Capítulo 7: Regreso a casa

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Mientras volaba el vehículo de Tusk sobre los bosques al sur del Pilar del Amanecer, un destello a estribor de repente captó la atención de Ange. Echó un vistazo y vio que se acercaba volando a ellos un vehículo aéreo de diseño similar al de Tusk. Su piloto le hizo señales con un espejo y le indicó que lo siguiera.

– ¿Lady Angelise? – preguntó Momoka. – ¿Quién es esa persona?

Ange no respondió. Le habían mentido y traicionado demasiadas veces en los últimos días como para confiar fácilmente en nadie, especialmente en un completo extraño que, por lo que sabía, podría haber sido contratado por Julio para llevarle su cabeza.

– No lo sé. – dijo Ange finalmente. – Pero revisa a Tusk en busca de cualquier arma. Si este tipo es una amenaza, no vivirá lo suficiente para lamentarlo.

No era como si ella y Momoka tuvieran muchas opciones en ese momento. Además, todavía tenía demasiadas preguntas que necesitaban respuestas. Girando el vehiculo, siguió a su guía mientras las llevaba hacia el este, por encima de los Jardines del Amanecer y más allá del Palacio Imperial, hasta que la playa se hizo visible. A su alrededor, otros vehículos se les unieron, incluyendo a dos que llevaban al hombre con casco y la mujer que habían hecho un alboroto en la horca cuando Tusk cortó su cuerda.

Mientras formaban un perímetro a su alrededor, el piloto del vehículo líder les indicó que aterrizaran, y Ange descendió sobre la arena. Los otros hicieron lo propio mientras el piloto líder, un hombre enorme y con poderosos músculos, les indicó que se dieran prisa.

– ¡Todo mundo muévase! – les ordenó. – Sólo tenemos una ventana de un minuto. ¡Quiero que estas mujeres salgan de aquí ahora!

Desde el vehículo líder, la mujer que vio en la horca saltó, y su cómplice que venía con otra mujer hizo lo propio. Ambos se detuvieron junto a Ange y Momoka mientras los otros corrían hacia donde habían ocultado algo entre la vegetación, cubriéndolo con camuflaje que al retirarlo reveló una especie de tráiler.

– ¡Ustedes tres, adentro, pero ya! – ladró el líder. – Y llévense a Tusk con ustedes. Rio, engánchale el Skyhook. Las coordenadas ya están programadas en el Auto Navegador.

– ¡Esperen un minuto! – dijo Ange. – No pienso ir a ninguna parte, hasta que alguien me...

Ange fue interrumpida cuando la mujer con casco la agarró bruscamente del brazo.

– Por una vez, "Princesita", ¡no discutas y haz lo que te dicen!

Esa voz, y esos ojos violetas detrás del visor. No había duda en la mente de Ange de quién estaba debajo. Reacia, Ange hizo lo que le dijeron, y ella y Momoka agarraron a Tusk y lo arrastraron por la arena hacia el tráiler. El cómplice de Hilda, entretanto, se montó en el vehículo de Tusk cuando el sujeto a cargo de repente le señaló con el dedo.

– ¡Aún no hemos terminado! – le advirtió antes de volver a su propio vehículo.

Las tres chicas ingresaron por una pequeña puerta en el frente, arrastrando a Tusk detrás de ellas y dejándolo tendido en el suelo mientras el hombre con casco enganchaba el vehículo de Tusk al tráiler y lo conectaba con varios fuertes clicks.

– Todo mundo, abróchese los cinturones. – dijo mientras el vehículo y el tráiler se elevaban de la arena.

A través de las ventanas, Ange observó cómo los otros despegaban en sus propios vehículos antes de esparcirse en diferentes direcciones. Pronto, Misurugi quedó atrás, muy lejos de ellos, y ahora volaban a salvo sobre el océano.

Adentro del tráiler, Ange se había quitado la túnica que Julio le había obligado a ponerse, y se vistió con una camiseta limpia que encontró en un compartimiento del techo, encontrando alivio al poder quitarse algo de la suciedad que todavía tenía. Lo mejor de todo, la camiseta era lo bastante larga para caerle por debajo de las caderas y preservar su modestia.

Cross Ange: El Caballero de HildaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora