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-Lujuria y masacre-

"Vamos a mezclar amor y rabia"

Cada día me harto más de mi soledad, antes podía soportarla, pero últimamente es lo que más detesto, ese sentimiento de estar encerrada no se iba a ir. Por las ventanas podía ver a todos los guardias, más de cuarenta, custodiando que no saliera del palacio.

Ahora, tirada en la alfombra, acurrucada entre mis brazos, lloraba desconsolada, el mensaje era horrible espantoso, me causaba náuseas, mareada decidí sentarme nada más llegar, no aguantaba el dolor en el pecho, uno lleno de arrepentimiento, de dolor, montones de pájaros habían muerto por mi culpa, ese trato a lo mejor no era tan terrorífico.

No era tan descabellado, mi día a día estaba siendo una pequeña tortura. Desde pequeña era así, me era muy complicado el tomar decisiones o el gobernar. Cuando me encargaba, a veces, del ejército, se me hacía complicado, en algunos aspectos, en la mayoría.

Y ahora que no podía usar la magia, me sentía totalmente encerrada, pues antes de que pasara todo esto, a escondidas de Madre, sí que resolvía todos mis problemas internos, desfogándome con la brujería, esta era muy versátil y difícil de manejar, se presentaba solo cuando mi cuerpo y ser, estaban concentrados en ella, también debía de presentar una fuerte emoción, de lo contrario, no funcionaria bien los hechizos.

Las damas inmortales, éramos magas, desde siempre, pero a las cuarzo se las negaba, se les retiró de forma estricta, debido a que ellas son mortales convertidas, no son de sangre bendita, por eso se las relaciona con los desterrados, porque no son puras.

Las Ruby son una mezcla de los dos, hijas de Zafiro y Cuarzo, a ellas se las acepta como brujas de segunda, se les permite trabajar con ella, siempre que una Zafiro lo acepte, y nosotras solo lo hacemos cuando es en defensa o para abdicarle la inmortalidad a otro ser, está dentro del reglamento de Nika, que es obligado a instruir en todos los reinos, creyentes o no.

Pero a mí, jamás me dejaban, a mí ni a mis hermanas, éramos desde pequeñas enseñadas a reprimir nuestra naturaleza, y cuando eso no funcionaba, nos hechizaron con polvo de la isla del honor, para cegar ese instinto. En cambio, los hombres grises, tenían el poder de los milagros, algunos podían hablar con los espíritus y fantasmas, controlaban a estos a su antojo y podían desencadenar fuertes tormentas, olas, sequías, epidemias y rebeliones.

Por eso está la teoría de que cuando el rey maldito está enfadado, las tormentas se vuelven más potentes. Una teoría cierta, siempre que él estaba cabreado, la lluvia comenzaba a arrasar con todo. En cambio, cuando la dama de la muerte se enfadaba, el malestar de la población se volvía presente. La gente caía desplomada por la enfermedad, no se conocían más seres con esas características, pero los había.

Estaba la creencia de que la Reina Nika, era la descendiente de los cielos, del sol y la energía, por eso llevamos casi diez siglos seguidos con escasa iluminación, se pueden hacer pequeños conjuros para revertir el efecto, pero es una gran labor para las damas Ruby, quienes no están dispuestas a colaborar demasiado, todo esto lleva al odio entre clases.

Por eso ahora el sentimiento de culpa cuando juego con los hilos en mis manos, los enredo entre mis dedos y creo formas abstractas, recordando pequeños patrones, memorizando la posición de cada patrón, mañana lo repetiré, las manos me pican, pero aguanto el dolor, el hechizo de Fátima debe de desvanecerse pronto.

Necesito calmarme de alguna manera, así que concentro todos mis sentidos en eso, mi pulso se mantiene y voy creando una especie de colmena de líneas desiguales, que palpitan y queman, miro fijamente esa bola y la elevo con cuidado, la sostengo y trato de jugar con ella, manteniendo el equilibrio de mis manos, aguantando la fuerza contraria.

Mazikeen #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora