Disculpa

1.3K 176 122
                                    

。 ₊°༺ ✯ ♖ C A R T E R ♖ ✯ ༻°₊ 。


—Joven Crawford, el señor Harrington está aquí para su reunión.

Intento que mi tono de voz no delate lo nervioso que estoy.

—Déjalo subir, Malena, por favor.

Me sacudo un poco, luego doy un par de saltos como perro hiperactivo, pero es que en realidad no quiero hacer esto. No hoy, tengo demasiado que preparar antes de la reunión con el inversionista la próxima semana.

Pero aquí estoy, tratando de arreglar otro de mis problemas, como siempre provocado por Aspen.

Ugh.

—¿Señor Crawford?

Antes de girarme sonrío, o al menos lo intento, aunque lo más probable es que se haya parecido más a la expresión que hice en el baño después de haberme comido unos tacos de pizza que le compré a un tipo raro camino a casa de Will.

—Carter—balbuceo torpemente, aprieto los dientes aún sonriendo cuando me golpeo con la esquina de mi escritorio. Tonto, tonto, tonto—Por favor, llámeme Carter, es un gusto conocerlo.

—El gusto es mío...Carter—asegura, acostumbrándose más rápido de lo que pensaba a llamarme así, me estrecha la mano sin dejar de mirarme. Okay...ya puedes soltarme—Yo soy Maxwell Harrington, pero tú llámame Max, por favor.

—Max—repito, como tonto. Pero la verdad estoy entrando en crisis porque no ha soltado mi mano. Sonrío al ver que lo hace, me suelta para sentarse y yo hago lo mismo. Al fin—Espero que no haya sido difícil encontrar el edificio.

La carcajada que suelta me termina asustando un poco, no sé si está loco o es sordo...tal vez es eso, ¿qué habrá escuchado?

—Dios...—murmura, volviendo sus ojos color caoba hacia mí para mirarme de pies a cabeza. Pensándolo bien, tal vez sólo está loco—Me dijeron que eras gracioso, pero no tanto—me quedo callado y él sigue explicando lo gracioso de mi comentario—Sería imposible no reconocer el edificio, la verdad. Es el más grandioso de la cuadra, ¿no es así?

—Así es—contesto de inmediato, aún obligándome a sonreír, él levanta las cejas.

A este paso, yo soy quien se volverá loco.

Pasa un par de minutos ajustando su equipo, que básicamente consiste en una camarita con un gran micrófono y una tablet que deja sobre su regazo.

—Es un honor tener la oportunidad de entrevistarte. Eres increíble, más de lo que me habían contado.

Qué curioso, ¡tú das mucho más miedo de lo que me habían contado!

—Wow, creo que te hablaron mucho de mí—comento, tratando de ocultar mi incomodidad detrás del pequeño cojín del sofá—Espero que haya sido algo bueno.

—Así es—confirma, aún usando ese tono extraño—Sólo cosas buenas...

Su mano llega a mi rodilla.

—¿Comenzamos con la entrevista?—sugiero, moviéndome y fingiendo que no noto sus manos en mis muslos—Ya es algo tarde.

—Mejor comencemos con otra cosa...

Me levanto.

—Eh...—digo, recuperando la compostura y alejándome un poco— Creo que ha habido un malentendido, aquí.

Él se aclara la garganta, aún con esa expresión satisfecha que me está poniendo los nervios de punta.

—Quizás deberíamos reprogramar —propongo, manteniendo la distancia.

El robo perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora