Hallownest; El Reino por Reconstruir (Libro 2)

Capítulo 4: Camino a Hallownest

    Más allá de Hallownest, quien sabe a cuanta distancia, se encuentra la Tierras de las Tormentas, llamadas así desde tiempos inmemoriales, por el poder de los dioses que concedían su bendición del agua que proporcionaba suficiente humedad para producir alimento y productos primarios, la cual, se quedó sin sus deidades, dejando esas tierras desoladas e infértiles y quienes pagaron el precio, fueron los insectos comunes, pero con la llegada de tres extraños, todo cambio y este lugar ha comenzado nuevamente a poseer su antigua gloria, cosa que ha hecho, que el pueblo, ame a estos tres personajes, y ahora estos, deben resolver unos asuntos, lejos del sitio que los acogió.

● Seeker, ten cuidado, no sabemos que hay dentro de los caminos de los Wyrm — habla un preocupado Abelion.
● Tranquilo, querido, voy con dos de los dioses más poderosos de Hallownest, además, soy hija de un Elder — orgullosa, responde Seeker.
● Lo sé, pero, recuerda que también hay que cuidar una caravana — menciona nuevamente Abelion.
● Parece que olvidas, que siempre te derroto en los entrenamientos, querido — Seeker, finge estar ofendida.
● Está bien, tú ganas, pero, cuídate y vuelve pronto — resignado suspira el escarabajo.
● Eso de, pronto, no lo aseguro, recuerda que hay una loca que buscar, revividos peligrosos, que detener e insectos, que devolver a este plano — enumera Seeker y concluye, después de un suspiro — sin mencionar, mi trabajo diplomático.
● Entonces, intenta regresar sana y salva, recuerda que estaré esperándote cada jornada con ansias — sonríe Abelion, acariciando el rostro de su esposa.

A lo que recibe un beso de esta, mientras que cerca, donde se encuentran las grandes puertas, que estuvieron tantas penumbras cerradas, espera la comitiva  que se ha preparado para ir a las tierras de Hallownest, en donde, ninguno de ellos, sabe lo que les espera, al otro lado, ya que, solo los Wyrm, antiguas deidades de esas tierras, han conocido el camino, puesto que ellos mismos, lo trazaron.

● Desde ahora y hasta que vuelva, Abelion, tiene facultad absoluta de dar órdenes, ¿entendido? — seriamente habla Light, a los guardianes de las sombras.
● Deja a esos pobres guardianes, creo que lo entendieron la primera vez — se burla Ghost.
● Prefiero repetirlo hasta el cansancio, no quiero errores y ningún insecto muerto por culpa de ellos — responde la diosa.
● En el fondo, sigue siendo Radiance — suelta Grimm, también burlándose.
● Ghost, maestro Grimm, mejor vayan a ver si todo está listo en las puertas — con un halo de seriedad y un toque de advertencia, solicita Light.

Ambos amigos se cuadran ante la joven diosa y caminan al lugar indicado.

● ¿En que momento se te ocurrió devolver su divinidad? — se queja Grimm a lo bajo.
● Escuché eso maestro Grimm — advierte Light.
● Mejor cállate y camina, o, ¿enserió quieres verla molesta?, créeme, es peor que el vacío salvaje — habla Ghost.
● ¡También escuche eso, Ghost! — grita la diosa, ya que, se habían alejado de ella.
● ¡Sí, querida, ahora mismo nos cayamos! — asiente Grimm y algo más alejados continúa — por supuesto, que no quiero verla enojada, así que apresúrate — y dando empujones al dios del vacío, agrega — soy guapo y me amo demasiado para morir joven.

Ghost, lo mira incrédulo, mientras su amigo, no insecto, hace un drama, hasta que son interrumpidos.

● Saludos señor Ghost, señor Grimm, la caravana está preparada — habla Gustavio.
● Saludos mercader y adiós — suelta Grimm, concluyendo, mientras se aleja — ustedes hablen, yo, voy a hacer lo que ordenó la señorita, quiero vivir.

Gustavio, lo mira sin entender y Ghost, solo suelta el aire resignado.

●¿Sucede algo con la señorita Light? — pregunta condundido, el mercader.
● Nada — niega Ghost y prosigue — mi amigo aquí, es solo un exagerado.
● Entiendo, Señor — habla Gustavio y pregunta — si gusta, pondré la caravana, en el gran túnel.
● Me parece una buena idea y gracias por ser voluntario en esta travesía — agradece Ghost, al mercader.
● No necesita darlas, mi señor, a mi familia y a mí, nos hace felices poder ir a otras tierras, a realizar negocios — reverencia Gustavio y concluye — si me permite, voy a informar a mis camaradas, para estar atentos cuando de la orden.
● Prosigue — asiente Ghost, observando como Gustavio, se reúne con su caravana, que está, al otro lado del salón de los dioses.
● ¡Oye, Ghost, ven aquí! — Grimm, quien está, cerca de la caravana, llama a su amigo, mientras acaricia una jirafa gorgojo.