Capítulo 19: El juramento de un caballero

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Levantándose de la mesa, Rio se dirigió hacia la cama, donde se sentó en el borde y le indicó a Hilda que se le uniera. Hilda no sabía por qué simplemente no podía decírselo donde estaban, pero hizo lo que le pidió y se sentó a su izquierda.

– ¿Recuerdas cuando estábamos viajando a Misurugi para rescatar a Ange, y te conté sobre mi primer encuentro con una Norma?

– Sí, dijiste que la forma en que la gente reaccionó a una Norma bebé te dejó en shock.

– Fue la primera vez que vi a una Norma. Y la reacción que vi en otras personas fue lo que me hizo empezar a cuestionarme todo lo que me habían dicho sobre ellas. Incluso si las Normas realmente eran tan peligrosas como todos decían, tenerle miedo a un bebé simplemente no tenía sentido para mí.

– Pero aun así creías que eran una amenaza.

– Lo hacía. Y luego, un par de años más tarde, mi padre fue transferido a otra ciudad en la frontera oeste. Fue entonces que conocí a Sarah, y finalmente entendí lo mal que estaba este mundo.

...

La luz del sol se filtraba entre las copas de los aires como pepitas de oro, creando un parchado de luz y sombras sobre el piso del bosque junto con un tinte de verde debido al follaje. Lo único bueno de tener que mudarse cada vez que papá era reasignado era que los exteriores siempre eran diferentes. A Aaron le encantaba explorar el área alrededor de cualquier ciudad donde él y sus padres se mudasen, ya que siempre encontraba algo nuevo, ya fuese el terreno o algún tipo de planta que jamás había visto antes. Era lo más cercano que tenía a explorar mundos alienígenas como Rio Starr.

Con un salto, Aaron se agarró de una rama baja y se balanceó en ella. Al aterrizar, algo que estaba arriba en un árbol captó su atención. Al principio creyó que sería un mono, pero luego se dio cuenta que era demasiado grande, y también que llevaba un vestido. No fue sino hasta que se puso directamente debajo que reconoció quién era. Ya la había visto algunas veces con uno o ambos padres en la ciudad, pero hasta donde sabía no asistía a la escuela ni jugaba con nadie que él conociera. Aparentemente, por lo que su mamá había escuchado en su círculo de chismes, el padre de esa niña era una especie de académico aislado, por lo que la educaban totalmente en casa.

– ¡Hey! – la llamó. – ¿Qué estás haciendo?

Al hacerlo, ella lanzó un grito de sorpresa y perdió el equilibrio. Pensando rápido, Aaron levantó un escudo de Mana para atraparla, pero en el instante en que ella la tocó, la barrera se hizo trizas como si fuera vidrio. Antes de poder recuperarse del shock, ella había aterrizado encima de él y ambos colapsaron en el suelo.

– Ugh... ¿qué pasó? – se preguntó. En respuesta, Aaron sintió algo encima de él y al mirar arriba se encontró con los ojos verdes de la niña que le había caído encima. Con un chillido ahogado, ella se alejó de él y se puso contra el árbol, y fue en ese momento que la realización finalmente lo golpeó. – Tú... rompiste mi Mana. ¿Eres... eres una... Norma?

Mientras la observaba, los ojos de la niña se llenaron de lágrimas.

– Yo... lo siento. – sollozó. – No fue mi intención romperla. Por favor, no le digas a nadie.

Ella se movió temblando ligeramente. Aaron miró hacia abajo, y notó que su tobillo izquierdo estaba amoratado e hinchado. Probablemente se lo torció durante la caída. Aaron se acercó para ver más de cerca, y ella se encogió de miedo tratando de alejarse. ¿Realmente era una Norma? Toda su vida le habían dicho que las Normas eran peligrosas y violentas. Que se suponía que eran poco más que perros rabiosos. Y ahora, aquí estaba una frente a él, completamente aterrada de él.

Cross Ange: El Caballero de HildaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora