Capítulo 25: Ze'mer, El Misterioso

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   Desde el reinado de Pálido, existe una creencia, esta es, que si sales de los límites del reino, te vuelves salvaje, cosa que a todas luces, nunca fue verdad, o, ¿cómo se explica que tantos extranjeros, hayan podido llegar a estás tierras marchitas?, o, ¿cómo el primer caballero del rey, llegó a Hallownest?, y, no, no hablo de Sly, hablo del misterioso Ze’mer, primer caballero de la corte pálida y guarda del rey del mismo nombre.

● ¿Vendrás a entrenar? — consulta Dryya, lánguida en un sillón, de la oficina de Ze’mer.
● No — niega el misterio insecto, excusándose — tengo trabajo que hacer aquí.
● Desde que tienes está mansión, te has vuelto perezoso — regaña la feroz, continuando — y, no entiendo, como pudiste darte el lujo de tener una, ni siquiera nosotros, que llevamos tiempo sirviendo al rey y todos seguimos viviendo en el palacio.
● Sí, quieres te puedo recordar, porque no tienes geo, para estos lujos — Ze’mer, sonriente deja la pluma a un lado.
● ¡Hey!, beber en la taberna con los caballeros, no me ha hecho más pobre — se defiende Dryya.
● Pero, pagar las rondas de todos, sí — le recuerda, Ze’mer.

Lo que hace que la feroz, se quede con la palabra en la boca, gruñendo, finalmente.

● ¡Eres insoportable! — grita y sale dando un fuerte portazo, mientras sigue maldiciendo a su amigo.

Quien, se ríe de lo mala perdedora que es su mejor amiga, mientras, alguien tras él, se acerca sigilosamente.

● Al fin se fue — habla Moon, abrazando por la espalda, el cuello de Ze’mer, poniendo su rostro, sobre el hombro de este.
● No, entiendo porque te escondes, Moon, Dryya, es mi mejor amiga, no dirá nada, mientras no queramos — amonesta el misterioso.
● Y, ¿por ser tu mejor amiga, le tienes una habitación en la mansión? — refunfuña la mantis.
● Se la he ofrecido, pero, jamás la ocupa — responde Ze’mer.
● Entonces, hagamos algo, si las cosas, no resultan bien, con las mantis, ¿me quedaré con esa habitación?, más, que mal, no quiero que venga cuando yo, viva aquí — habla Moon, tratando de convencer a su amado.
● Querida, haré lo que me pidas… — comienza hablar, Ze’mer e iba a continuar, pero es interrumpido.
● ¡Qué bien!, ¡la habitación es hermosa, así que será perfecta para mí! — exclama emocionada la mantis, besando la mejilla del misterioso.

Quien carraspea, para calmar a su amada.

● Moon, escucha hasta el final, por favor — solicita Ze’mer y continúa al tener la atención de su amante — haré, cualquier cosa que me pidas, menos, entregarte esa habitación y eso, no entra en discusión, cariño — y vuelve a tomar la pluma, para seguir con su trabajo.

Lo que evidentemente, hace que su amante se moleste, separándose de él, para sentarse en el lugar, que antes ocupaba Dryya, lo cual, causa gracia en Ze’mer, sin saber, que la feroz, se había devuelto para disculparse por haber golpeado la puerta y escuchó casi todo, lo que ocasionó un cambió en la feroz guerrera.

● Dryya, ¿quieres practicar un poco? — pregunta Ze’mer, al salir de la reunión con el rey Pálido.
● Lo siento, pero, iré a practicar con el Hollow Knight, órdenes del rey — niega la feroz.
● Y, ¿después de que entrenes con él? — insiste Ze’mer
● No será posible, quedé con Isma para salir de compras y luego iremos a beber al bar, cosa de hembras, no entenderías — Dryya, se vuelve a excusar y antes de ser interrogada, finaliza — que tenga buena jornada, señor Ze’mer.

Y, antes de ser detenida por el primer caballero, la feroz, se va rauda por el pasillo, dejando a su amigo, procesando la información.

● ¿Compras?, ¿cosas de hembras?, ¿me trató de usted? — murmura confundido, el misterioso, hasta que reacciona — pero, ¿qué le pasa a Dryya?
● Al parecer, le gusta un caballero — responde Ogrim, quien llega tras Ze’mer, agregando — bueno, eso fue lo que me contó Isma, de hecho, Dryya, le pidió que la acompañara a escoger un accesorio para su cabeza, entre otras cosas de hembras.

Esto deja pensando al primer caballero, de hecho, empieza a darse cuenta, que Dryya, desde su última visita a la mansión, lo evita con cualquier excusa, así que decide confrontarla, pero, eso, nunca será, puesto que el trabajo de su amiga, se intensificó y jamás coincidieron, llegando la jornada, en la cual Moon, ha decidido hablar con los líderes de su tribu.

● Lord mantis, en está jornada, he venido a presentar al primer caballero del rey — comienza hablar Moon — se que le conocen, porque a acompañado al rey Pálido cuando viene a Mantis Village — toma aire — pero, ahora lo presento como mi prometido.
● ¿Qué dices? — Phoenix, es la primera en levantarse, agregando — Moon, sabes las reglas y las tradiciones, las mantis, no, nos relacionamos de esa manera con otros insectos y menos con un extranjero.
● Ze’mer, puede mostrar su valía… — Moon, trata de excusarse, pero, es interrumpida.
● Sabemos de sobra, cual es la valía del primer caballero, el punto es, que no es una mantis — habla Lottus serenamente.
● Tía Jade — Moon, intenta apelar a la más joven.
● Tú, eres la primogénita de Dragón, por ende, la próxima líder de su clan, lo siento, pero no puedo avalar esto — responde Jade, sintiendo algo de lastima por su sobrina.
● Disculpen, con el respeto que merecen, Moon y yo, llevamos una relación de muchas jornadas — habla Ze’mer, con tranquilidad y firmeza, toma la garra de Moon y continúa —… no hemos venido a pedir su autorización para continuar con esta, solo hemos venido a informar sobre ella.

Moon, mira a su amante con cara de, esté no era el plan, mientras que Phoenix, está a punto de ebullición.

● Ze’mer, primer caballero de la corte pálida, solicito que se retire de los dominios de Mantis Village, ya no es bienvenido aquí — habla Lottus, para tranquilizar a su hermana.

Spoiler: no resultó.

● Sí, Ze’mer no es bienvenido, entonces, yo, tampoco — enojada gruñe Moon.
● Se razonable por favor, sobrina — solicita Jade.
● ¡Basta! — el grito de Phoenix, se escucha hasta los límites del reino — ¡Si, Moon quiere irse y dar la espalda a su tribu!, ¡que lo haga!
● ¡No doy la espalda a mi tribu!, ¡ustedes me la dan a mí! — grita de vuelta la afectada.
● Ze’mer, llévala contigo, antes que… — Lottus, trata de advertir lo que se avecina, pero, es tarde.
● ¡Moon!, ¡desde este instante, te destierro y que su nombre, sea borrado de los libros!, ¡ahora, fuera! — grita Phoenix iracunda.

De está manera, Moon fue expulsada de Mantis Village y Ze’mer, jamás volvió a poner una pata en ese lugar, además, fue castigado y degradado en la corte pálida, tomando su lugar, como primer caballero, Hegemol.

● Buena jornada Isma, ¿qué te trae por aquí? — saluda el misterioso.
● No hay nada de bueno en está jornada, Ze’mer — agitada habla la susodicha y continúa — hace un par de jornadas, Dryya, trajo un mensaje de Cristal Peak, al parecer, hay insectos infectados y esto lo aprovecho Dragón, atacó Mantis Village, junto a las arañas, por venganza, todo se está volviendo un caos.
● ¿Por qué no me dijeron nada? — confundido pregunta el aludido.
● Dryya, se negó — responde Isma, suspira y continúa — Ze’mer, antes que digas algo, se ordenó llevar a la hija de Dragón, ante el rey Pálido, por eso vine .
● ¿Vienes a cumplir esa orden? — pregunta el misterioso, seriamente.
● No — niega Isma, agregando — vengo a advertirte por órdenes de la reina, debes sacar a Moon de aquí, no deben encontrarla contigo.
● Entiendo, gracias Isma — agradece Ze’mer, agregando — cuídate, no cometas una imprudencia.
● Que bueno que aún escuchas la voz de la flor —susurra Isma y sonríe antes de irse.

Lo que ocurrió después de este acontecimiento, fue que Ze’mer, tomó la decisión de dejar ir a Moon, con su padre Dragón, siendo la opción, más segura, tiempo después y por el hecho de no hallar pruebas, de que la hija de Dragón, estuviera con él, lo dejaron volver a palacio.

● Se bienvenido a la corte pálida, Ze’mer — saluda el rey Pálido.
● Todo gracias a su beneplácito, majestad — rodilla al suelo, agradece el joven misterioso, pero, por dentro, está empezando a cuestionarse el estado mental del rey.
● Aunque, no puedo devolver tu puesto de primer caballero, eso, no sería justo para Hegemol, ¿o, sí? — habla Pálido, viendo cada reacción de Ze’mer.
● Majestad, yo, cometí un grave delito al involucrarme con una mantis y por ende, desencadenar un caos — comienza hablar el joven y continúa, sin levantar la cabeza — así, que puede darme el puesto que mejor le convenga, yo, de igual forma, estaré agradecido.
● Entonces, serás jefe de la guardia del castillo por ahora — ordena Pálido y agrega — ve y preséntate con ellos.
● A su orden, majestad — asiente y se retira.

Al salir del salón y alejarse lo suficiente, Ze’mer comienza a respirar pesadamente, nada de lo que está ocurriendo le gusta y menos porque cierta flor, le ha mostrado algunos eventos futuros, en los cuales, lastimosamente, no puede intervenir o, eso se supone.

● Lady Isma, por órdenes del rey, estás arrestada — informa con mucha propiedad un insecto.
● ¿De qué se me acusa? — pregunta la bondadosa, con total tranquilidad.
● Traición — responde tajante, el rey Pálido, apareciendo entre los Kingsmoulds y prosigue — ¿Qué pretendías llevándote a Hornet.
● Salvarla majestad — habla Isma suavemente y agrega — la princesa, no es uno de sus experimentos, además, debe estar con los suyos, ese fue el trato, ¿Lo recuerda?
● Ese, no es tu asunto, Isma, como uno de los cinco, jamás debiste traicionarme — reclama Pálido y sentencia — llévenla al calabozo para que reciba un castigo ejemplar y luego, ejecútenla.

Los Kingsmoulds, inmediatamente cumplen con la orden, arrastrando a Isma, bajo la mirada de desaprobación de Ze’mer, quien oculto, escucha la injusta sentencia del rey.

● Será mejor ir con la reina — piensa Ze’mer, saliendo silenciosamente del lugar.

Y al llegar a la habitación de la reina, golpea su gran ventanal, está al ver que el joven misterioso, parece no querer ser descubierto, se apresura a sacar a todas las sirvientas del lugar, luego abre, dejando pasar a su visitante.

● Saludos, Dama Blanca — Ze’mer, entra y se arroja al suelo a modo de reverencia y sin esperar respuesta, continúa —… por favor, le ruego que me acompañe, para evitar una sentencia injusta contra lady Isma.
● ¡Isma! — exclama sin decoro la reina y consulta, temiendo lo peor — ¿Qué sucede con ella?

Ze’mer, cuenta lo ocurrido, a la vez, que reina palidece por el horror y termina confesando.

● La pobre Isma será ejecutada por mi culpa, Ze’mer, yo, le pedí que se llevara a Hornet con los suyos.
● Alteza, ¿Por qué hizo algo así? — confundido pregunta, el joven guerrero.
● Te lo diré, pero primero salva a Isma y llévala a su refugio — suplica la reina y propone — mientras, que yo, distraeré al rey, para que no, se entere de su escape y algo más — suspira — no le digas lo ocurrido al defensor blanco, él, aun le tiene estima a Pálido.
● Así se hará mi reina — asiente al ver las lágrimas caer de los ojos de la fina dama y levantándose se retira a toda prisa, mientras piensa — yo también tenía al rey en estima, pero con todo lo que he visto, dudo mucho que lo haga por amor a Hallownest.

El joven extranjero y ex primer caballero del rey, corre a una increíble velocidad, sorteando todos los obstáculos del sendero del dolor con suma facilidad, hasta llegar a la zona donde se llevaron a Isma, quien en una fría y húmeda celda, se encuentra herida, casi al borde de la muerte, dentro los dos Kingsmoulds que le habían propinado tan cruel castigo, la observan, antes de dar el último golpe, pero estos, ni se dan por enterados, que Ze’mer, sigilosamente entra, despedazándolos con su gigante espada, llevándose en el acto a su querida amiga.

● Tranquila Isma, te llevaré al templo oculto de Unn — menciona Ze’mer.
● No — niega a duras penas la bondadosa, continuando — llévame a mí lugar de reposo.
● Por favor, Isma, no vas a morir, cuidaré de ti, te lo prometo — susurra el misterioso insecto.
● Ze’mer, ambos sabemos que moriré, los Kingsmoulds, son soldados letales del rey Pálido, ellos, no poseen sentimientos, son seres vacíos — le recuerda su amiga.
● Entonces, debió haber enviado a esos malditos, a pelear con Radiance y no a Hollow — molesto, Ze’mer, hace una observación acertada.
● Hay una razón, una profecía que el rey vio — comienza a contar Isma, mientras Ze’mer, la lleva donde solicitó —… escuche al rey decir, que el era eterno y su reino también lo sería, que ni enemigo o amigo, ocuparía su lugar.
● Lo único que me dice eso, es que el rey Pálido, no quería que nadie más gobernará Hallownest, incluyendo su descendendencia — opina Ze’mer, y luego de un largo rato de silencio, anuncia — hemos llegado a la arboleda.
● Gracias, ahora podrías acercarme a ese lugar — indica Isma.

Lo cual Ze’mer, obedece e inmediatamente, la vegetación, comienza a tomar a Isma, uniéndose con ella.

● ¿Qué le digo a Ogrim? — pregunta el misterioso insecto a una casi dormida Isma.
● Que lo quiero mucho y que despertaré en algún momento — responde la bondadosa.
● Sabes que odio mentir — susurra Ze’mer, casi llorando.
● Lo sé — asiente Isma, completamente fusionada con la arboleda, concluyendo, antes de cerrar sus ojos — Ze’mer, el caballero que llamó la atención de Dryya, fue Hollow.

Esto sorprende al misterioso, ya que, de todos los caballeros del rey, en el que menos pensó, fue en el hijo de este, así que después de suspirar pesadamente, se fue a llenar por completo, el lugar de descanso de su amiga, con ácido, encontrándose con Ogrim, en dicho lugar, así que, le contó lo acordado, la respuesta del defensor blanco, fue pedirle a Ze’mer, con mucha tristeza, llevar su renuncia al rey, pues él, se quedaría a cuidar de Isma, hasta que está despertara, cosa que hirió más el corazón de Ze’mer, aunque aún le quedaban cosas, por las cuales sufrir.

● ¡Me traicionaste Ze’mer! — grita el rey Pálido, agregando — ¡sacaste a Isma de la cárcel e instigaste a Dryya, para que se fuera junto a Blanca del reino!

Ze’mer, quien está rodeado de Kingsmoulds y herido por la dura batalla, mira al rey sorprendido.

● Quieres saber cómo me enteré, ¿cierto? — pregunta al rey a modo de burla — Dragón, sigue siendo mi aliado.
● Traicionó a las mantis — sorprendido, habla el joven.
● No hay precio tan alto, para cumplir nuestras metas — suelta el rey, agregando — a propósito, Dragón, tiene la orden de matar a Dryya — sonríe Pálido, ordenando a sus Kingsmoulds — lo siento por Dragón, pero, acaben con él.

Lo que ocurre después, es un enfurecido caballero, todo lo que vivió en Hallownest, fue una mentira y el gran mentiroso, no sólo quería terminar con él, sino que también con todo lo que amaba y eso, no lo permitiría, o eso, es lo que deseaba.

Hallownest; El Reino por Reconstruir (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora