Encuentros Planeados

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El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de anaranjados y violetas mientras Yeji caminaba por las calles de la ciudad junto a In Guk. La conversación fluía con naturalidad, y ambos compartían risas, pero en el fondo, él sabía que había algo más en juego.

In Guk había planeado este encuentro con meticulosa precisión. No era solo un paseo casual; había un pequeño giro que había preparado para esa noche. Mientras charlaban, sus pensamientos se centraban en su siguiente movimiento, en cómo acercarse más a Yeji.

—¿Te gustaría entrar a esa tienda de ropa? —sugirió de repente, señalando un local que había estado esperando que Yeji notara. Era un lugar popular en la zona, conocido por sus prendas únicas.

—¡Claro! —respondió Yeji, emocionada. Nunca había tenido la oportunidad de visitar esa tienda.

Ambos entraron, y mientras ella recorría los estantes, In Guk se movió con sigilo. Se aseguró de que su camino se cruzara con el de Yeji en el momento perfecto. Sus ojos brillaban de emoción; este era el momento que había esperado.

Mientras Yeji se probaba un vestido, él hizo un gesto casual y se acercó al espejo, asegurándose de que su mirada estuviera fija en ella. La imagen que veía lo fascinaba. La forma en que ella se reía al verse en el espejo lo llenaba de una extraña satisfacción.

De repente, un grupo de amigos de Yeji entró a la tienda, y su rostro se iluminó al verlos.

—¡Chicos! ¡Qué sorpresa! —exclamó, acercándose a ellos.

In Guk sintió un ligero escalofrío. No había anticipado que sus amigos estuvieran allí. Se quedó a cierta distancia, observando cómo se saludaban, sintiendo que su plan podía desmoronarse.

—¿Quién es este? —preguntó uno de sus amigos, señalando a In Guk.

—Es In Guk, un amigo —respondió Yeji, sonriendo. La calidez en su voz le dio a In Guk un pequeño alivio.

Mientras la conversación se desarrollaba, In Guk decidió actuar. Se acercó al grupo, forzando una sonrisa.

—Hola a todos. ¿Qué tal? —dijo, intentando sonar amigable.

—¿Qué haces aquí? —preguntó uno de los amigos de Yeji, mirándolo con curiosidad.

—Solo acompañando a Yeji. Me dijo que le encantaba esta tienda —respondió él, manteniendo la calma.

Yeji, sintiendo la tensión en el aire, se esforzó por mantener la conversación ligera. Sin embargo, In Guk no podía evitar sentir que estaba perdiendo el control. Mientras más hablaban, más deseaba sacar a Yeji de esa situación.

—¿Quieren salir a tomar algo después? —sugirió él, tratando de desviar la atención de los amigos.

—Suena bien —respondió uno de ellos—. Pero no sé si Yeji tiene planes.

Ella miró a In Guk, sintiendo un tirón en su corazón. Aunque disfrutar de la compañía de sus amigos era importante, había algo en la mirada de In Guk que la atraía.

—Tal vez podríamos hacer algo después de un rato, ¿no? —dijo, sorprendida por su propia respuesta.

In Guk sonrió, sintiendo una mezcla de alivio y emoción.

—Perfecto. Mientras tanto, sigamos disfrutando de la tienda.

A medida que exploraban las prendas, In Guk se acercó a Yeji, aprovechando el momento en que sus amigos estaban distraídos.

—Esto es justo lo que estaba esperando —susurró, señalando un vestido que le quedaba espectacular—. Te verías increíble con eso.

Yeji se sonrojó, sintiendo que había algo especial entre ellos. A medida que se probaba la prenda, la risa y las miradas cómplices comenzaron a fluir, y por un instante, el mundo exterior se desvaneció.

Sin embargo, mientras In Guk disfrutaba de su éxito, un pequeño atisbo de duda asomó en su mente. ¿Estaba yendo demasiado lejos? La obsesión lo había llevado a crear escenarios perfectos, pero a medida que se acercaba a Yeji, comenzaba a cuestionar si realmente estaba construyendo una conexión genuina o simplemente una trampa en la que ambos estaban cayendo.

Al final de la noche, se despidieron de los amigos de Yeji, quienes se marcharon con promesas de volver a verse. In Guk y Yeji se quedaron en la entrada de la tienda, bajo las luces brillantes.

—Ha sido un día divertido —dijo Yeji, sonriendo.

—Sí, realmente lo ha sido. Me alegra haber estado aquí —respondió In Guk, sintiendo que estaba a punto de dar otro paso en su intrincada danza.

Mientras se despedían, él sabía que había tejido una red a su alrededor, y aunque disfrutaba cada momento, la línea entre la amistad y la obsesión se volvía más difusa con cada encuentro.

PYSHOPATHIC FEAR | MIEDO PSICOPATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora