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Confiando en que las celdas solían estar en los mismos lugares en todos los castillos, Arion se ofreció a ir delante de Caroline para guiarlos hacia las mazmorras. A pesar de su conocimiento profundo de estas estructuras, no estaba seguro de los rincones del castillo de Logan.

Ambos se adelantaron después de que Caroline asintiera. Sus pasos resonaban en los oscuros pasillos. Detrás, el resto del grupo permanecía en silencio mientras los observaba. Nira y Jackson intercambiaban susurros mientras se mantenían juntos. La tensión aumentaba y todos dependían de Arion para evitar perderse.

—La siguiente giramos y bajamos por esas escaleras—señaló unas escaleras estrechas de caracol y se detuvo. —Seguramente aquí haya guardias, así que, hacer todo lo que os digamos, sino moriréis...

—¿Y por qué hemos traído a Nira? ¿No es muy pequeña para esto?— pregunto Irina preocupada por la joven elfa.

—Sí, lo es...Pero ella tiene habilidades curativas, nos podría servir de ayuda, se puede defender y nosotros también.

—Además Iri, yo quiero estar aquí.

—Ahí lo tienes, se queda— le respondió Caroline. —Ahora caminemos, no tenemos mucho tiempo.

El ambiente se volvió cada vez más sofocante mientras el grupo descendía por las estrechas escaleras de piedra. Bajo sus pies, los escalones crujían, y el frío parecía aumentar con cada paso hacia las mazmorras. En un instante, se escuchó el sonido de unos pasos en dirección ascendente. Arion se detuvo en seco y levantó su mano para pedir a los demás que se quedaran callados.

Dos guardias con pesadas armaduras negras surgieron de la oscuridad y ascendieron las escaleras con rostros rígidos. Uno de los miembros del grupo frunció el ceño mientras sostenía con firmeza la empuñadura de su espada.

—¿Y vosotros qué hacéis aquí? —rugió el primer guardia, su tono cargado de desconfianza—. Nadie está autorizado para descender a las mazmorras sin el debido permiso.

El segundo guardia, con los ojos centelleando bajo el casco, los observó con sospecha.

—¿Pensbáis que podríais atravesar este lugar sin que nos enteremos? —agregó con sarcasmo—. No os saldrá bien.

Arion dio un paso adelante con tranquilidad pero con alerta.

—Simplemente estamos cumpliendo con nuestras normas. Si se retiran, no habrá inconvenientes.

—¿Instrucciones de quién? —inquirió el primer guardia con una sonrisa burlona, sacando lentamente su espada—. Porque, hasta donde yo sé, no han pasado por nosotros, ni nuestro Superior tiene constancia de vuestra llegada. Y eso solo implica una cosa...

El ambiente en el grupo empeoró. Caroline observó a Arion de reojo mientras esperaba su respuesta. El segundo guardia sacó su espada y apuntó hacia ellos con la punta.

El segundo guardia, avanzando un poco más, dijo:

—O os marcháis ahora mismo... o no pasaréis de este escalón.

La tensión era evidente.

—Caroline...—murmuró Nira asustada.

—Haz lo tuyo Arion y luego y haré lo mío— le susurro al oído.

Al captar la mirada de Caroline, Arion asintió y de inmediato entendió lo que ella pretendía. Arion invocó rápidamente su niebla, un velo oscuro que se extendió rápidamente por la escalera, impidiendo que los guardias pudieran percibir nada. Ambos quedaron completamente desorientados e indefensos debido a la espesa niebla.

Caroline sacó su arco con rapidez y precisión y, con la habilidad que la distinguía, disparó una flecha a cada guardia. En la oscuridad, las flechas volaron en silencio y atravesaron los cuerpos de los guardias, quienes cayeron con pesadez sobre los escalones de piedra.

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