36

105 4 7
                                    


-Ave fénix-


"Le hablé tanto a la noche de tu rostro que ahora 

sueña con cambiar sus estrellas

por tus pecas."


No puedo dormir, mi cabeza está por matarme, me tortura poco a poco y eso acaba conmigo, lo tengo claro, incluso antes de intentar buscarle una solución. El frío de la noche me atrae y me revuelvo entre los brazos de Mazikeen, buscando escapar de su agarre.

Después de varios intentos lo logro, necesito un rato a solas, necesito un momento para mí, un momento para reflexionar, para entender, para liberarme de este aura de culpabilidad que tanto me asfixia.

Me coloco una bata negra antes de salir de la habitación, es larga y fina, no me cubre del horroroso frío que azota por la madrugada, pero oculta mi desnudez de los más pervertidos.

Voy a los jardines, saludo a algunos guardias somnolientos mientras me acerco a mi rincón favorito, la sala del piano. No pienso tocar ahora, no quiero despertar a nadie, solo quiero mirar el cielo desde un lugar más aislado.

Me acomodo en uno de los asientos y contemplo la noche, a través del techo de cristal, se aprecian cada una de las estrellas. Cuento las que veo mentalmente y sonrío cuando me pierdo por séptima vez, tengo sueño, pero ahora no quiero dormir.

Mi mente divaga bastante últimamente, es como si una zona estuviera en calma, descansando, tranquila y feliz, como si me apoyara. En cambio, la otra es despiadada, me recuerda constantemente todo lo que he hecho mal, todo lo que he causado, todos mis fallos.

Es como tener a Madre, pero en mi cabeza. Recordándome que soy una mujer miserable. Todas las horas, todo el rato, sin descansar. Me recuerda a cada inmortal al que le he arrebatado su más preciado tesoro, su capacidad de permanecer en el tiempo. Me recuerda que he interferido en los planes de la muerte. Que he jugado varias veces con ella. Que todos los días batallo con ella. Que me he casado con ella. <<Que te has enamorado de ella>>.

Cierro los ojos y suspiro, agotada por todo, la picazón en mis manos continúa y yo no lo podré aguantar mucho más, necesito soltar un poco de mi magia. Necesito soltar todo este dolor, toda esta frustración. Es como si mis emociones se transmitieran a través de la brujería, de mi brujería. Nunca indagué en mi historia, en mi pasado. ¿A mi familia le ocurrirá igual? ¿A todas las brujas les pasará lo mismo? El pensar que estoy unida a cada ser mágico me aterra, pero el pensar que todos ellos tienen el mismo poder que yo, me provoca escalofríos.

Escucho unas pisadas, giro mi cabeza hacia la puerta y me encuentro con la sombra de Mazk, acercándose a mí. 

—¿Por qué diablos no estás en nuestro cuarto? 

Me aclaro la garganta. 

—Necesitaba despejar mi cabeza —digo casi susurrando.

Él se acercó a mí y agarró mi rostro entre sus manos.

—¿Qué te está ocurriendo, pajarito? —murmura con voz ronca y áspera—. Siempre te encuentro apagada.

Fijo mis ojos en los suyos y veo su preocupación.

—Estoy un poco afectada.

Nuestras miradas bailan por nuestros ojos.

—Debo quitarte carga diplomática, iré yo a los juicios y tú al consejo real —Niego rápidamente.

Mazikeen #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora