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31| make you mine .

Seonwoo nunca ha sido el típico chico que se revele ante su madre, la realidad era que le tenía bastante temor por ser una mujer de tan solo treinta y seis años, pero su temperamento era algo que no le hacia gracia a absolutamente nadie, incluso el poco tiempo que su padrastro llegaba a casa, tan solo se mantenía serenó al verla enojada porque estaba cansada de que nadie nunca le ayudase en la casa. lo cual era completamente mentira, Sunoo siempre que podía y tenía tiempo libre del colegio, ayudaba con los deberes en casa, o como cuando ella tenía turnos nocturnos y sabía que llegaba cansada del hospital, limpiaba todo para ella.

aunque en cierto modo, los comportamientos que Seonwoo ha tenía últimamente por todas las peleas con Sunghoon, lo ha vuelto un tanto.. pretencioso, quizá. así que su humor no era algo irrelevante, menos cuando tenía a una mujer con su período yendo detrás suyo todo el rato mientras lo regañaba por la mas mínima cosa.

dios bendito, que suerte tuvo Suna al escapar de está casa. pensó.

tenía toda la razón cuando decía que cuando está mujer se levantaba irritada, hacia que toda la casa se sienta un infierno completo.

estaba cansado de que estos últimos días se haya estado desquitando con él porque discutió fuertemente con su padrastro, se suponía que era su hijo, no su juguete anti estrés, tampoco era como si estuviese pasando un momento de maravilla, aunque sabia que era una gran mentira el decir aquello porque los problemas con Sunghoon ya se habían solucionado, así que de cierto modo su humor habia mejorado bastante.

fue por eso que simplemente comenzó a discutir con ella porque estaba cansado que se la haya estado agarrando con él, no tenía ni la mitad de culpa lo que sea que haya pasado ciertamente.

—¡Pero esa no es razón para desquitarme conmigo, mamá! ¡Y lo sabes!

ironizó, estaba de mal humor ya.

—¡Tengo razón y sabes que es verdad!

sus argumentos poco validosos ya eran un poco menos asquerosos de escuchar.

mentiras.

—Ah sabes que, estoy cansado de que te la pases de mal humor todos los días, lo mejor será que me vaya a casa de Suna. A ver si ahí no me molestas.

—¡Tu harás lo que yo diga, jovencito! ¡Tienes diesiseis años, no dieciocho!

rodó los ojos mientras subía las escaleras, está iba detrás suyo mientras le seguía gritando, preparo una muda de ropa en la primera mochila que agarró, tomo su cargador y una campera fina, pasando por su lado y bajando las escaleras tan rápido sus pobres pies se lo permitieran, se puso las zapatillas y antes de salir habló:

—Espero que por lo menos pienses y no llames gritándome, mamá.

hastío, salió antes de que le volviese a gritar, tomando el camino mas corto para llegar a la parada de autobús, necesitaba olvidarse de todo ello, distraerse porque sentía que en cualquier momento iba a estallar.

en el camino fue mirando hacia la ventana, ese día el cielo estaba hermoso así que simplemente se sentó a deleitar sus colores celestiales.

está vez el autobús no tardo mucho, y eso ciertamente le reconfortó porque lo que mas estaba anhelando en ese mismo instante, era tener compañía.

𝙔𝙤𝙪𝙧 𝙙𝙖𝙢𝙣 𝙥𝙪𝙥𝙥𝙚𝙩. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora