Pequeños escenarios de los ninjas como novios... situaciones graciosas, románticas, vergonzosas y cosas de todos los días...
Los personajes que entrarán son:
Kai
Lloyd
Cole
Jay
Nya
Zane
El frío era casi insoportable. Las tierras heladas que Zane había reclamado como el Emperador de Hielo se extendían hasta donde alcanzaba la vista, un desierto blanco y silencioso. T/N, secuestrada por el mismo hombre al que una vez había amado, apenas podía reconocer a Zane. Su rostro, alguna vez cálido y lleno de bondad, ahora estaba cubierto por una expresión fría y distante. El corazón de T/N se partía al verlo tan cambiado, pero se negaba a creer que el Zane que conocía y amaba hubiera desaparecido por completo.
La fortaleza del Emperador de Hielo era sombría, sus muros de hielo brillaban bajo la tenue luz de un sol que apenas se veía en esas tierras congeladas. T/N estaba encerrada en una celda, custodiada por los implacables soldados de hielo. Su mente vagaba entre la desesperación y la esperanza, intentando descifrar cómo salvar a Zane de sí mismo. Sabía que, de alguna manera, el ninja de titanio que la había amado seguía allí dentro.
Un día, mientras las tormentas de nieve rugían afuera, algo inesperado ocurrió. Zane entró en la celda, pero había algo diferente en él. Su mirada, que antes era fría y vacía, ahora parecía llena de dudas. T/N lo miró con cautela, con una mezcla de miedo y esperanza.
—Zane... —susurró, su voz temblando—. ¿Recuerdas quién soy?
Zane la miró, su ceño fruncido, como si luchara internamente con algo. Algo en sus ojos cambió por un instante, un destello de reconocimiento cruzó su rostro.
—T/N... —murmuró Zane, su voz mecánica sonaba más humana, más cálida—. ¿Qué... estoy haciendo?
El hechizo del Emperador de Hielo comenzaba a romperse. Los recuerdos comenzaron a inundar la mente de Zane: sus amigos, sus misiones, y sobre todo, su amor por T/N. Se llevó las manos a la cabeza, como si las piezas de su identidad estuvieran volviendo a encajar. Un grito ahogado salió de su garganta mientras el hielo que lo rodeaba comenzaba a desmoronarse.
—¡Zane! —gritó T/N, corriendo hacia él. A pesar de estar debilitada por el frío, lo abrazó, sosteniéndolo mientras él luchaba contra la oscuridad que había controlado su mente.
Justo cuando parecía que Zane estaba de vuelta, el consejero, un ser traicionero que había manipulado a Zane para convertirse en el Emperador de Hielo, apareció en la puerta. Sus ojos brillaban con malevolencia, sabiendo que su control sobre Zane estaba a punto de romperse.
—¡No permitiré que esto termine así! —gritó el consejero, lanzándose hacia T/N con una daga de hielo en la mano.
Zane, ahora completamente consciente, reaccionó instintivamente. En un destello de velocidad, se interpuso entre T/N y el consejero, bloqueando el ataque con su brazo de titanio. La daga se rompió en mil pedazos al chocar contra la resistencia de Zane, quien miraba al consejero con una ira que no había sentido en mucho tiempo.
—¡No te atrevas a tocarla! —rugió Zane, su voz resonando con autoridad.
Con un movimiento rápido y preciso, Zane desarmó al consejero, derribándolo al suelo. El villano cayó de rodillas, incapaz de enfrentarse a la fuerza del ninja que había recuperado su verdadera identidad. Zane se volvió hacia T/N, sus ojos llenos de preocupación.
—¿Estás bien? —preguntó, tomando sus manos con cuidado.
T/N asintió, aunque aún estaba en shock por lo que acababa de suceder. Pero al ver a Zane, su Zane, de regreso, no pudo evitar sonreír.
—Lo estoy, gracias a ti.
Zane la abrazó con fuerza, su cuerpo de metal frío, pero su corazón cálido y lleno de amor. El hielo a su alrededor comenzó a derretirse, simbolizando el final de su reinado como Emperador de Hielo y el regreso del verdadero Zane.
—Siento haberte hecho pasar por esto... —susurró Zane—. Nunca debí haberte perdido de vista.
T/N lo miró, acariciando su rostro.
—Lo importante es que regresaste. Y te amo, Zane. Nunca lo olvides.
Juntos, salieron de las ruinas de la fortaleza de hielo, dejando atrás el oscuro capítulo del Emperador de Hielo y abrazando el futuro que les esperaba, unidos nuevamente.
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