5 | Shake it off

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My ex-man brought his new girlfriend, she's like, "Oh my God!" but I'm just gonna shake

And to the fella over there with the hella good hair, won't you come on over, baby? We can shake, shake, shake


。 ₊°༺ ✯ ♜ A S P E N ♜ ✯ ༻°₊ 。

"Cómo hacer pretzels caseros" Buscar en google, voy a tener suerte.

He pasado tres horas de mi vida buscando cómo demonios hacer pretzels como si no tuviera pendientes atrasados. Pero al menos cualquiera que pase por fuera de mi oficina y me vea tan concentrado podría concluir que estoy realmente ocupado en algo importante.

Y es que todo es mejor que soportar por tercera vez el discurso de papá por teléfono acerca de "mi falta de ética al robar al inversionista" y bla, bla, bla... Es decir, tiene razón, pero, ¿por qué mencionarlo? Conseguimos a Mills, eso es todo lo que debería importarle.

Okay, sí me siento bastante culpable.

Pero eso no significa que voy a regresárselo a Craw, lo que hice fue estrategia, una muy buena, y me niego a perder terreno sólo porque me siento mal.

Sí.

Puedo aguantar la culpa.

O podría hacerlo si con quien me siento culpable dejara de twittear cualquier estupidez cada siete segundos. Lleva así desde ayer, he pensado varias veces cruzar la calle sólo para quitarle el celular y pedirle que consiga otro hobbie o mínimo que toque pasto.

Carter jamás ha sido mi mejor amigo (y jamás lo será) pero puede y sólo puede que me sienta un poco en deuda con él. Encontraré la forma de compensárselo más tarde.

Tal vez le compre otra dona... o un cerebro.

Escucho pasos a lo lejos y sólo sé quien es por el ruido que hacen sus zapatos. Nadie más utilizaría esas monstruosidades de colores llamativos que suenan como tacones de señora divorciada al caminar.

Sólo Collin.

—Adivina qué me dijo papá —comienza, y sé que esa fue su manera de saludar. No contesto pero lo miro, se ve indignado—. ¡Qué debo mejorar mis combos!

—Oh, una tragedia —susurro, algo sarcástico. De todas formas no me está escuchando—. Pero tienes el cinturón del último campeonato y, ¿no ganaste el oro el año pasado?

—Así es —responde, aunque suena a lamento. Se desparrama en uno de mis sofás para tratar de ahogarse con un pequeño cojín—. Pero al parecer, no es suficiente y soy basura.

—Collin, eres el mejor boxeador que conozco.

—El único que conoces, mejor dicho —murmura, refunfuñando.

—Conozco dos, para tu información.

Suelta una risita pero luego continúa lamentándose y sé que tendré que escucharlo un buen rato quejarse sobre lo malo que es aunque sea una completa mentira. Collin es modesto, pero en serio es bastante bueno. Tenía que serlo, lleva el talento en la sangre. Su padre es James Farland, un boxeador profesional retirado que lo introdujo al mundo del boxeo desde que tenía cinco años, y no resultó nada mal, pues Collin terminó adorando el deporte. Aunque su padre por alguna estúpida razón piensa que desde que salió del clóset sus músculos se desinflarán cada vez que intente luchar o mágicamente querrá besar a todos sus oponentes en vez de vencerlos.

Pensamientos cavernícolas.

—Como sea, sólo pasaba para saludarte y quejarme de la vida. Debo irme antes de que tu padre me vea —dice con una risa incómoda—. No quiero que me grite otra vez, lloraré.

El robo perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora