𝙔𝙤𝙪𝙧 𝙙𝙖𝙢𝙣 𝙥𝙪𝙥𝙥𝙚𝙩.

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33| that we are supposed to be?

podía sentir las manos de Park dentro de su camisa, descansado deliberadamente en su cintura mientras lo besaba con besos tiernos y apretones en sus manos.

era su parte favorita siempre que estaban juntos, pues causaba una sensación demasiado familiar dentro suyo; de pronto la paz era lo único que sentía.

el mayor repartía besos por toda su cara, sonriéndo de por medio, sintiendo como su corazón se vendaba cada vez más y más.

—En unos meses es su cumpleaños. — escupió de la nada Kim, mirándolo directo a los ojos—. ¿Hará algo?

negó rápidamente sin apartar su mirada en él.

—No me gusta festejar mis cumpleaños, Sunoo.

—¿Por qué no?

hizo una linea con los labios mientras miraba sus piernas, luego simplemente se quedó admirandolo.

acercó una de sus manos hasta la cara del menor, quitando todo rastro de su cabello de la cara, sonrío satisfecho.

—Es algo... complicado de entender.

—Uhm, bueno.. ¿Y no haría una excepción... por mí? — se quedó callado mientras mordía su labio inferior impaciente—. Quiero decir, va a ser el primer cumpleaños que pasó con usted. ¿Sabe? Y.. quiero que sea un día especial, que se olvide de sus otros cumpleaños y...

—Ya se, cállese.

replicó, sonriéndo a medidas mientras lo agarraba de la cara y lo besaba con tanto amor por repartir.

—Lo pensaré.

respondió aun sin quitar sus manos de los mofletes de Kim, eran una adicción.

pudo sentir como entre sus manos se arrugaron, y al ver la cara de Sunoo, tenía una sonrisa tan feliz y contenta que irradiaba felicidad por todo el departamento.

no pudo no sonreír al verlo como sus ojitos se achinaban y casi no se veían, como sus perfectos y alineados dientes relucía, o del como sus mejillas crecían mil veces más al sonreír.

amaba verlo sonreír.

pensó, mientras que sus miradas no dejaban de decir mil cosas que no podían decirlo aunque estuviesen solos.

—¿Lo va a pensar?

—Si, Sunoo. Sí.

—¿Lo promete?

levantó una de sus manos que estaba sobre el muslo de Park y cerró todos sus dedos menos el meñique.

Park pensó en como el frío invadió su muslo al haber abandonado el calor de las manitos de Kim, luego simplemente paso a mirar su mano con sorpresa, sus ojos, y por último miro su propia mano que descansaba ahora en la cadera del menor.

—¿Qué?

preguntó un poco fuera de si.

—¿Promesa de meñiques? — mascullo ahora él fuera de sí, no podía ser que no lo conociera—. ¿No sabe cuál es, siquiera?

preguntó bajando su mano en señal de rendición.

la perdición era con Park, a veces se le olvidaba que era cinco años mayor que él, bueno ahora cuatro.

y que también había pasado mayor parte de su vida fuera de Corea, y en estados unidos, aunque las promesas de meñiques era a nivel mundial, no todos lograban entender el significado del porqué lo hacían.