Capitulo 28

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Con la llegada de los cuatro niños, la tensión en los hombros de Zuko desapareció.

Ahora podía enfocarse en una manera de regresar a su hogar con sus amigos y familias.

Pero lo que más le alegra a Zuko de tener a los niños cerca es ver sus ojitos llenos de alegría mientras exploran el palacio y juegan en el patio.

Sin embargo lo que más llama la atención tanto del personal del palacio como de algunos embajadores es que pueden encontrar a los niños de 8 y 9 años en la biblioteca o en el patio con los patos-tortuga o jugando a la pelota

Y a los mayores de 12 y 16 se les podía ver haciendo travesuras por todo el palacio con ayuda de la amiga del Avatar, la maestra tierra.

Si bien el pequeño grupo de 4 siempre tiene una broma preparada en algunas habitaciones o lugares específicos, las víctimas favoritas eran sin duda, el equipo avatar.

Y todos tenían claro el motivó, tenían cierto rencor hacia ellos, especialmente contra la maestra agua.

A veces los más pequeños se unían a ellos, pero naturalmente prefieren hacer sus propias actividades.

Lo que más le parecía tierno de toda la situación, es que Izumi sentía cierto interés hacia Iroh, se le podía ver corriendo detrás de él o siendo cargada en sus hombros por él dragón del oeste, lo cual era tan tierno en opinión de algunos sirvientes, ver al gran y poderoso señor del fuego con sus ojos llenos de amor hacia la pequeña princesa.

Y aún así con Izumi en sus brazos, Iroh jamás se olvido de los otros niños, siempre tenía su agenda libre para las comidas y las tardes para tomar té.

A Zuko le encantaba ver cómo su tío, la persona que más quería, llevándose tan bien con sus hijos y  como ellos lo querían también.

Y mientras ellos disfrutaban de su tiempo en el palacio, Zuko se encontraba atrapado en la biblioteca o en su habitación, cargando un pesado huevo de dragón que podría nacer en cualquier momento y necesitaba de su fuego control para poder hacerlo.

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El sol brillaba intensamente sobre el Palacio de Caldera, y los pasillos estaban llenos de ecos de risas y pasos apresurados. Shouto, con su cabello bicolor brillando a la luz, lideraba a sus amigos a través de los intrincados corredores del palacio. Tenía una misión: encontrar la oficina de su tío, el Señor del Fuego Iroh.

-¡Vamos, chicos! ¡No podemos perder más tiempo! -Exclamó Shouto, con una mezcla de emoción y determinación en su voz.

-¿Estás seguro de que sabemos a dónde vamos? -Preguntó Izuku, un poco nervioso mientras miraba a su alrededor. -Este lugar es enorme.

-Sí, he escuchado a los sirvientes hablar sobre la oficina de Iroh. -Respondió Shouto, con confianza. -Solo tenemos que seguir el pasillo hasta el final y luego girar a la derecha.

-Tengo una pregunta. -Comentó Hitoshi con su actitud aburrida de siempre. -¿Porque vamos a su oficina?

-Tengo la misma curiosidad. -Añadió Tenya, ajustándose las gafas.

-Es una buena pregunta. -Murmuro izuku mientras los tres miraban a Shouto esperando la respuesta. -Shochan?

Shouto decide ignorarlos, no quiere arruinar la sorpresa todavía, quiere encontrar a Iroh que sea el primero es saberlo, sus amigos notan su silencio Pero deciden no cuestionarlo más solo lo siguen, esperando que esté haciendo lo correcto.

Mientras avanzaban, los cuatro amigos se encontraron con un grupo de guardias que los miraron con curiosidad. Shouto se detuvo y sonrió dulcemente.

-¿Podrían indicarnos cómo llegar a la oficina del abuelo Iroh? -Preguntó Shouto con una expresión dulce, que había aprendido de Izuku cuando quería algo de su madre.

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