Capitulo 9- Jueves y Viernes, Conexión y Encuentro

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El jueves, la atmósfera en la escuela había cambiado. Después del incendio, todos parecían más unidos, pero los celos de Elizabeth estaban más presentes que nunca. Durante el almuerzo, ella no dejó de lanzar miradas asesinas a Vanessa, que seguía buscando la atención de Walter.

Walter: 
—¿Por qué no hablas con ella?—Dijo mirándola a Elizabeth—

Elizabeth: 
—¿Y tú crees que eso me interesa? No tengo por qué darle explicaciones.—Cito fríamente—

Walter sintió que la tensión aumentaba.

Walter: 
—No estoy diciendo que debas ser amiga de ella. Solo creo que deberías dejarlo ir.—dijo preocupado—

Elizabeth: 
—¿Tú también estás de su lado?—Le dijo desafiandolo—

Walter suspiró, sintiendo que la situación se volvía cada vez más complicada.

El viernes, Walter decidió hablar con Elizabeth después de clases. La tensión entre ellos había alcanzado su punto máximo. La estaba esperando afuera de la escuela.

Walter: 
—Necesitamos hablar.—Dijo determinado—

Elizabeth: 
—¿Sobre qué? ¿De Vanessa?—Dijo fría y distante mientras rueda los ojos—

Walter: 
—Sobre nosotros. No quiero que esto nos afecte.—Fue sincero—

Elizabeth: 
—¿Crees que no me doy cuenta de cómo me miras? Estoy celosa porque me importas, Walter.—Le dijo mirándolo con furia—

Walter: 
—¿Por qué no me lo dijiste antes?—Pregunto sorprendido—

Elizabeth: 
—No sé cómo manejarlo. Soy una idiota cuando se trata de ti.—dijo frustrada mirando a otro lado—

Walter: 
—No eres una idiota. Solo estás tratando de lidiar con tus sentimientos. Yo también estoy confundido.—Dijo con una sonrisa suave—

Elizabeth lo miró fijamente, su expresión pasó de la ira a la vulnerabilidad. Ambos permanecieron en silencio por un momento, y Walter sintió que la tensión en el aire comenzaba a desvanecerse.

Elizabeth: 
—A veces, siento que deberíamos ser diferentes, que deberíamos ser amigos y no esto… No quiero lastimarte, pero al mismo tiempo, no puedo dejar de sentir lo que siento.—Comento con voz temblorosa—

Walter: 
—No tienes que cambiar. Estoy aquí porque me importas, Elizabeth. Sé que nuestras diferencias son complicadas, pero eso no significa que no podamos encontrar una manera de hacer que funcione.—Dando un paso hacia ella—

Elizabeth sintió un nudo en el estómago. Las palabras de Walter resonaron en su mente, y por un momento, la rabia y los celos se transformaron en algo más. Se dio cuenta de que lo que realmente temía era perderlo, no solo a él como amigo, sino la conexión que habían comenzado a formar.

Elizabeth: 
—No quiero perderte, Walter. Eres diferente a todos los demás.—Fue sincera—

Walter sonrió, aliviado al ver que estaban en la misma página. Se acercó un poco más, su corazón latiendo con fuerza.

Walter: 
—Entonces, trabajemos en esto juntos. No me importan tus demonios, estoy dispuesto a enfrentar lo que venga, siempre y cuando estemos juntos.

Elizabeth, sorprendida por la sinceridad de Walter, sintió que una parte de su corazón se abría. Era un sentimiento nuevo para ella, algo que nunca había experimentado antes. Sin pensarlo, dio un paso adelante y tomó la mano de Walter, entrelazando sus dedos.

Elizabeth: 
—De acuerdo. Prometo intentar no ser tan posesiva y trabajar en mis celos. Pero tú también tendrás que ser honesto conmigo, ¿vale?—Dijo con una pequeña sonrisa—

Walter: 
—Lo prometo. Seremos un equipo.

El ambiente se sintió más ligero, y aunque sabían que había desafíos por delante, también entendían que estaban dispuestos a enfrentarlos juntos.

Después de esa conversación, el resto del viernes se sintió diferente. Walter y Elizabeth caminaron juntos hacia la salida de la escuela, riendo y hablando de cosas triviales. Para Walter, era un alivio ver a Elizabeth más relajada, y su corazón se sentía ligero al pensar que habían dado un paso hacia adelante en su relación.

Al llegar a casa, Walter se dedicó a cuidar de los gatitos, quienes lo recibieron con alegría. Mientras los alimentaba, no podía evitar sonreír al recordar la conversación que había tenido con Elizabeth.

Walter: 
—Parece que las cosas están empezando a cambiar, pequeños. Estoy seguro de que todo saldrá bien.—Dijo mientras acariciaba a Max—

Mientras tanto, en la casa de Elizabeth, la atmósfera era diferente. Después de un día lleno de emociones, se sentó en su cama, reflexionando sobre la conexión que había forjado con Walter. Aunque su carácter dominante y su actitud gótica podían hacerla parecer distante, había algo en él que la hacía sentirse viva.

Elizabeth: 
—Tal vez no todo está perdido. Quizás… solo quizás, haya esperanza.—Murmuro para ella misma—

Con una nueva determinación, se preparó para el día siguiente, sintiendo que había un camino que ambos podrían recorrer juntos, uno lleno de desafíos, pero también de posibilidades.

Entre sombras y cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora