Ambos tienen vida diferentes ella es una espía asesina del gobierno y el es un detective que trabaja en la CIA, por años él a estado en busca de una organización secreta, que asesina personas sin dejar huellas o testigos, en cambio ella está cansada...
—Lo felicito señor por haber cumplido su objetivo.
—Guarda tus felicitaciones para después aún no termino. ¿Como está Lea?
—Se encuentra bien y a salvo excepto que no quiere comer.
—¿Como que no quiere comer?
—Pues la señorita desconfía de nosotros.
—Debí imaginarlo.
—Ya está listo para volver a casa señor.
—Si pero primero haré algo que tengo pendiente y necesito que me lleves a la casa de Alice.
—Como ordene...
Mattia y su mano derecha se fueron ambos hasta el departamento de Alice.
—Espérame aquí volveré pronto.
Comienzo a subir en el ascensor y al llegar toco la puerta y ahí estaba ella.
—¿Que haces aquí, pensé que no querías verme?
—Hoy si quería verte.
—yo también quería verte desde hace mucho tiempo.—Alice comienza acercarse a mi mientras se desnuda.
—Quiero dejarte algo muy en claro Alice...
—Lo que quieras.—Dice cerca de mis labios.
—A mi mujer no la vuelves a tocar.
Alice me mira extrañada y rápidamente la tomo por el cuello y la tiro al piso mientras comienzo a asfixiarla.
—Esto fue por la tortura que le hiciste pasar por una semana, que creías que lo había olvidado. Fíjate que no lo olvide
Alice comienza a patalear y moverse intentando respirar pero es imposible hasta que veo como su pier pierde el color y sus labios se tornan morados al comprobar que no respiraba saco los algodones y e alcohol para pasársela por el cuello borrando toda marca de huellas de su cuello para luego subirme al auto y acelerar hasta mi casa o mejor dicho la mansión D'Angelo.
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Salgo del auto mientras entro en la casa y todos los sirvientes están en fila esperando por mi.
—Bienvenido a casa señor D'Angelo.
Una sirvienta se me acerca para retirarme la chaqueta, para luego seguir caminando hasta mi oficina.