Eran cerca de las cinco de la tarde cuando Gonzalo me dejó en la posada. La lluvia se detuvo y dejó un rastro húmedo y fresco en el pueblo. Se sentía como si todo volviera a respirar, o quizá era solo yo que me sentía demasiado enamorada.
Que me siento muy enamorada.
Mónica llega a eso de las ocho de la noche, deja su maleta a mi lado y sonríe. Me habla sobre su viaje, sobre su familia, sobre algunos compañeros de trabajo con los que se encontró, sobre su paso por el hospital para saludar y me cuenta que nos esperan ansiosos. También me comenta sobre una noche que salió a bailar con un chico que conoció por una App y mil cosas más mientras se ducha, se cambia y se echa a la cama.
Casi una hora después, me mira desde su cama y pregunta.
—¿Y tú?
No respondo enseguida, le doy mil vueltas a esas palabras.
—Estoy enamorada —afirmo entonces.
Mónica se sienta en la cama como si tuviera un resorte en el trasero.
—¿Qué? ¿Qué sucedió, Amaru?
Entonces le cuento todo con lujo de detalles, y también le hablo de mis emociones y de las sensaciones que he vivido. No me callo nada porque confío en ella y porque necesito un consejo de alguien que me conoce tan bien como Moni.
—Amiga, ¿por qué no se lo dices?
—Porque él no me ve de esa manera —respondo.
—Pero si me dices que te dijo que le gustabas y que también sentía deseo por ti —replica.
—Eso no es suficiente, él solo quiere pasar el rato, yo no busco eso. Además, hacer eso solo hará las cosas más difíciles entre nosotros, Moni. No quiero perder su amistad.
—Yo creo que Gonza siente más cosas por ti, Amaru. Solo basta con ver cómo te mira, lo mucho que le importas, todo lo que ha hecho en este pueblo movido por lo que tuvieron...
—No lo sé, Moni, sería demasiado complicado... Arua le habló sobre lo difícil que sería una relación conmigo.
—Pero ¿por qué?
—Porque aquí la gente nos conoce, Moni. Yo no puedo pedirle que él aparezca por la casa de mis padres pintado con colores brillantes y envuelto en plumas para pedir mi mano a mi padre a cambio de que me una a él. No puedo darle una relación normal de novios, de esos que salen a tomar un café o se ven en la casa de uno de los dos, eso no estaría bien visto y podría acarrear problemas a mis padres y a mi familia. A mí ya no me interesa mucho lo que piensen algunas personas de la tribu, pero ellos siguen siendo parte de eso, si me deshonran a mí, deshonran a mi familia.
—¿De verdad van pintados y con plumas?
—Sí, se usa un traje especial de guerrero para llegar a la casa, al posible novio lo acompaña un hombre que puede ser su padre o su hermano y que da la cara por él, es como un testigo.
—¡Oh! ¡Me gustaría ver algo así! —explota emocionada.
—Concéntrate —digo y ella asiente divertida.
—Dile que vaya a la ciudad, véanse por allí hasta que decidan qué hacer —responde Mónica.
Niego.
—Él tiene una reputación aquí, quiere ser intendente. La tribu es importante para que lo elijan, si algo sale mal él también perderá el apoyo de gran parte de la comunidad indígena.
—¿Por qué los seres humanos somos tan complicados? —inquiere Mónica—. ¿Por qué debe ser tan difícil estar con alguien que amas solo porque pertenece a otra raza? El amor es el idioma universal —añade romántica. Sonrío, me gusta su manera de ser, su forma refrescante y sencilla de ver el mundo—. Dile lo que sientes, habla con él.
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El verano que derritió tu corazón
Storie d'amoreUn verano para conocerse, Ocho veranos para enamorarse, Muchos veranos para odiarse, Y un último verano para reencontrarse. Amaru y Gonzalo son como el agua y el aceite, a simple vista no tienen nada en común más que el amor por la naturaleza y por...