Gatito

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。 ₊°༺ ✯ ♜ A S P E N ♜ ✯ ༻°₊ 。

Cuando papá decidió mudar la compañía a este edificio, le pedí que tomara en cuenta dos cosas: el tamaño del ascensor y la ubicación de mi oficina.

Por supuesto que no me escuchó, de haberlo hecho, el ascensor no sería ridículamente pequeño y mi oficina no estaría en un maldito piso veinticinco.

Papá nunca me escucha, al menos que se trate de algo que afecte directamente los intereses de la compañía. Siempre he sido como un accesorio para él.

Un gran accesorio, como un broche de hipopótamo con lentejuelas o algo así.

Trato de mantenerme recargado en la esquina del ascensor para que Carter no vea hacia afuera. Él trata de actuar normal, pero sé que está nervioso por cómo se encoge ligeramente, como un pequeño gatito asustado.

De hecho si tiene los ojos de un gato, como ese que volaba en Alicia en el País de las Maravillas. Me dan la misma vibra.

Tiene los brazos cruzados sobre el pecho y mira la pantalla sobre todos los números del ascensor, que indica que apenas pasamos por el piso siete. Espero que no enloquezca, no tengo ni idea de lo que tengo que hacer si alguien le teme a las alturas. ¿Llamar a un paracaidista? ¿A una compañía de colchones? ¿Ponerme a rezar?

—Dios, esta cosa va demasiado lento —murmura, quejándose. Comienza a caminar de un lado al otro, al menos los dos pasos que le permite este pequeño espacio. Suspiro—. Tiene sentido que todas tus neuronas hayan muerto si tienes que soportar esto todos los días.

Pongo los ojos en blanco, el ascensor tiembla ligeramente con cada paso que da Carter.

—Probablemente sería mejor que dejes de hacer eso —le digo, tratando de sonar suave. Sé que si piensa que estoy tratando de ordenarle podría saltar o algo así sólo para fastidiarme—. Carter.

No se detiene, de hecho creo que ni siquiera está escuchándome.

Ah, no. Eso no, no puedo dejar que nos deje atascados aquí.

La posibilidad llega a mi mente y pronto estoy temblando al imaginarlo. Es demasiado pequeño, no podría tolerarlo por más tiempo del necesario.

—¡Maldito ascensor! ¡Sólo ve más rápido!

—Carter, basta.

—Es demasiado tiempo... ¡Estamos muy alto!

El ascensor retumba cuando va hacia el panel numérico y comienza a presionar los botones sin orden alguno, tratando de que se detenga en cualquier piso.

—Tranquilízate, Crawford, ¡harás que se atasque!

—Quiero bajar, usaré las escaleras —murmura, aún no está escuchándome, parece fuera de sí.

Me acerco para ponerme enfrente y bloquear el panel, él trata de empujarme fuera del camino, pero por supuesto que no va a lograrlo.

—¡Muévete, Kesington!

—¡Crawford sólo quédate quieto!

Mi antebrazo ahora está sobre sus clavículas y su espalda impactó con fuerza contra la pared metálica del ascensor cuando lo empujé. Al menos logré que se detuviera, pero no fue lo único.

El maldito ascensor también lo hizo.

—Ay, no... —se lamenta, suena a señora preocupada.

—Oh... mierda —coincido.

Lo suelto sólo un segundo después para dirigirme hacia la esquina del ascensor que tiene la ventana. Siento el pulso de mi corazón acelerarse y me obligo a concentrarme en la sensación del aire que llena mis pulmones cada cuatro segundos.

El robo perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora