Capitulo 15- Frío y privacidad

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El tercer día en el campamento comenzó con un cielo gris y un frío penetrante que se colaba a través de las telas de las tiendas. Los profesores, preocupados por el clima, anunciaron que todos los estudiantes debían permanecer dentro de sus tiendas durante el día. Walter y Elizabeth, como compañeros de viaje, se encontraron en su cabaña, listos para pasar el día juntos.

Walter, siempre lleno de energía, se sentó en su saco de dormir y miró a Elizabeth con una sonrisa radiante.

Walter: 
—¡Qué suerte tenemos de estar solos hoy! Podemos hacer lo que queramos. Tal vez podríamos contar historias o jugar a algún juego.—Dijo entusiasmado—

Elizabeth sonrió, disfrutando de su entusiasmo. Para ella, ese día representaba una oportunidad perfecta para profundizar su conexión con Walter sin la interferencia de otras chicas o la mirada de los demás.

Elizabeth: 
—Sí, eso suena divertido. Me encantaría escuchar tus historias.

Walter comenzó a hablar sin parar, compartiendo anécdotas sobre su infancia, sus sueños y las cosas que le apasionaban. Cada palabra que salía de su boca hacía que Elizabeth se sintiera más atraída hacia él, disfrutando de su inocencia y alegría. Ella se acomodó más cerca, dejándose llevar por el ambiente acogedor de la tienda.

Walter: 
—Y una vez, intenté hacer un pastel con mi abuela, pero terminamos haciendo un desastre en la cocina. Fue muy divertido, aunque nunca lo dejé que ella lo supiera.

Elizabeth se reía, sintiéndose más cómoda y feliz con cada historia que Walter contaba. Se dio cuenta de que podía dejar de lado sus celos por un tiempo y disfrutar de la compañía de su amigo.

Elizabeth: 
—Si alguna vez necesitas ayuda con la cocina, solo llámame. Tal vez podamos hacer algo juntos y no dejar que sea un desastre esta vez.—Con tono juguetón—

Walter se iluminó ante la idea, imaginándose una tarde de diversión en la cocina con Elizabeth.

Walter: 
—¡Sí! Sería increíble. Podríamos hacer galletas o cupcakes.

La conversación continuó fluyendo, y Elizabeth, en un impulso de afecto, empezó a dejar pequeñas marcas de "amistad" en el brazo de Walter, mordisqueando suavemente su piel mientras reían. Él lo interpretaba como un gesto de cariño entre amigos, sin saber que cada marca era una forma de posesividad y deseo de parte de ella.

A medida que la tarde se convirtió en noche, el frío se intensificó, creando un ambiente acogedor dentro de la tienda. Walter, lleno de energía, sugirió que hicieran una fogata improvisada dentro de la tienda con unas velas que había traído. Elizabeth se sintió emocionada ante la idea, ya que podría crear un ambiente más íntimo.

Walter: 
—Esto se verá genial. ¿No te parece?—Dijo mientras preparaba las velas—

Elizabeth: 
—Definitivamente. Será perfecto.

Con la luz tenue de las velas iluminando la tienda, Walter se acomodó más cerca de Elizabeth, sintiendo una conexión especial. La conversación cambió a temas más personales, y Walter comenzó a abrirse sobre sus inseguridades y el miedo a no ser lo suficientemente bueno para las personas que le importaban.

Walter: 
—A veces me pregunto si soy un buen amigo. Siempre trato de hacer lo mejor que puedo, pero… no sé si siempre lo logro...

Elizabeth lo miró, sintiendo un deseo profundo de consolarlo.

Elizabeth: 
—Eres un gran amigo, Walter. A veces, lo que importa es que estés ahí.

Walter sonrió, agradecido, y en ese momento, Elizabeth sintió que la atracción que había estado ocultando dentro de sí se desbordaba. Sabía que estaba en un punto crítico, un momento donde podía actuar sin que nadie más los interrumpiera.

Elizabeth: 
—¿Sabes? A veces los amigos hacen cosas especiales entre ellos. Cosas que les unen más.—Dijo seductoramente—

Walter, con su naturaleza inocente, no captó del todo el subtexto en sus palabras.

Walter: 
—¿Qué tipo de cosas?

Elizabeth se acercó aún más, sus ojos brillando con un deseo oculto.

Elizabeth: 
—Cosas que solo los amigos pueden compartir, momentos que los hacen más cercanos. Es algo que podría hacernos sentir aún más conectados, ¿no crees?

Walter sintió un cosquilleo en su estómago, confundido pero intrigado. La manera en que Elizabeth lo miraba lo hacía sentir especial, como si estuviera a punto de descubrir algo importante.

Walter: 
—Supongo que sí…

Sin decir más, Elizabeth tomó la iniciativa. En un instante, se acercó, guiando a Walter hacia un abrazo suave pero intenso. La conexión entre ellos se volvió palpable. Las velas parpadeaban, creando sombras danzantes alrededor, mientras Elizabeth murmuraba palabras reconfortantes y seductoras que hicieron que el corazón de Walter latiera más rápido.

En ese momento, ambos se dieron cuenta de que estaban cruzando una línea, un umbral hacia algo más profundo. Walter se sintió emocionado, pero también un poco nervioso. Sin embargo, la dulzura de Elizabeth y su confianza le hicieron sentir seguro.

El ambiente en la tienda se tornó más cálido, y mientras el silencio de la noche envolvía el campamento, Elizabeth comenzó a guiar a Walter hacia una experiencia que cambiaría su relación para siempre, sin que él comprendiera por completo lo que estaba sucediendo.

Lentamente, Elizabeth fue quitandole la camisa a Walter, revelando su torso bien trabajado, ella no pudo evitar soltar una pequeña risita mientras empezó a morder sus pectorales suavemente mientras lo miraba, ajeno a todo, Walter soltaba pequeños jadeos pero disfrutaba de estos momentos de "amistad" con Elizabeth.

Poco a poco, esa noche se puso más caliente, Elizabeth se desnudo y también desnudo a Walter, viendo su  gigante y enorme y gruesa y larga y jugosa y erecta y dura verga, lo cual hace que el se intente tapar por vergüenza, ella se sorprende de que alguien tan adorable y algo tímido en lo físico tenga algo así, pero a ella no le importa y solo se ríe un poco, toma sus manos para evitar que se tape y lo besa para que se calme.

Elizabeth le quitó la virginidad a Walter de una forma que el no pudo imaginar, aunque fue en contra de su voluntad, el no se resistio, Elizabeth era una persona muy especial para ella y quería que ella sea feliz, y además, estaba feliz de que su primera vez sea con ella.

Entre sombras y cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora