El ruido del ajetreo urbano se mezclaba con el aroma a café recién hecho en la pequeña cafetería donde Yeji trabajaba. Con su cabello brillante y una sonrisa que iluminaba el lugar, servía bebidas a los clientes habituales mientras charlaba animadamente con ellos. Era una chica llena de energía, pero a veces, un aire de extrañeza la envolvía, como si una sombra acechara detrás de ella.
—¿Te gustaría un latte extra espumoso, Minho? —preguntó, guiñando un ojo a uno de los clientes más jóvenes, que la miraba con admiración.
—¡Por supuesto, Yeji! Eres la mejor barista —respondió él, sonriendo con sinceridad.
Sin embargo, en un rincón oscuro de la ciudad, In Guk observaba desde la distancia. Era un chico reservado, con un aura de misterio que lo rodeaba. Sus ojos seguían a Yeji mientras ella interactuaba con los demás, y una chispa de obsesión comenzaba a brotar en su interior. En su mente, ella era más que una simple barista; era un ideal, una musa inalcanzable.
Los días pasaban y la rutina de Yeji seguía su curso, pero cada tarde, su corazón palpitaba con una emoción desconocida. No sabía por qué, pero cada vez que entraba a la cafetería, sentía que alguien la estaba observando. Aun así, no tenía idea de quién podría ser.
Una tarde, mientras limpiaba una mesa, sintió un leve escalofrío en la nuca. Al girarse, se encontró con la mirada penetrante de In Guk, que se encontraba a través del cristal de la cafetería. Yeji se encogió de hombros, tratando de deshacerse de la incomodidad que le provocaba su presencia.
—¿Quién es ese chico? —se preguntó, sintiéndose rara por no poder apartar la mirada de él.
In Guk, por su parte, comenzó a trazar un plan. Sabía que debía acercarse a ella, pero su obsesión lo mantenía a distancia. Decidió que el primer paso debía ser sutil, algo que no la asustara. Tras días de observarla, eligió el lugar perfecto para el encuentro: una tienda de conveniencia donde ella frecuentaba después de su turno.
Esa tarde, el cielo se tornaba gris y el viento soplaba con fuerza. Yeji entró a la tienda, distraída, pensando en el nuevo menú de la cafetería. Mientras recorría los pasillos, su mente divagaba entre ideas y sueños.
De repente, sintió un empujón leve que la hizo tambalear. Antes de que pudiera reaccionar, sus teléfonos se encontraron en el suelo, ambos del mismo modelo. In Guk, que había planeado el "accidente" meticulosamente, aprovechó la oportunidad.
—Oh, lo siento —dijo, agachándose rápidamente para recoger su celular. Sus ojos se encontraron y, por un instante, el tiempo se detuvo. La obsesión en su mirada era palpable.
—No hay problema —respondió Yeji, sin saber que había caído en su trampa.
In Guk sonrió, un gesto que en su mente era una victoria. Sin que ella lo notara, tomó el celular de Yeji y dejó caer el suyo. Sus corazones latían con fuerza, aunque por razones muy diferentes.
—Parece que hemos hecho un buen intercambio —bromeó él, manteniendo su tono ligero.
—Sí, solo espero que mi celular no tenga un virus —dijo Yeji con una risa nerviosa, sin darse cuenta de que, en ese momento, había comenzado un juego peligroso.
Ambos se despidieron con una leve sonrisa, sin saber que el destino había tejido un hilo invisible que los uniría de maneras inesperadas. Mientras Yeji se alejaba, In Guk sostuvo su celular en la mano, sintiendo que había dado el primer paso hacia su obsesión. El eco de su encuentro resonaba en su mente, y el deseo de acercarse a ella se convertía en una necesidad apremiante.
La conexión había sido establecida, y el juego apenas comenzaba...
La noche había caído, y la luz tenue de la lámpara de escritorio iluminaba la habitación de Yeji. Se sentó en su cama, revisando sus cosas después de un largo día en la cafetería. Al buscar su celular, un nudo de preocupación se formó en su estómago. Miró en su bolso, en la mesa y debajo de la almohada, pero no encontró su teléfono.
—¿Qué raro? —murmuró, frunciendo el ceño. Fue entonces cuando recordó el encuentro en la tienda de conveniencia. Apretó los labios, sintiéndose tonta por haber confundido su celular con el de aquel chico.
Mientras tanto, en su propia habitación, In Guk estaba sentado frente a su computadora. La pantalla iluminaba su rostro, que mostraba una mezcla de emoción y frialdad. Tenía en sus manos el celular de Yeji, una pieza de tecnología que ya había comenzado a analizar. Sabía que, como amante de la ingeniería y la tecnología, podría acceder a información valiosa con un par de clics.
—Vamos a ver qué secretos guardas, Yeji —murmuró, sintiéndose como un cazador que seguía el rastro de su presa.
In Guk conectó el celular a su computadora y comenzó a trabajar. Con su habilidad técnica, logró eludir la seguridad del dispositivo. En cuestión de minutos, había accedido a sus redes sociales, correos electrónicos y mensajes. La emoción lo invadió al ver fotos de Yeji con amigos, mensajes de texto llenos de risas y sueños. Cada pequeño detalle alimentaba su obsesión.
—Ella es realmente especial —susurró para sí mismo, pasando por alto los límites de la privacidad. In Guk instaló una aplicación que, bajo la apariencia de un simple juego, le permitiría ver lo que Yeji hacía y, con un poco de suerte, incluso observarla a través de la cámara.
Con una sonrisa perversa, presionó el botón de instalación. Mientras esperaba, su mente divagaba entre pensamientos oscuros y planes que nunca antes había considerado. Sabía que había cruzado una línea, pero la idea de tenerla más cerca lo excitaba.
De regreso a su habitación, Yeji decidió que debía ir a buscar su celular al día siguiente. Al menos podría preguntarle al chico por él. Sin embargo, su mente aún estaba inquieta, preguntándose quién era realmente In Guk. ¿Era solo un chico extraño que había tenido un "choque accidental", o había algo más en él?
Mientras tanto, In Guk observaba la pantalla de su computadora con atención. La aplicación estaba lista. En ese momento, sintió que había dado un paso crucial en su plan. Ahora podía ver a Yeji, no solo como una figura lejana, sino como alguien que podría estudiar a fondo.
—Es solo un juego, ¿verdad? —se dijo a sí mismo, tratando de justificar sus acciones. Pero en su interior, sabía que estaba jugando con fuego.
La noche avanzaba y el destino de ambos estaba entrelazándose cada vez más. In Guk, en su obsesión, había comenzado a construir un camino oscuro que podría cambiar la vida de Yeji para siempre. Mientras tanto, ella dormía tranquila, ajena a la red que se estaba tejiendo a su alrededor.
El eco de la obsesión resonaba en el aire, y el próximo capítulo de su historia apenas comenzaba a escribirse...
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PYSHOPATHIC FEAR | MIEDO PSICOPATA
FanfictionUna joven hermosa y decidida, Yeji, es acechada por In Guk, un hombre obsesivo y perturbado que manipula cada aspecto de su vida desde las sombras. Mientras ella intenta descubrir el origen de las extrañas coincidencias que la rodean, su mundo se os...