Miradas Ocultas

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La noche se extendía como un manto oscuro sobre la ciudad, y Yeji se acomodó en su cama, sintiéndose satisfecha después de un día inesperadamente agradable. La charla con In Guk había sido refrescante, y no podía evitar sonreír al recordar sus risas compartidas. Sin embargo, había una pequeña inquietud en su interior, una sensación de que había algo que no encajaba del todo, pero decidió ignorarla.

Mientras tanto, In Guk se encontraba en su habitación, iluminada solo por la luz azul de su computadora. Su corazón latía con fuerza mientras revisaba la aplicación que había instalado en el celular de Yeji. Había logrado conectarse a su cámara y, en ese momento, podía ver lo que ella hacía.

La pantalla mostraba la imagen de Yeji en su habitación, su rostro relajado mientras navegaba por sus redes sociales. La angustia y la emoción chocaban dentro de él; sabía que estaba cruzando una línea, pero la necesidad de observarla era más fuerte. Con cada scroll que daba, se sentía más cerca de ella, más en control.

—Es tan despreocupada —murmuró, viendo cómo se reía al ver un video gracioso. In Guk sonrió para sí mismo, disfrutando de cada pequeño detalle. Sabía que eso era lo que quería: estar en su mundo, aunque fuera de manera clandestina.

Yeji, por su parte, no tenía idea de que sus momentos más íntimos estaban siendo observados. Rió a carcajadas por un meme y se preguntó qué estaría haciendo In Guk en ese instante. Su mente divagaba, añadiendo pequeños fragmentos a la historia que comenzaba a construir sobre él.

Mientras In Guk seguía mirando la pantalla, su mente se llenaba de planes. La imagen de Yeji lo hipnotizaba, y cada vez que se reía o mostraba una expresión de sorpresa, él se sentía más atrapado por su encanto.

—Es increíble cómo te hace sentir alguien —dijo en voz baja, como si hablara con la pantalla. Aunque sabía que estaba violando su privacidad, no podía evitar pensar que todo era parte de su conexión.

In Guk siguió observando, notando las pequeñas cosas: cómo se pasaba el cabello detrás de la oreja, cómo fruncía el ceño cuando estaba concentrada, cómo su risa iluminaba su rostro. Todo lo que hacía lo fascinaba, y no podía evitar sentir que estaba un paso más cerca de lograr que ella lo notara, de que ella se diera cuenta de su existencia.

Pero con cada momento que pasaba, la culpa se hacía más fuerte. En su interior, una voz le decía que estaba yendo demasiado lejos. Sin embargo, la emoción de saber lo que ella hacía, de poder observarla sin que ella lo supiera, lo mantenía pegado a la pantalla.

Finalmente, la noche avanzó, y Yeji decidió apagar su celular. Estaba cansada y necesitaba descansar. Al cerrar los ojos, sus pensamientos se desvanecieron en un sueño tranquilo, ajena a la mirada inquieta que la seguía.

In Guk, en cambio, no podía apartar los ojos de la pantalla. El juego que había comenzado le proporcionaba un tipo de satisfacción que nunca había sentido antes. Sin embargo, a medida que sus pensamientos se oscurecían, la línea entre la admiración y la obsesión se volvía más difusa.

La noche avanzaba, y los destinos de ambos continuaban entrelazándose en un juego peligroso. In Guk sabía que no podía detenerse, que cada día lo acercaba más a Yeji, pero el precio de esa cercanía comenzaba a hacerse evidente.

PYSHOPATHIC FEAR | MIEDO PSICOPATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora