7 | ''Slut!''

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In the tangerine, neon light, this is luxury.

You're not saying you're in love with me... but you're going to.

Half awake, taking your chance, it's a big mistake

I said "it might blow up in your pretty face".

I'm not saying "do it anyway", but you're going to.


。 ₊°༺ ✯ ♜ A S P E N ♜✯ ༻°₊ 。

—Creo que la palabra "picnic" es extraña. Sonaría mejor como "pocnic", ¿o tú qué opinas, Kesington?

Opino que Carter jamás debería tomar más de un latte, la cafeína lo hace ser diez veces más irreverente.

—Suena bien de ambas maneras —respondo, viéndolo tratar de acomodarse en el sofá más pequeño, pero termina con medio cuerpo afuera, su cabeza rozando el suelo—. Aunque creo que me gusta más pocnic.

Bueno, también es mi culpa por proponer hablar informalmente antes de comenzar a trabajar. Creí que era una buena idea para eliminar la tensión y la agresividad con la que normalmente nos tratamos, pero no tenía ni idea de los efectos secundarios de la cafeína en su sistema.

Mi error por pensar que todos son como yo, el café no hace más que darme sueño.

—Sí, a mí también —continúa, pensativo—. "Picnic" tiene demasiadas i.

—¿Qué hay de malo con las i?

Carter entrecierra los ojos un momento, con una sonrisa divertida en el rostro.

—Simplemente es una letra que me molesta —responde, pensativo—. Es demasiado delgada, sin carácter.

—¿Como tú? —respondo, alzando una ceja.

—Uy, qué herida tan profunda —se burla, llevándose una mano al pecho de manera teatral, aunque pronto se endereza y cruza los brazos—. Pero no, yo tengo mucho carácter. Demasiado para ti, probablemente.

A pesar de mi intención de mantener las cosas ligeras, no puedo evitar notar que mis palabras parecen haberlo afectado de una manera que no había anticipado.

—Relájate, Crawford. Era una broma —aclaro, desviando la mirada hacia mi escritorio—. Vaya, el exceso de café te pone sensible, ¿verdad?

—No sé de qué hablas, el café no cambia nada en mí.

—Claro —murmuro, alargando las vocales, haciendo como que le creo. Carter frunce el ceño—. Bueno, Señor Latte. Creo que ha sido suficiente de temas de conversación ridículos, ¿estás listo para empezar a trabajar?

Me levanto para buscar mi laptop y no puedo evitar reírme cuando suelta un gruñido. Desparramándose de nuevo en el sofá. Ahora que lo pienso, no se ha levantado en cuatro horas, tal vez su trasero se quedó pegado.

—Oye, este sofá es demasiado cómodo —dice, como si pudiera leer mi mente. Ahora está abrazándolo, o al menos lo intenta. Es como un niño, ahora siento lástima por Andrea y cualquiera que tenga que lidiar con esto todos los días—. ¿Dónde lo compraste?

—Te enviaré el catálogo. Ahora concéntrate —exijo. Vuelve a gruñir, parece un perro—. Vamos a empezar, ya perdimos tres horas.

—No quiero, tengo hambre.

—Carter, aún no es hora del almuerzo, apenas son las doce. ¿Cómo demonios planeas que hagamos esto si no empezamos?

—¿Y tú cómo planeas que empiece si tengo hambre?

El robo perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora