Capítulo 14: Batalla de un hombre

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Al recobrar la conciencia, Ange gimió al sentir el chichón detrás de su cabeza. ¿Qué había pasado? Lo último que recordaba fue que algo la hizo tropezar en el pasillo y luego...

– ¡Momoka! – gritó, empezando a patear con sus piernas sólo para que sus pies golpearan algo grueso y duro.

Ahora que había abierto los ojos, miró a su alrededor pero todo lo que pudo ver era oscuridad. Ange alargó la mano y sintió otra superficie. Por lo que podía sentir, era como si estuviera atrapada dentro de una especie de caja. Al ponerse de pie, su codo golpeó contra algo duro y largo que cayó contra ella, y maldijo por la sorpresa.

«¡Tengo que salir de aquí! Momoka y Hilda... ¡No puedo dejar que ese DRAGON las mate!» Se puso a golpear los cuatro lados, pero no podía encontrar la forma de abrir su jaula, así que comenzó a gritar. – ¡Hey! ¡Que alguien me saque de aquí!

...

– ¡¿Entonces estás diciendo que los DRAGONS tienen Para-mails?! – preguntó Hilda.

– ¡Exactamente! – respondió Rio. Espiando por una esquina, Rio les hizo un gesto a ella y a Momoka para que lo siguieran, una vez que tuvo la certeza de que no había DRAGONS a la vista. – Y uno de ellos está equipado con un arma de destrucción masiva. Un solo disparo de esa cosa vaporizó un trozo completo de la isla. Cuando salí del centro de comando, el resto del primer escuadrón excepto Salia estaba a punto de salir a enfrentarlos. Pero si no hacemos despegar a Ange y Villkiss antes que esa unidad roja vuelva a disparar, todos estaremos muertos.

– ¿Qué pasó con la Srta. Salia? – preguntó Momoka.

– Jill la envió a soltar a Ange y Hilda. Una vez que encontremos a Ange, saldré a buscarla. – Más adelante, sonaron disparos por otro pasaje y los tres salieron corriendo hacia la fuente. Al girar por la esquina, se encontraron con un escuadrón de las reservas que acababa de derrotar a otro Goleta.

– ¡Capitán, señor! – dijo una al ver a Rio aproximarse.

– ¡Tranquilícense! – les dijo. – ¡Reporte de estatus!

– Los estamos emboscando en cuanto podemos encontrarlos. – dijo la líder. – Por suerte, su tamaño les juega en contra en espacios cerrados, pero siguen metiéndose desde afuera. – Como si quisiera enfatizar su punto, otro chirrido hizo eco por los corredores seguido de un grito y más disparos.

– Entendido. Ahora escuchen todas. Necesitamos encontrar a Ange. Ella y su compañera de celda fueron separadas cuando las atacó un DRAGON. Es imperativo que la encontremos y la hagamos despegar. ¿Alguna de ustedes...?

– ¡Espere un minuto! – interrumpió Momoka. – ¡Escucho algo!

Rio se ahuecó en la oreja, y bajo los sonidos de la batalla que ocurría por todo Arzenal, unos golpes secos que sonaban como alguien pateando una pared se podían oír junto con gritos ahogados.

– ¡Hey! ¡Que alguien me responda!

– ¿Esa no es Ange? – se preguntó Hilda. Siguieron el sonido hasta encontrar un armario de mantenimiento, el cual algo lo golpeaba salvajemente desde adentro. Hilda y Rio intercambiaron miradas confusas mientras Momoka desbloqueaba la manija y Ange cayó frente a ellos, seguida de un montón de escobas y trapeadores. – ¡En serio! ¡¿Nos abandonas para esconderte en un armario?!

– ¡Lady Angelise nunca haría algo tan bajo! – protestó Momoka.

– ¡Por supuesto que no! – jadeó Ange. – ¡Algo me hizo tropezar y luego me noquearon, y cuando desperté estaba allí dentro! No sé por qué, pero... ¡mi anillo! – Ange se quedó lívida al ver su mano vacía y frenéticamente volvió a mirar en el armario, arrojando las escobas y demás productos de limpieza fuera de su camino. – ¡Se llevaron mi anillo!

Cross Ange: El Caballero de HildaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora