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Ahí estaban, sentadas en la plaza central de Morgoria, a punto de tener una conversación seria sobre lo sucedido en la cueva.

-¿Qué se supone que es esto Irina? Porque yo no lo se.

-Yo tampoco lo sé, pero aprovechémoslo mientras dure, ¿no crees?

Caroline asintió con ternura y con miedo al mismo tiempo.

El peso de la culpa persistía, como una sombra incesante que no la dejaba tranquila. La tarde anterior, Irina le había asegurado que todo estaba bien, que no había motivo de preocupación, pero Caroline no lograba deshacerse de la sensación de haber cometido un error.

Mientras caminaban juntas en silencio, apartadas del resto del grupo, Caroline intentaba encontrar las palabras adecuadas, pero todas se le atascaban. Sentía que su interior era un torbellino de emociones que no sabía cómo gestionar.

Irina sentada a su lado, estaba observándola de reojo, como si aguardara el momento en que Caroline decidiera romper el silencio. Sin embargo, no la presionaba, le otorgaba el espacio que necesitaba. Era algo que siempre valoraba de Irina, su habilidad para estar presente sin invadir.

Finalmente, Caroline no pudo soportarlo más. La miro de repente, inhalando profundamente, como si las palabras que estaba a punto de pronunciar le pesaran más de lo que deberían.

-No puedo seguir pretendiendo que todo está bien -murmuró, con la mirada fija en el suelo-. Irina, lo que ocurrió ayer... lo que hice...

Irina la miró, sin sorpresa, pero con una calma que parecía interminable. Se arrimó un poco más, pero no pronunció palabra. Esperaba, como si supiera que Caroline necesitaba liberar lo que llevaba dentro.

-No puedo dejar de pensar en ello. -Caroline levantó la mirada, sus ojos reflejando una mezcla de confusión y culpa-. El beso... no fue justo para ti. No debí hacerlo. No sé qué estaba pensando.

Irina frunció el ceño, pero no con enojo, sino con preocupación. -Carol, ya te lo dije ayer. No fue algo tan grave. No tienes que castigarte por ello. No estoy enfadada, ni te juzgo. Además, más de una vez pensé en hacer lo que tú hiciste ayer.

Caroline se abrazó a sí misma, como si intentara protegerse de sus propios pensamientos. Sabía que Irina decía la verdad, pero eso no aliviaba la culpa que la atormentaba. No comprendía por qué había actuado de manera tan impulsiva, cuando su corazón seguía atrapado entre tantas emociones no resueltas. William seguía presente en su mente.

-No lo comprendes -dijo Caroline, con la voz entrecortada-. No sé lo que deseo. Me siento desorientada. No sé si fue un simple error o si tiene un significado más profundo, y no es justo que tú te veas involucrada en todo esto. -Hizo una pausa, respirando con dificultad-. No estoy bien. Y no quiero que pienses que puedo manejarlo con facilidad, porque no es así.

Irina se acercó un poco más, lo suficiente para que Caroline pudiera sentir su calidez. La tomó suavemente de los brazos, forzando a Caroline a mirarla a los ojos.

-No es necesario que lo sepas todo en este momento -le dijo Irina, con una voz suave pero decidida-. No tienes que tener todas las respuestas. Soy consciente de que estás atravesando muchas dificultades, y no espero que lo resuelvas todo de inmediato. Lo que ocurrió ayer... no fue una tragedia, Carol. Solo fue un instante. No lo analices en exceso.

Caroline sintió un dolor en el pecho. Deseaba creer en las palabras de Irina, pero la culpa seguía consumiéndola por dentro.

-Es que... no sé si soy capaz de enfrentar esto. De lidiar con todo lo que siento -confesó, manteniendo la mirada en los ojos de Irina-. Me siento destrozada por dentro, y no quiero arrastrarte a este abismo.

Irina la observó durante un largo instante, como si intentara descifrar algo en sus palabras. Finalmente, con una ternura inesperada, la abrazó. Un abrazo firme y reconfortante, como si quisiera protegerla de sí misma.

-No estás sola en esto -susurró Irina-. Yo también estoy aquí, y no permitiré que te hundas.

Caroline cerró los ojos, permitiéndose, aunque solo por un breve momento, relajarse en ese abrazo, a pesar de que su mente seguía agitada. No sabía si merecía tal comprensión, pero el calor de Irina le recordaba que, tal vez, no todo estaba perdido.

Cuando finalmente se separaron, Caroline sintió el frío del aire nuevamente, y la culpa regresó, aunque no con la misma fuerza. Pero al menos, por ese instante, no se sentía completamente sola en su confusión.

-Gracias -murmuró Caroline, aunque esas palabras parecían insuficientes.

Regresaron a la acogedora habitación de Irina, donde se sintieron envueltas por el calor y la suavidad del entorno. Se sentaron juntas en la pequeña mesa de madera, intercambiaron sonrisas y hablaron sobre cosas más ligeras. A pesar de que ambas tenían conocimiento de que había habido un cambio significativo entre ellas, la tensión del día comenzaba a disminuir.

Irina no pudo mantener la emoción en sus ojos y habló con una sonrisa tímida pero esperanzada:

-Nunca imaginé que esto sucedería... que esto nos ocurriría a nosotras -expresó, con un tono genuino y lleno de esperanza.

Después de un momento de silencio, Caroline la miró con cierta sorpresa y luego respondió con sinceridad y cierta inquietud.

-No lo planeé, Irina... -comenzó, con un tono suave-. No estoy segura de si... he cerrado completamente ese capítulo. Todo resulta tan confuso para mí en este momento.

Irina la observaba sin hablar, pero su rostro seguía siendo cálido, como siempre. Caroline tomó un momento para buscar las palabras correctas.

-Aún tengo muchos sentimientos... por William. Sin embargo, lo que ocurrió entre nosotras... -Caroline alzó la mirada y mantuvo el contacto visual con Irina-, no lo considero un error. Eso es algo que tengo muy claro.

Irina sonrió, aliviando la tensión que había sentido momentáneamente. Su risa suave llenó el ambiente, y con un tono juguetón respondió:

-No te preocupes, nunca pensé que lo fuera. Y, para ser sincera... siempre supe que algo así podría suceder.

Caroline no pudo evitar reír también, moviendo la cabeza en señal de incredulidad.

-¿En serio? -preguntó, tratando de contener la risa.

Irina se encogió de hombros con una actitud despreocupada.

-Bueno, tengo mis presentimientos...

Caroline suspiró y se recostó un poco en la silla, sintiéndose por fin un poco más relajada. Aunque lo que sentía por dentro seguía siendo un remolino, estar con Irina le traía un poco de tranquilidad.

-Posees más confianza de la que muestras -comentó Caroline en tono de broma.

-He aprendido de la mejor -replicó Irina, dándole un guiño.

Las miradas se cruzaron y el ambiente se llenó de tensión. Caroline se acercó un poco más sin pensarlo porque su corazón latía más rápido. Irina se inclinó hacia adelante y, en un instante de pura conexión, la besó con suavidad.

Al principio, el beso fue un roce suave, pero pronto se intensificó, como si todo lo que habían experimentado y sentido estuviera fluyendo entre ellas. Dejando que sus manos encontraran el rostro de Irina mientras esta envolvía a Caroline con sus brazos, Caroline se sintió envuelta en una mezcla de sorpresa y calor.

Cuando finalmente se separaron, ambas respiraron entrecortadamente, experimentando el impacto de lo que acababa de ocurrir. Sus ojos reflejaban una mezcla de felicidad y complicidad cuandoIrina sonrió.

Una parte de la carga emocional de Caroline se aliviaba cuando sonrió de nuevo. No podía pasar por alto que había algo nuevo entre ellas.

Caroline había pasado página, o eso parecía.

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