42

61 4 0
                                    

(borrador sin apenas correción)

El dormitorio queda en completo silencio, uno tenso, denso, tóxico y doloroso, uno que me asfixia y arde. Arde, pero no tanto como mis dedos, que continúan en fuego, al igual que el resto de mi cuerpo, que permanece en llamas debido a la rabia.

Miro con rencor a Mazikeen, que intenta controlar el huracán que ha desatado fuera, seguido de las inundaciones, pues los gritos de los plebeyos han delatado los desastres causados por su furia.

Furia que no debería sentir.

Aqui la unica que esta siendo engañada soy yo.

La única que va a acabar sumida en la depresión tras las que espero, sean sinceras confesiones, seré yo, pues él, seguirá en su papel de que nada le afecta, nada le hiere y todos le temen, mientras yo me hundía en el lodo y temblaba de frío.

Me acerque al balcón, donde minutos antes Lituan hacía rabiar a mi esposo, ahora la que está de rabiar soy yo, que sentía todo con una potencia mayor, percibía el ambiente con desdén, con ganas de quemarlo, estaba tan harta de todo.

Veo a Mazikeen acercarse con suma lentitud a mi lado.

No hablo, no discuto y no me quejo.

Permanecemos en silencio, mi vista esta fija en el profundo bosque que derrepente me parece más terrorífico de lo que recordaba, aunque pasó mucho tiempo mirando mi alrededor, creo que nunca prestó atención a los detalles.

Ahora me fijo en las ramas moviéndose, en los cuervos revoloteando, ahogándose en la espantosa lluvia, que continúa cayendo, al igual que los rayos, que solo se han intensificado.

Por el rabillo del ojo veo como Mazk trata de acercar su mano.

—Ni se te ocurra —ladro aguantando el fuego en mi interior.

—Querida...

—No vuelvas a soltarme una mentira, porque te juro que quemaré toda la ciudad —Me giro hacia él, furiosa—. ¡Empezando por este maldito castillo!

Los hilos recorren mi cuerpo y yo solo quiero dejarlos salir, que se liberen y envuelvan el reino, lo hagan arder y que me abrasen a mi también.

—Hay cosas que es mejor que no las conozcas.

—¿Esa va a ser tu única respuesta?

Silencio.

—¡Respondeme! —grito, enfadandome cada vez más.

—Alexis... —Trata de agarrarme la cara, pero lo evito, dando varios pasos para atras.

—¡¿Qué me estás ocultando?!

—Alexis...

Ahora soy yo la que me acerco a él, temblando de rabia, golpeó como una desquiciada su pecho mientras grito, grito una y otra vez, descargando todas las emociones que tengo dentro.

—Necesito que me lo cuentes —Sollozo y continuó golpeándole, no logro moverlo ni un centímetro, pero yo continuo—. ¡¿Por qué siempre soy yo la lerda?! ¡"No te oculto nada, querida"! ¡Mentira tras mentira! ¡¿Verdad?!

Las lágrimas queman cuando caen por mis mejillas, el odio que tengo ahora mismo esta destrozando todo mi interior, mis emociones son demasiado fuertes y no soporto el profundo dolor en mi pecho.

—Querida, por favor —Trata de acercarse de nuevo, de acariciarme, vuelvo a apartarme—. Te lo aclarare, de verdad, es complicado, no quería que desconfiaras.

—¡¿Y qué crees que has hecho?! ¡¿Cómo se supone que ahora crea tus palabras, cuando están llenas de engaños?! —Mis gritos estarían despertando incluso a los artesanos de Niko de Dioses, aun asi, mantuve mi tono, cargado de desesperación—. ¡Me has mentido, me prometiste que no era verdad! ¡Me hiciste pensar que estaba cargada de prejuicios! ¡¿Por qué lo hiciste?!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 12 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mazikeen #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora