Con una ráfaga de aire frío nocturno, las puertas del balcón que daba hacia el dormitorio real se abrieron, y una figura solitaria salió de ellas. Siendo la capitana de la Guardia Imperial de Misurugi, Riza Rundog era capaz de programar los turnos de patrullas de tal manera que le permitía ir y venir como le placiera. Por supuesto, desde que sucedió el ataque en el Pilar del Amanecer, no era como que ahora quedasen muchos guardias a los que tenía que esquivar de todos modos.
Detrás de ella, el Emperador Julio seguía durmiendo pacíficamente en su cama, totalmente ignorante de su ausencia. Inicialmente, ella creía que ganar acceso a la familia imperial sería un reto, pero los deseos secretos de Su Majestad lo habían hecho caer fácilmente en sus manos. Una vez que él le echó el ojo encima y la invitó a su cama, fue un juego de niños seducirlo para convertirse en su mano derecha. Y aunque lamentaba que haberlo hecho significaba sacrificar a sus padres y hermana menor, Riza no podía olvidar su misión. Igual que todos los falsos humanos en su vacía y falsa prosperidad, ellos habían robado lo que no tenían derecho a tomar. Los pecados de sus ancestros llevaban mucho tiempo sin pagarse y la deuda con su gente pronto sería cobrada.
Con una última mirada para asegurarse que nadie estuviera viendo, Riza se despojó de su bata, dejando caer la tela sedosa al suelo mientras extendía sus grandes alas ocultas debajo de ella a toda su longitud. Un momento rápido para quitarse la sensación de rigidez por tenerlas ocultas durante tanto tiempo, y Riza se elevó hacia el cielo. Como una gran ave de presa, despegó a contraluz de la luna mientras sobrevolaba los terrenos del castillo y hacia el Pilar del Amanecer. En la distancia, las luces de la capital imperial resplandecían alrededor de los terrenos del pilar como un anillo de joyas. ¿Acaso algunos de ellos se preguntaban por qué eran tan prósperos? ¿Ninguno de ellos alguna vez cuestionó de dónde venía la Luz de Mana? Tal vez si lo hubieran hecho, podrían haber evitado el destino que les aguardaba.
Aterrizando en un balcón exterior, Riza avanzó con pasos ligeros por los corredores vacíos hasta llegar a la sala de control. Ya que su propia energía no estaba derivada de la "Luz de Mana", sino por las píldoras refinadas de Dracunium que le proveyeron, los sensores del pilar no podían detectar su presencia como lo harían con un humano falso. De pie frente al sistema de control principal, Riza activó el pillar y a través del tiempo y el espacio mismo, la imagen de un templo ornamentado apareció frente a ella en la pantalla. Compuesto de varios escalones, sobre cada nivel estaba posicionada una figura femenina oculta tras una cortina de seda. Y en la cima de todas ellas, una pequeña silueta la miraba desde detrás de una pantalla plegable de bambú.
– Lizardia. – la saludó la Suma Sacerdotisa. – ¿Has tenido algún progreso en tu investigación?
– Así es. – respondió ella. – Por lo que he descubierto, estos humanos renegados se implantan a sí mismos dispositivos cibernéticos que evitan que su sistema nervioso central absorba el poder de Aura.
– ¿Y es por eso que ese hombre no puede detectarlos o controlarlos? – preguntó una figura debajo de la suma sacerdotisa.
– Correcto, Lady Salamandinay. Sin embargo, todavía pueden absorberlo a través de su sistema nervioso periférico. Parece ser que ven el poder de Aura como un arma demasiado útil como para descartarlo por completo.
En la base del templo, había dos figuras sentadas con sus armas frente a ellas.
– Entonces, la verdad es que siguen sin ser más que simples ladrones. – gruñó una, con la mano apretando una de sus espadas gemelas. – Igual que el resto de su especie. Están profanando a Aura abusando de su poder.
– ¿Y qué hay de su relación con las Normas? – preguntó Salamandinay. – ¿Qué has averiguado respecto a eso?
– Es difícil de explicar. – les respondió. – Los humanos tienen un sistema muy complejo respecto a lidiar con las mutaciones de las Normas. Algunas naciones como Rosenblum envían a cada Norma a su base militar. Otros sólo envían una cuota fija, y envían a cualquier exceso a otras instalaciones. La República de Marmeria tiene la política más moderada, enviando a las Normas que exceden la cuota a una colonia penal donde viven en condiciones relativamente pacíficas. En contraste, la Dinastía de Velda aplica eutanasia a cualquier Norma que nazca más allá de su cuota requerida. Esta "Network" sin embargo, parece enfocarse en ubicar y evacuar a cualquier Norma antes de que las autoridades puedan identificarla. Parece ser que hace diez años formaron parte de una alianza con las Normas de Arzenal y los pocos sobrevivientes de la gente nativa de este mundo. Sin embargo, su base central fue localizada, y la mayoría de sus fuerzas fueron aniquiladas. Como resultado, no pudieron participar en el intento de destronar a nuestro enemigo.
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Cross Ange: El Caballero de Hilda
FanficAU del anime Cross Ange a partir del episodio 9. ¿Qué habría sucedido si hubiese un movimiento de resistencia pro-Normas entre los usuarios de Mana? ¿Qué papel habrían jugado, y cómo alteraría su presencia la historia? ¿Y qué tal si uno de sus agent...