Capitulo 44: Tentaciones ocultas

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El sol brillaba con fuerza en la ciudad, pero en el corazón de Walter había una tormenta. A pesar de sus esfuerzos por acercarse a Elizabeth, ella parecía distante, sumida en sus pensamientos y evitando pasar tiempo juntos. Él no entendía por qué, pero la preocupación comenzó a consumirlo. Se pasaba las noches desvelado, intentando encontrar formas de recuperar la conexión que una vez tuvieron.

En una cafeteria cercana a la casa, Walter se sentó en su mesa habitual, rodeado de amigos y ruidos de risas, pero su mente no estaba presente. A través de la ventana, vio a Elizabeth pasar, hablando con Samuel, y su corazón se hundió. Mientras ella reía y sonreía, algo dentro de él se rompía. ¿Por qué estaba ella tan feliz con él? La risa de Elizabeth, que siempre había iluminado su día, ahora solo acentuaba la sombra que se cernía sobre él.

Amigo de Walter:
—¿Estás bien, Walter? Pareces un fantasma.

Walter (forzando una sonrisa):
—Sí, solo… un poco cansado.

En su mente, se repetían las palabras de Samuel, su advertencia sobre lo que podría perder. La inseguridad se volvió un monstruo que lo devoraba, y cada momento que pasaba sin Elizabeth a su lado parecía interminable.

Por otro lado, Elizabeth estaba en una cena con Samuel, las velas parpadeaban mientras la música suave llenaba el aire. La conexión entre ellos resurgía con cada palabra compartida, cada mirada cómplice que intercambiaban. Aunque sabía que estaba haciendo algo peligroso, no podía evitarlo. Había algo en la forma en que Samuel la miraba, algo que la hacía recordar un tiempo en el que se sentía viva, deseada y segura.

Samuel (acercándose un poco más):
—He estado pensando en ti, Elizabeth. La vida ha sido un poco aburrida sin ti. Tal vez podríamos revivir algunas cosas de antes…

El corazón de Elizabeth latía con fuerza, una mezcla de culpa y deseo. Sabía que Walter era un buen chico, que la amaba de una manera pura, pero había algo irresistible en la historia que compartía con Samuel. Era peligroso, emocionante, y la atracción que sentía por él despertaba en ella un lado que había mantenido oculto.

Elizabeth (mirando hacia otro lado, dudosa):
—No sé, Samuel. Estoy… en una relación.

Samuel (sonriendo de manera encantadora):
—Pero no te sientes completamente feliz, ¿verdad? Solo quiero que recuerdes lo bien que lo pasábamos juntos. La química nunca desaparece.

Mientras hablaban, las barreras que Elizabeth había construido empezaron a desmoronarse. Los recuerdos de sus momentos juntos inundaron su mente, y sintió una oleada de nostalgia que la atrapó. La sensación de ser deseada la envolvió, como un abrigo cálido en una noche fría.

Mientras tanto Walter decidió hacer algo especial para Elizabeth. Había planeado una cita sorpresa en su lugar favorito, una pequeña cabaña en el bosque donde solían ir juntos. Creía que un momento a solas podría revivir la chispa que habían perdido.

Walter (con entusiasmo mientras envía un mensaje a Elizabeth):
—¿Te gustaría ir a nuestro lugar favorito este fin de semana? Creo que podríamos relajarnos un poco y recordar buenos tiempos.

Pero el mensaje quedó sin respuesta. Walter esperó y esperó, pero la luz del teléfono no se encendía. La inquietud crecía en su interior. ¿Acaso Elizabeth no quería verlo? La idea de perderla se le hacía insoportable, así que decidió investigar un poco más.

Al día siguiente, Walter estaba caminando por la calle cuando vio a Elizabeth y Samuel salir de un restaurante. La risa de Elizabeth resonaba en su mente, y al ver la manera en que Samuel la miraba, su corazón se hundió. La imagen de ellos juntos lo golpeó con una realidad cruel: estaba perdiendo a Elizabeth.

Walter (murmurando para sí mismo):
—No puede ser…

Luchando contra sus impulsos, decidió que lo mejor sería hablar con ella. Se dirigió hacia el restaurante, el pulso acelerado y la incertidumbre pesando sobre sus hombros. Pero justo cuando estaba a punto de entrar, una voz familiar lo detuvo.

Amigo de Walter:
—¿Walter? ¿Qué haces aquí?

Walter (dudando):
—Solo… estaba buscando a Elizabeth.

Amigo:
—La vi entrar con Samuel hace un rato. Parecían felices. ¿No sabías?

Las palabras resonaron en su cabeza como un eco aterrador. Walter sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. No podía permitir que esto sucediera, no podía perder a la mujer que amaba. Tenía que hacer algo, y rápido.

Walter se sentó en su cama, la luz apagada, sumido en sus pensamientos. Las imágenes de Elizabeth y Samuel compartiendo risas se repetían en su mente, y la desesperación lo consumía. Intentó recordarla riendo, con una sonrisa genuina, pero ahora esa imagen se había vuelto borrosa.

Decidió que necesitaba hablar con ella, aunque sabía que podría ser incómodo. Tenía que exponer sus sentimientos y su miedo a perderla. Con determinación, tomó su teléfono y le envió un mensaje.

Walter:
—Elizabeth, necesitamos hablar. Es importante.

El mensaje quedó en espera, pero él no podía quitarse el sentimiento de que estaba a punto de perderla. La incertidumbre de la situación con Samuel pesaba en su mente y, sin saberlo, la distancia entre él y Elizabeth continuaba creciendo, mientras ella se sumergía cada vez más en el pasado que creía haber dejado atrás.

Mientras tanto, Elizabeth y Samuel compartían una conversación animada. Samuel, con su sonrisa encantadora, estaba comenzando a borrar los miedos que ella había sentido con Walter. Con cada trago de vino y cada risa, Elizabeth se sentía más viva, más deseada.

Samuel:
—Así que, ¿cuándo dejarás a Walter? Sabes que no estás feliz con él. No es lo que realmente deseas.

Elizabeth (mirando a Samuel a los ojos, sintiendo la tentación):
—No sé… es complicado.

Samuel (con firmeza):
—Complicado o no, mereces ser feliz. Yo sé que todavía hay algo entre nosotros.

La tentación se cernía sobre ella como una sombra. En el fondo, Elizabeth sabía que estaba cruzando una línea peligrosa, pero el deseo y la emoción la llevaban hacia un lugar donde su corazón latía con fuerza. La lucha entre lo que sentía por Walter y el atractivo de su historia con Samuel la llevaban a un abismo que no podía ignorar.

Mientras las luces de la ciudad parpadeaban en la distancia, el futuro de su relación con Walter pendía de un hilo, y la decisión que debía tomar se acercaba rápidamente.

A medida que se acercaba el fin de semana, Walter estaba preparado para luchar por lo que amaba, pero no sabía que el peligro estaba mucho más cerca de lo que imaginaba.

Entre sombras y cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora