La Ilusión de la Conexión

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Dos semanas habían pasado desde que Yeji había comenzado su juego. Durante ese tiempo, había aprendido a navegar por el mundo oscuro que In Guk había creado. Su relación, aunque tensa y llena de manipulaciones, se había vuelto sorprendentemente más estable en la superficie. Ella había hecho todo lo posible por aparentar que se había enamorado de él, alimentando su ego y desvaneciendo las dudas que pudieran surgir.

Cada día, Yeji se esforzaba por mantener la fachada. Cocinaba para In Guk, le preparaba sus platos favoritos y lo elogiaba por las pequeñas cosas que hacía. Sabía que esos gestos le daban seguridad, y eso era crucial para su plan.

En aquel momento, estaban sentados en la mesa de la cocina, un lugar que In Guk había mantenido despejado y pulcro, como si cada detalle contara en su mundo retorcido. La luz del sol se filtraba a través de la ventana, iluminando sus rostros mientras conversaban sobre cosas triviales. Era como si todo fuera normal, aunque la verdad era muy diferente.

—He estado pensando en cómo me haces sentir —dijo Yeji con una sonrisa radiante, aunque su corazón latía con ansiedad—. Me has mostrado un lado de la vida que nunca había visto.

In Guk la miró, sus ojos reflejando una mezcla de orgullo y deseo. Se recargó en la silla, claramente complacido.

—Me alegra que sientas eso —respondió él, sintiendo que su control sobre ella se afianzaba—. Siempre supe que había algo especial en ti.

A pesar de que esas palabras lo alimentaban, Yeji sabía que debía tener cuidado. Mientras él parecía más relajado, su mente trabajaba en un doble juego. Cada interacción era una oportunidad para observarlo, para aprender sus patrones y debilidades.

—Me gustaría hacer algo especial para nosotros —dijo, sus ojos brillando con entusiasmo—. Quizás una pequeña celebración solo para nosotros dos.

In Guk arqueó una ceja, intrigado por la idea.

—¿Celebrar qué? —preguntó, su voz suave pero curiosa.

—No sé, quizás el hecho de que estamos juntos, que hemos superado tantas cosas —respondió Yeji, sintiendo que cada palabra la acercaba más a su objetivo—. Un momento solo para nosotros.

—Me gusta la idea —dijo él, sonriendo de lado—. Sería un buen recordatorio de lo que hemos logrado.

En su interior, Yeji se sintió aliviada. Cada pequeño paso que daba le daba más confianza. Sabía que tenía que mantener esta conexión, incluso si todo era parte de su actuación. La oportunidad de escapar estaba más cerca de lo que pensaba, pero aún necesitaba tiempo.

Durante los días siguientes, Yeji se dedicó a planear la "celebración". Recogía cada detalle mientras mantenía la ilusión de una vida normal. Se aseguraba de que In Guk estuviera contento, incluso jugando con su ego al compartir momentos de aparente vulnerabilidad.

A pesar de la fachada, cada noche, cuando la oscuridad caía, sus pensamientos se llenaban de un deseo ardiente de libertad. Sabía que su momento llegaría. Solo tenía que ser paciente y mantener su acto lo suficientemente convincente como para que In Guk nunca sospechara sus verdaderas intenciones.

Un día, mientras estaban sentados en el sofá, In Guk la miró fijamente, como si estuviera intentando leer sus pensamientos. 

La tensión llenaba el aire.

—¿De verdad sientes todo lo que dices? —preguntó, sus ojos buscando alguna fisura en su actuación.

Yeji sintió que su corazón se detenía por un instante. Pero, recordando lo que había construido, se obligó a sonreír.

—Claro, In Guk. Eres la única persona en quien puedo confiar —respondió, dejando que sus palabras fluyeran con sinceridad fingida.

Él pareció relajarse un poco, pero aún había algo en su mirada que la inquietaba. Yeji sabía que no podía bajar la guardia. La línea entre el peligro y la salvación era delgada, y cada día la ponía a prueba.

Mientras los días avanzaban y la "celebración" se acercaba, su mente se llenaba de estrategias. El deseo de escapar estaba más vivo que nunca, pero también sabía que necesitaría algo más que palabras para lograrlo. A medida que su relación con In Guk se desarrollaba, cada interacción se convertía en un delicado juego de manipulación, donde la verdad y la mentira se entrelazaban en un frágil equilibrio.

La lucha por su libertad continuaba, pero su determinación se fortalecía. No se rendiría. Cada paso que daba hacia la aparente aceptación era, en realidad, un paso más cerca de su verdadero objetivo: recuperar su vida.

PYSHOPATHIC FEAR | MIEDO PSICOPATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora