo al reloj. Apenas han pasado diez minutos desde que empezó la reunión. ¡Dios, me falta una hora y cincuenta minutos más de este infierno! Logan ha pasado de "integridad corporativa" a "desempeño eficiente", lo cual es gracioso considerando que yo no estoy siendo nada eficiente mientras le dibujo bigotes al gatito que tengo en mi post-it.

El robo perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora