El sol despuntaba tímidamente en el horizonte, iluminando la pequeña casa donde Walter vivía solo. El lugar era modesto, pero acogedor. Cada mañana, su rutina era la misma, y esa previsibilidad le traía cierta paz. A las seis en punto, se levantaba de la cama, se vestía con su típico atuendo sencillo y, tras una ducha rápida, preparaba un desayuno modesto: tostadas y café. Mientras desayunaba, miraba por la ventana, donde las hojas de los árboles caían lentamente, recordándole lo solitaria que era su vida desde el accidente.
A pesar de todo, Walter nunca perdía su sonrisa. Su vida era tranquila, e incluso en esa soledad, se las arreglaba para encontrar felicidad en los pequeños detalles. Siempre positivo, siempre amable, aunque la tristeza a veces acechaba en los rincones de su mente.
Con su mochila al hombro, salió de casa y caminó hacia la universidad. Ese día, las clases empezaban de nuevo después de las vacaciones, y aunque había cierto entusiasmo en el aire, en el fondo sabía lo que eso significaba: los abusos de Elizabeth volverían.
Walter:
-"Es otro día más... No pasa nada. Tal vez este año sea diferente. Ella no siempre fue así... ¿Verdad?"-Dijo internamente-Cuando Walter llegó al campus, el bullicio de los estudiantes llenaba el aire. Saludó con cortesía a sus compañeros, siempre recibiendo respuestas amables pero distantes. Nadie parecía querer estar demasiado cerca de él. Quizás era su naturaleza demasiado optimista, quizás sabían lo que sucedía en los recreos.
El primer recreo llegó rápidamente. Walter caminó hacia su lugar habitual en el patio, un rincón donde podía leer y despejar su mente. Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que escuchó una voz familiar detrás de él.
Elizabeth:
-Vaya, mira quién volvió a la universidad, "el chico perfecto". ¿Todavía piensas que puedes sonreír todo el día?-Comento sarcásticamente-Walter giró lentamente, y ahí estaba ella. Elizabeth, con su vestimenta completamente negra, sus ojos delineados y su expresión siempre fría. Su presencia lo intimidaba, pero no podía evitar sonreír, aunque su corazón latía más rápido.
Walter:
-Hola, Elizabeth... Es un buen día, ¿no crees?-Dijo suavemente-Elizabeth lo miró con desdén y se acercó, cerrando el espacio entre ambos. Sus ojos oscuros destellaban malicia mientras sonreía con crueldad.
Elizabeth:
-¿Un buen día? Para ti, quizás... Pero no para mí. Ver tu cara feliz cada día me da ganas de vomitar. Es patético, Walter. ¿De verdad crees que siendo tan servicial todos te van a querer?-Dijo burlandose-Walter:
-Yo solo... trato de hacer lo correcto. No tiene nada de malo ser amable, ¿verdad?-Tratando de calmar la situación -Elizabeth soltó una carcajada seca y lo empujó ligeramente, lo suficiente para desequilibrarlo un poco.
Elizabeth:
-Te lo he dicho antes, ser amable no te va a salvar. Menos conmigo. Eres un idiota si piensas que la bondad significa algo en este mundo.Walter, aunque afectado, no podía dejar de sonreír. Sabía que Elizabeth lo atacaba porque algo la lastimaba profundamente, aunque no sabía exactamente qué.
A su alrededor, algunos compañeros de clase observaban de lejos, sin intervenir. Era como si el abuso de Elizabeth hacia Walter fuera un espectáculo ya esperado. Nadie se atrevía a decir nada, temían a la actitud gótica y agresiva de Elizabeth.
Compañero de clase:
-Ahí va otra vez... Pobre Walter, nunca responde. ¿Por qué siempre la deja hacer eso?-Le susurro a otro-Otro compañero:
-Debe gustarle. Quizás le guste ser tratado así. Nadie podría ser tan pasivo por tanto tiempo.-Murmuro-Walter escuchaba los susurros a su alrededor, pero no dejaba que eso lo afectara. Sabía que no entendían. Él era diferente. Prefería evitar el conflicto. Además, había algo en Elizabeth que lo hacía pensar que, de alguna manera, ella también estaba rota.
Al final del día, mientras caminaba hacia la última clase, Elizabeth lo detuvo nuevamente. Esta vez, lo tomó del brazo con fuerza, y Walter pudo sentir las uñas negras de ella clavarse levemente en su piel.
Elizabeth:
-No te confíes, Walter. Solo porque estás siempre sonriendo no significa que no pueda romperte. Y créeme, lo haré.-Susurrandole al oido-Walter tragó saliva, pero no respondió. Solo la miró con esa sonrisa triste que siempre llevaba consigo, una sonrisa que, aunque alegre, escondía mucho más de lo que nadie podía ver.
Walter:
-"Un día la ayudaré... Aunque ella no lo vea ahora."-Penso-La campana sonó, y Elizabeth se alejó, dejándolo con una sensación de vacío y miedo. Sabía que los abusos continuarían, pero algo en él se negaba a odiarla. Y aunque la relación entre ellos solo parecía empeorar, en su corazón, Walter creía que en algún momento, todo cambiaría.
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Entre sombras y cicatrices
RandomWalter es un joven de 19 años que, a pesar de su trágico pasado, mantiene una sonrisa brillante y una actitud optimista. Vive solo en una pequeña casa heredada tras un misterioso accidente que le arrebató a su familia. Con una vida tranquila y sin e...