Carter Crawford es hijo de un empresario muy importante en Nueva York. Su familia lleva décadas construyendo el imperio que ahora es Craw Energy, un negocio dedicado a las energías sustentables. Carter sigue aprendiendo de sus padres para poder conv...
—Carter, en este momento estoy luchando contra el impulso de sacarte del testamento —replica papá, sin mirarme—. Así que por favor no hables.
Quiero decirle que eso califica como un crimen de odio, pero a papá ni siquiera le interesa si soy gay, sólo si soy estúpido... y para su miserable suerte, sí lo soy. Un poco.
Sólo un poco.
Mamá me ayudó a darle la noticia de Mills ayer en la noche y tuve que esquivar su vinilo firmado de los Beatles con el que intentó matarme. Nada grave. Lo gracioso fue que luego lo pusiera en el viejo tocadiscos del abuelo y "Let it be" sonara a todo volumen por la casa mientras mi padre enloquecía sin poder "dejarlo ser".
Luego de eso gritó como por dos horas, a la hora, mamá, Luka y yo nos encerramos a ver Amas de Casa Desesperadas mientras comíamos palomitas y el helado dietético de mi mamá que sabe a tierra con azúcar.
Por otra larga hora, mi padre siguió gritando groserías, o tal vez maldiciendo el día de mi nacimiento. El vecino vino a preguntar si necesitábamos una ambulancia después de todo el espectáculo.
Estoy seguro de que mis vecinos nunca se aburren.
Veo a Andrea a mi lado aguantar la risa y tragarse el chiste que estaba por hacer cuando papá vuelve los ojos del pasillo hacia ella.
—¿Por qué aceptaron sin consultarme? —pregunta papá, tan emberrinchado como yo a los nueve años, cuando tener un perro robot era lo único que deseaba en la vida—. ¿Mi hijo trabajando con un Kesington?
—¡Ajá! Entonces aún me consideras tu hijo, qué alivio... —murmuro, o tal vez grité.
—Apenas —replica papá, entre dientes. Ahora el emberrinchado soy yo. Olviden el perro robot, quiero ir a robar inversionistas al edificio de enfrente—. Andrea, en serio no creo que...
—Sebastian, siempre he hecho lo mejor para las relaciones públicas de esta compañía, así que creéme cuando te digo que esto es necesario —comienza a insistir Andrea.
Hasta la fecha me sorprende que papá le haya pedido que lo llamara por su nombre en vez de "Señor Crawford". Maldita Andrea maravillosa y perfecta, la llevaré a casa con mamá.
O lo haría, si no fuera porque mi madre la quiere más a ella que a mí y deja de prestarme atención cuando Andrea está presente.
—Carter debe asistir a esa gala con Aspen —continúa, convenciéndose a sí misma y a mi padre con ella—. Esa imagen de "unión" entre ellos nos ha traído un aumento masivo de socios comerciales e inversionistas... si Carter sigue con la farsa un poco más, podría incluso llegar a compensar el haber perdido a Mills.
—Ah, gracias, Andrea.
—De nada, pequeño Car.
Me cruzo de brazos, continuando con mi berrinche. Como la detesto, debo conseguir otra mejor amiga. Pero luego querré criticar a esa nueva amiga y tendré que volver con Andrea para hacerlo.
Así es Andrea, cuando la conoces, no hay cómo escapar de ella. Es como el destino o algo así.
Mi celular vibra y veo el ya típico mensaje de Dany que me hace sonrojarme hasta convertirme en el mismísimo Elmo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
