In Guk observaba a Bogum, quien empezaba a moverse lentamente en el suelo, aún bajo los efectos del sedante. Una sensación de satisfacción oscura se apoderaba de él mientras planeaba su próximo paso. Para In Guk, no solo era cuestión de eliminar a Bogum, sino de destruirlo lentamente frente a los ojos de Yeji. Quería que ella entendiera, de una vez por todas, quién tenía el control sobre su vida.
—Esto va a ser educativo para ambos —murmuró In Guk, dirigiéndose hacia una mesa en el rincón de la habitación donde había preparado sus herramientas. La había equipado con pinzas, cuchillos, y otras herramientas que había conseguido para su "juego".
Yeji lo miraba con desesperación, los ojos llenos de lágrimas contenidas mientras Bogum comenzaba a despertarse. Intentó liberarse de sus ataduras, pero no tenía fuerzas suficientes. El miedo paralizante la mantenía congelada en el suelo, con la mirada fija en su amigo.
—In Guk... —comenzó a decir con voz temblorosa, casi suplicante— por favor, no hagas esto. Él no tiene nada que ver. No lo lastimes.
In Guk se detuvo por un segundo, como si estuviera considerando sus palabras. Pero la sonrisa perversa volvió rápidamente a sus labios.
—Oh, Yeji... —susurró mientras se acercaba a ella, inclinándose hasta que sus rostros estuvieron casi a la misma altura—. Esto no es solo sobre él. Es sobre nosotros. Él es solo un peón en nuestro juego. Y tú... necesitas aprender quién está a cargo.
Se levantó de nuevo y caminó hacia Bogum, quien ahora estaba más consciente, aunque aún aturdido. In Guk lo levantó por el cuello de la camisa, con una fuerza sorprendente, y lo sentó en una silla frente a Yeji, asegurándolo con cuerdas. Bogum trataba de moverse, pero estaba demasiado débil para oponer resistencia.
—¿Qué... qué está pasando? —murmuró Bogum, aún confuso por la situación, mirando a su alrededor y luego a Yeji, quien lo observaba con terror.
—Bienvenido al infierno, Bogum —dijo In Guk, con un tono burlón. —Te he estado esperando.
Bogum trató de hablar, pero el miedo lo detuvo cuando vio las herramientas de tortura en la mesa. In Guk tomó una de las pinzas y la giró entre sus dedos, casi como si estuviera evaluando su utilidad.
—¿Ves, Yeji? —dijo mientras se giraba hacia ella, con la pinza en la mano—. Quiero que entiendas lo que significa el control. Quiero que veas lo que soy capaz de hacer por ti... y lo que pasará si alguien intenta interponerse entre nosotros.
El sonido del metal al chocar con el suelo resonó en la habitación cuando In Guk dejó caer una de las herramientas frente a Bogum, quien intentaba mantener la calma, pero la desesperación se le notaba en los ojos. Sabía que no había salida.
—Por favor, para... —sollozó Yeji, incapaz de contener las lágrimas—. ¡Déjalo ir!
In Guk ignoró su súplica y comenzó con su "trabajo". Los primeros días fueron metódicos, casi quirúrgicos. Pequeños cortes aquí y allá, golpes precisos en lugares que no causarían daño inmediato, pero sí un dolor insoportable. Bogum gritaba, aunque intentaba mantenerse fuerte, sobre todo cuando veía a Yeji observando, desesperada. Cada vez que gritaba de dolor, In Guk sonreía, deleitándose en el sufrimiento de su víctima, disfrutando la expresión de horror en el rostro de Yeji.
—No me estás prestando atención, Yeji —decía In Guk con una calma inquietante cada vez que Yeji apartaba la mirada—. Míralo. Míralo bien. Esto es por ti. Todo esto es por ti.
Día tras día, el estado de Bogum se deterioraba. Las heridas se acumulaban, y el dolor lo mantenía despierto durante las largas noches en la casa de campo. In Guk no mostraba piedad. Cada día encontraba una nueva forma de torturarlo, mientras Yeji era obligada a presenciar cada momento, incapaz de hacer nada más que suplicar entre sollozos.
Al cuarto día, Bogum ya apenas podía mantenerse consciente. Su cuerpo estaba lleno de heridas, y la energía lo había abandonado por completo. A pesar del dolor y la desesperación, seguía intentando consolar a Yeji con miradas de esperanza, aunque él mismo ya sabía que no saldría vivo de aquel lugar.
—Esto está casi terminado —anunció In Guk una noche, con una voz tranquila mientras miraba a Bogum, quien apenas podía mantener los ojos abiertos—. Solo unos días más... y habremos acabado con todo.
Yeji estaba rota, incapaz de procesar todo el horror que había vivido en esa semana. Cada día, veía cómo el hombre que había sido su amigo se desmoronaba lentamente frente a ella, mientras el monstruo que era In Guk seguía implacable. Y sabía que, cuando Bogum ya no estuviera, In Guk no se detendría.
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PYSHOPATHIC FEAR | MIEDO PSICOPATA
FanficUna joven hermosa y decidida, Yeji, es acechada por In Guk, un hombre obsesivo y perturbado que manipula cada aspecto de su vida desde las sombras. Mientras ella intenta descubrir el origen de las extrañas coincidencias que la rodean, su mundo se os...