Epílogo: Siete años después

8 0 0
                                    

En las ruinas de lo que alguna vez fue la capital del Imperio Misurugi; un mosaico revuelto de madera, metal y estructuras de piedra había sido erigido en el campo y las tribunas de lo que alguna vez fue el estadio de Iaria stadium del instituto Ho-o. Desde los rincones de la devastada ciudad, sobrevivientes se habían reunido aquí en masa, en el asentamiento conocido como Nueva Angelise. Sobre la pared del estadio, molinos de viento atrapaban la brisa para generar energía y alimentar las bombas de agua construidas en el exterior del estadio, para regar los parches de jardines que los rodeaban.

Desde la ventana de sus aposentos, en lo que había sido una vez la cabina privada de la familia imperial, Sylvia se mantenía vigilando el área que la rodeaba. Exploradores y patrullas afuera en la ciudad enviaban avisos en caso de que hubiera bandidos dirigiéndose hacia acá, pero ella prefería mantenerse ocupada. Tras el cataclismo que dejó todo el mundo en ruinas, Sylvia había reunido a los sobrevivientes que pudo encontrar, y se dispuso a tratar de rescatar lo que pudo de la civilización. Tras siete años de duro trabajo, Nueva Angelise había logrado mantener su estabilidad, cuando otros asentamientos habían fallado o fueron aniquilados por las pandillas de bandidos que rondaban por la tierra desecha.

– Lady Sylvia, su té está listo. – dijo Sakura.

Desde que el palacio fue abandonado, Sakura había sido su compañera y confidente más cercana, de la misma forma que Momoka lo había sido para Angelise. Aunque desearía que Sakura dejara de usar el título "Lady" con ella. Después de todo, su título real era otra parte de su antigua vida que Sylvia había dejado atrás hacía mucho tiempo.

– Gracias. ¿Ha habido alguna noticia de Rosenblum?

– Una caravana acaba de llegar. Le enviaré el reporte cuando lo haya compilado.

Aparte del asentamiento de Sylvia, Misty Rosenblum había logrado establecer su propia colonia en los remanentes del Castillo Imperial de Rosenblum. Hasta ahora, Misty Grounds era la única comunidad grande que pudieron encontrar, pero al menos era algo. Mientras se sentaba para tomar su té, alguien tocó a la puerta que llevaba a las escaleras.

– Adelante. – dijo.

La puerta se abrió, y entraron dos personas. El primero era el Alguacil Schwartz, un antiguo oficial de policía que lideró a un grupo de sobrevivientes hacia el norte de Misurugi. Al establecerse con el grupo de Sylvia, Schwartz se convirtió en el jefe de seguridad del asentamiento, y estaba a cargo no sólo de la ley y el orden, sino de defender a los habitantes contra los ataques de bandidos. La otra persona era Hilda, una chica de la edad de Sylvia que fue recogida por el grupo de Schwartz junto con su madre. Hilda se había convertido en la amiga más cercana de Sylvia después de Sakura. Especialmente ya que el pie de manzana de su madre era una de las pocas cosas que Sylvia se permitía disfrutar.

– Srta. Sylvia. – dijo Schwartz. – Vine para avisarle que hemos localizado el escondite de los bandidos que han estado atacando nuestras caravanas en Banagher. Me llevaré un escuadrón para encargarme de ellos ahora.

– Muy bien. – asintió Sylvia. – Por favor tenga cuidado, alguacil.

– Y yo vine para decirle que el huerto de mi mamá ha producido algunas manzanas frescas. Eso significa que esta noche tendremos pie de manzana caliente. Vendrá a probar un poco, ¿verdad?

– Por supuesto. – Sylvia sonrió. – Ya sabes que nunca rechazaría esa invitación.

Hilda se marchó, aunque Schwartz se quedó atrás para observar la pintura en el muro, un retrato de Angelise que Sylvia había rescatado del castillo.

– Mucha gente todavía piensa que ella es el demonio. Pero usted no. – murmuró el alguacil. Sylvia sacudió su cabeza con tristeza.

– No. Mi hermana no se merece nada de eso. Aunque el mundo jamás la perdone, yo sí lo haré. Y si la gente está en desacuerdo conmigo, son libres de marcharse por su cuenta. – dijo Sylvia. Schwartz frunció el ceño y cruzó los brazos. – ¿Sucede algo, alguacil?

Cross Ange: El Caballero de HildaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora