Cursi

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。 ₊°༺ ✯ ♖ C A R T E R♖ ✯ ༻°₊ 。

Juro por Dios que me está mirando.

Maldito sobre de Satanás, deja de observarme, llévate mi alma y déjame sacar ese documento de nuevo.

A ver, no es que yo sea cobarde, le tengo un poco de miedo a las alturas, nada grave, pero sé que lograría superarlo si fuera necesario.

Ojalá nunca sea necesario, de sólo pensarlo me dieron ganas de gritar.

Y también ahora, sólo observando ese sobre de KST en mi escritorio, llevo dos días enteros observándolo como si tuviera la fecha exacta en la que voy a morirme.

Quería llamar al socio comercial en Londres, en serio quería hacerlo pero después de intentarlo por toda la tarde terminé lanzándolo encima de todo el trabajo que tampoco he terminado, así que ahora tengo dos problemas, porque aunque quisiera terminar mi trabajo, los documentos que necesito ahora están debajo de ese sobre que se ha convertido en material radioactivo.

Puede que esté exagerando, ni siquiera sé por qué le estoy dando tanta importancia. Después de todo, sería otra de las muchas bromas que le hago a Aspen, estoy seguro de que sólo va a sonreír malvadamente y luego tratar de vengarse.

¿O no?

¿Por qué tengo tantas dudas? No es como si de pronto todo hubiera cambiado, él sigue siendo el heredero del infierno, no me interesa lo que piense, mucho menos cómo se sienta, pero es que no se ha portado tan mal conmigo últimamente...

En la escala de personas mierdas no lo soy tanto, tal vez sólo un veinte por ciento, o un treinta si se trata de cualquier persona que se haya comido la última rebanada de mi pizza, pero no, no soy tan mierda como para lanzarle una bomba después de lo que hizo por mí.

Ugh, no puedo creer que me quitara mi superpoder para vengarme sin sentir remordimiento. ¡Él me quitó a Mills! Hacerme su amigo siempre fue el plan, haría todo más sencillo para que Aspen no desconfiara de mí, y ahora que por fin lo logré tenía que brotar mi ángel de la guarda de la nada para hacerme sentir mal.

Ojalá pudiera ahogar a ese angelito en mi leche con chocolate, es lo único que he tomado en estos días, Andrea dice que me pondré gordo y terminaré rodando durante la presentación en la gala pero no me interesa, es un brebaje sagrado que me hace sentir mejor.

Me recuerda tiempos más simples, cuando tenía ocho y sólo me preocupaba por elegir a uno de los Backyardigans como mi favorito.

El mejor siempre será Pablo, no pienso discutirlo con nadie.

¿En qué estaba?

Ah, sí.

No quiero verlo mañana en la gala.

No quiero y no puedo, al menos que contrate un escolta personal para asegurarme de que no vuelva a besarme, porque gracias a mi nueva faceta de "idiota que no puede vengarse como planeaba" tampoco pude golpearlo cuando se lanzó hacia mí y no pienso dejar que se repita.

Nunca.

Tres golpecitos en la puerta me hacen levantarme de la cama de un salto, es casi un reflejo, mi padre odia que esté acostado sin hacer nada. Ni siquiera cuando me dio una fiebre terrible y no pude levantarme por una semana me dejó descansar. No, me trajo todo el trabajo a casa y me compró una de esas mesitas para la cama para que pudiera usarla como escritorio.

Al menos la mesita es linda, ahora la uso para comer chucherías mientras veo películas tontas.

—Carter, dime si estás desnudo o algo así porque voy a entrar —escucho afuera, me había olvidado de que había alguien en la puerta por estar pensando en mi mini mesa—. ¿Carter?

El robo perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora