capitulo 3

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Es durante las últimas semanas de noviembre que Zuko y los niños se mudan a su nuevo apartamento con ayuda de los otros tres.

Sansa y Tsukauchi habían logrado meter a Zuko y los niños en un pequeño programa beneficiario para aquellos sin hogar, donde cada mes recibía un bono que utilizó para alquilar el apartamento.

Al mismo tiempo, Zuko había ahorrado parte del dinero que ganaba en su trabajo para comprar lo necesario para los niños, como ropa, con un poco de ayuda de Iida, quien había traído la ropa que ni él ni su hermano utilizaban.

Los niños, por su parte, se estaban adaptando a su nueva apariencia e identidad que ellos mismos, con ayuda de Zuko, habían creado. Aún se les hacía extraño levantarse por las mañanas y ver sus cabellos café oscuro.

Fue durante la cena que recibieron una visita de sus vecinos, una mujer de cabello negro con reflejos verdes y su hijo, que parecía tener la misma edad que Shouto.

-Buenas noches -saludó Zuko de manera cordial pero también alerta.

-Buenas noches, disculpe la hora, solo queríamos darle la bienvenida -dijo la mujer con una sonrisa amable. En sus manos había una canasta con galletas-. Las hice con mi hijo. Soy Midoriya Inko y este es mi hijo Izuku.

-Hola -saludó Izuku de manera tímida mientras se escondía detrás de su madre.

-Mucho gusto, soy Himura Zuko -se presentó Zuko con una pequeña reverencia para después recibir la canasta con una sonrisa-. Espero que nos podamos llevar bien, Midoriya-san, y a ti también, Midoriya-kun.

-Lo mismo espero, Himura-san -dijo Inko con una sonrisa. Después se dio la vuelta para regresar con su hijo a su apartamento.

-Midoriya-san -llamó Zuko antes de que ella entrara a su apartamento. Esta se detuvo, esperando la pregunta con curiosidad-. ¿Sería posible agendar una cita de juego entre tu hijo y mi hermano?

-Sería un placer -dijo Inko con una gran sonrisa mientras acariciaba la cabeza de Izuku, quien se veía muy esperanzado-. Avísame cuando estés libre.

-¿El domingo por la tarde? -preguntó Zuko con una pequeña sonrisa-. Deseo llevar a los niños un rato al parque al final de la cuadra. Puedes venir también si lo deseas, para que puedan jugar.

-Sería un placer acompañarlos -respondió Inko con una gran sonrisa. Izuku se veía muy emocionado ante la idea de salir y tener un nuevo amigo.

-Nos veremos entonces. Que tenga buena noche -dijo Zuko para después entrar al apartamento de nuevo tras escuchar la respuesta de Inko. Los niños desde la mesa miraban con curiosidad a Zuko.

-Bueno, niños, este fin de semana saldremos un rato -dijo Zuko con una sonrisa mientras dejaba la canasta encima de la mesa.

-¿Y esa canasta? -preguntó Shouto mientras se asomaba a ver con curiosidad el interior de la canasta-. ¡Ohhh, galletas! ¿Puedo comer una?

-Claro, ya las probé y están deliciosas -comentó Zuko con alegría mientras revolvía el cabello de Shouto. Luego tomó los platos de los niños y los llevó al lavaplatos.

-¿Por qué tenemos que ir nosotros también? -se quejó Natsuo levemente. Fuyumi le dio un codazo por su imprudencia-. ¡¿Qué?! Será aburrido estar con niños pequeños.

-Si quieren, pueden ir a otro lado -dijo Zuko mientras lavaba los platos. Natsuo lo miró con sorpresa-. La idea de la salida es que se diviertan, no que se aburran. Así que pueden hacer otra cosa si lo desean.

-¿De verdad? -preguntó Natsuo con sorpresa y sospecha-. Hay una trampa, ¿verdad? Esto es demasiado bueno para ser verdad.

-Umm, la única condición sería que me avisaran en todo momento dónde están y que no se metan en problemas -explicó Zuko mientras colocaba los platos en sus respectivos puestos-. Pero del resto, todo bien.

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