Capitulo 13- Excursión al bosque

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El día esperado finalmente llegó: la tan ansiada excursión al bosque de campamento. Todos los estudiantes estaban emocionados por la oportunidad de escapar de la rutina diaria y disfrutar de la naturaleza. La escuela había organizado una semana completa de actividades al aire libre, y cada estudiante debía elegir a un compañero de viaje. Walter, feliz y entusiasmado, había decidido que su mejor opción era Elizabeth. Sin embargo, su elección no era solo por la amistad que habían cultivado, sino porque sentía que estaba a salvo con ella.

Cuando llegó el día, todos los estudiantes estaban divididos en grupos, empacando sus cosas en un autobús. Walter y Elizabeth se sentaron juntos, la sonrisa de él iluminando el ambiente, mientras que Elizabeth miraba con recelo a su alrededor. Sabía que en el campamento habría muchas oportunidades para que otras chicas se acercaran a Walter.

Walter: 
—¡Esto va a ser increíble! He estado esperando esta excursión por semanas.—Dijo entusiasmado—

Elizabeth: 
—Sí, claro. Será divertido… pero mejor no te alejes demasiado de mí, ¿sí?—Comento con falsa alegría—

Walter asintió sin pensar mucho en el matiz en su voz. A medida que el autobús avanzaba, Elizabeth trataba de no dejar que su ansiedad se notara. Sabía que Walter era amable y amistoso, lo que significaba que otras chicas querrían interactuar con él. Eso la hacía sentir incómoda, pero estaba decidida a proteger su “territorio”.

Al llegar al campamento, la naturaleza los recibió con los brazos abiertos: árboles altos, el canto de los pájaros, y el aire fresco del bosque. Después de descargar el equipaje, los profesores organizaron las actividades del día. Una de las más esperadas era la visita al lago, donde todos podrían nadar y relajarse.

Mientras los estudiantes corrían hacia el lago, Walter, con su usual entusiasmo, se unió a la multitud. El agua del lago brillaba bajo el sol, y el ambiente era festivo. Sin embargo, Elizabeth se mantuvo un poco atrás, observando cómo varios chicos y chicas se acercaban a Walter. Ella se mordía el labio, sintiendo que la necesidad de marcarlo aumentaba con cada sonrisa que él compartía con los demás.

Al llegar a la orilla, Walter se zambulló en el agua, riendo y disfrutando de la libertad que le ofrecía el lago. Varias chicas comenzaron a acercarse a él, buscando hacer amistad.

Sofía: 
—¡Walter! Ven aquí, vamos a hacer una competencia de saltos al agua.—Dijo desde la orilla—

Walter, siempre dispuesto a divertirse, salió del agua y se unió a ellas, saltando alegremente. Elizabeth, al ver cómo se reían y lo animaban, frunció el ceño. La sonrisa que antes había mostrado se desvaneció, y sintió un impulso irracional de acercarse.

Decidida a marcar su territorio, Elizabeth se acercó a Walter mientras él reía con Sofía.

Elizabeth: 
—Walter, ven aquí un momento.—Con voz firme—

Walter la miró con curiosidad, dejando a las chicas un poco decepcionadas.

Walter: 
—¿Sí, Elizabeth?

Ella tomó su brazo y lo guió un poco lejos de la multitud, aunque todavía cerca de la orilla.

Elizabeth: 
—Quería mostrarte algo.—Sonrio con intensidad—

Entonces, mientras los demás se distraían, Elizabeth se inclinó y le dio un suave mordisco en el antebrazo, un gesto de posesividad que Walter tomó como una broma amistosa.

Walter: 
—¡Vaya! ¡Eso fue inesperado!—Dijo mientras se reia—

Elizabeth sonrió, satisfecha, pero también sintiendo que sus celos podían convertirse en algo más complicado si no controlaba sus emociones.

Elizabeth: 
—Lo sé. Solo quiero que recuerdes que eres mi amigo, ¿vale?—Con tono jugueton—

Walter asintió, completamente ajeno a lo que realmente estaba sucediendo. Para él, era solo otra demostración de cariño de Elizabeth, algo que él apreciaba y disfrutaba.

Mientras continuaban las actividades en el lago, otras chicas no dejaron de intentar acercarse a Walter. Clara, en un intento por llamar su atención, se zambulló en el agua cerca de él.

Clara: 
—¡Walter, mira esto! ¡Voy a hacer un giro!—Grito sobre el ruido del agua—

Walter, emocionado por la energía de Clara, se volvió hacia ella.

Walter: 
—¡Eso suena genial! ¡Hazlo!

Elizabeth, observando desde la distancia, sintió que su estómago se revolvía. Clara estaba intentando hacer que Walter la mirara, y eso la incomodaba enormemente. Así que, sin pensarlo dos veces, se acercó nuevamente, interrumpiendo el momento.

Elizabeth: 
—Walter, ¿quieres un poco de agua?

Walter: 
—Oh, gracias, Elizabeth.—Dijo confundido pero halagado—

Cuando él se volvió para mirarla, Elizabeth no pudo evitar soltar un suspiro de alivio. En ese instante, su deseo de proteger a Walter de las demás chicas se volvió más fuerte.

Elizabeth: 
—Recuerda que estamos juntos en esto. No quiero que te alejes de mí.—Dijo suave y firme—

Walter, todavía sin entender el subtexto, sonrió.

Walter: 
—¡No te preocupes! ¡Siempre estaré contigo!

Al final del día, después de varias actividades y juegos en el lago, todos regresaron al campamento para cenar. Mientras se sentaban en la fogata, Elizabeth continuaba observando a Walter, notando cómo se reía y disfrutaba de la compañía de sus compañeros.

En un momento, Valeria se acercó, sentándose justo al lado de Walter.

Valeria: 
—Walter, ¿te gustaría compartir unas galletas?—Sonrió coqueta—

Walter, feliz de compartir, asintió, mientras Elizabeth sentía que la rabia burbujeaba en su interior.

Elizabeth: 
—Walter, creo que deberías ayudarme a llevar las sillas a la fogata.—Interrumpio con firmeza—

Walter miró a Elizabeth, un poco confundido, pero al ver su expresión, aceptó.

Walter: 
—Lo siento, Valeria. Tengo que ayudar a Elizabeth.

Elizabeth se sintió satisfecha al arrastrar a Walter lejos de Valeria, sin darse cuenta de que su comportamiento estaba levantando cejas entre sus compañeros. Ellos notaban la tensión, pero Walter seguía viendo todo con inocencia.

Mientras se retiraban hacia la fogata, Walter sonreía, pensando en lo genial que era tener a Elizabeth como amiga. Para él, cada gesto de afecto de ella era simplemente una forma de cariño. Pero Elizabeth, por otro lado, luchaba contra sus propios demonios, sabiendo que su posesividad estaba creciendo y que necesitaría controlarla si quería mantener a Walter a su lado.

A medida que la noche avanzaba, los juegos, risas y conversaciones continuaban, pero la sombra de la posesión de Elizabeth se cernía sobre ellos, creando un contraste entre la despreocupada inocencia de Walter y los oscuros celos de Elizabeth. El campamento prometía ser un lugar de descubrimientos y desafíos, donde su relación iba a ser puesta a prueba de maneras que ni Walter ni Elizabeth podían prever.

Entre sombras y cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora