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-Engaños y orgasmos-

" ..., y aveces un pecado es la entrada al paraíso... "
—Juan Miguel Zunzunegui


La reunión ya había acabado, ahora estaba sentada al lado de Selene, que junto a Lilith e Irvenne, trataban de convencerme del plan propuesto. Llevamos casi dos horas así, planeando cómo destrozarle la reputación a Lituan. Apenas comenté la situación, no creí que les importara lo que opinaba. Ciertamente, me negaba a esta situación, me parecía terrorífica. Estaban debatiendo cómo cargarse la vida de mi hermana, no podía permitir algo así, aun sabiendo que ella quería hacer lo mismo con la mía.

Mire asustada a las presentes y con un fuerte suspiro dije:

—No sé si mi moral me permite hacer esto —Todas giraron sus cabezas con dramatismo, leí en su expresión cómo me juzgaban.

—Preciosa —comenzó Irvenne, tratando de convencerme—. Tienes que entender la situación. Tu hermana está haciendo todo lo posible porque te odien. ¿Eso no te molesta?

—Sí, ella me repudia, pero yo no puedo hacerle eso, sería demasiado cruel.

—Lo que ella hizo y está haciendo sí que es cruel, Alexis.

—No pasa nada, esas cosas son normales en ella.

—Eso no lo justifica —respondió Irvenne, tratando de agarrar mi mano, la aparté con rapidez, no quería su compasión.

—No, no lo hace, pero ella está cegada, solo quiere el título y hará todo lo que pueda para conseguirlo —susurre.

—Tú sí que estás cegada, deja la moral de un lado, eres la reina Alexis, no puedes permitir que nadie te hunda de esa manera.

—No me veo capaz de matarla o de hacerla daño.

—Ya lo has hecho antes. ¿Cuál es la diferencia?

El recuerdo de la joven campesina siendo atada a ese poste se me viene a la cabeza, me revuelvo del sillón, incómoda.

—Es diferente, Lituan es mi hermana.

—Sí, y ella está cometiendo actos mucho más horribles que esa joven, debes ser justa con tus castigos —había comentado Lilith.

—Lo de esa joven no era un castigo, era...

—Una venganza —interrumpió Selene con una pequeña sonrisa—. Fue por celos, ¿cierto?

Me muerdo la lengua para no maldecir, acto que le saca otra sonrisa a la dama de la muerte.

—No te lamentes, esa campesina no era nadie importante —su mano se posó en mi hombro—. Y aunque lo fuera, eres la reina, puedes hacer lo que te plazca.

—No fue por eso, la joven me faltó el respeto — murmuré incómoda—. Pero ese acontecimiento no viene a cuento, no tiene nada que ver. Lituan es mi hermana y no me veo preparada para hacerle daño.

—Ya se lo has hecho —ataca Lilith—. El otro día, en vuestra reunión, te burlaste de ella, de sus pensamientos, de su puesto, de su reputación. No te estoy juzgando, solo señalo los hechos.

—Ella trataba de hacerme sentir incapaz, fueron ataques justificados —dije mientras dudaba si eso era cierto.

—¿Entonces necesitas un primer ataque para reaccionar? —había preguntado Selene.

—Necesitas justificar el daño que haces —las palabras duras de Irvenne se me clavaron en el corazón.

—El primer ataque, ya ha llegado, Alexis —dijo Lilith, dejándome sin posibilidad de pensar en las palabras de la dama del desamor—. Primero, las cartas al rey, luego el mensaje y ahora el intento de anular tu título. Lleva tres movimientos, corazón, debemos empezar a jugar.

Mazikeen #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora